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El nacimiento de Ryunosuke había traído consigo un caos, los pequeños ataques que los rebeldes llevaban acabo eran truncados por los guardias y los hacían retroceder debido a ello.
Su frustración era tanta que se la pasaba horas ideando nuevos planes para no ser descubiertos, buscaba la manera de no poner a nadie en desventaja y sobre todo, no perder a los pocos rebeldes.
¿Cómo atacaría esta vez? Si intentará un ataque rápido solo sería para debilitar a las tropas de Beldam y al mismo tiempo no perder a ningún rebelde, pero eso no sería apropiado. Necesitaban un golpe más fuerte, no entendía cómo pero sus movimientos se había hecho predecibles para el enemigo.
Veía los mapas una y otra vez intentando buscar alguna manera para debilitar el reino, algún ataque para quebrar esos muros y recuperar sus tierras, algo que pudiera regresarle la seguridad a todas esas personas.
Frunció su entrecejo sin nada más por hacer, se dejó caer sobre la silla y suspiró frustrado, molesto y hasta desesperado. Unos brazos fuertes rodearon su cuello, y unos labios comenzaron a dejar pequeños besos sobre su mejilla izquierda.
-¿Molesto?- cuestionó Miguel con un toque de coquetería en su voz, él estaba igual de frustrado que Hiro, quien lo miro unos breves segundos y asintió.
-Cómo no tienes idea- murmuró tallando su frente, Rivera lo miro y sonrío complacido, dejando aún más besos sobre sus mejillas y el resto de su rostro de poco a poco.
-Toma un descanso, tal vez eso ayude- murmuró el moreno con una sonrisa -¿Cómo dice tu hermano?- se cuestionó más a sí mismo que al contrario -¡Busca otro ángulo!- repitió.
El plateado se levantó de la silla y miró a Miguel, dispuesto a besar sus labios, dejando que su estrés se fuera en aquella acción. Lo quería demasiado, nunca había experimentado aquel sentimiento pero era justo como lo que decían las obras de romance, aquellos aspectos que parecían una enfermedad ante sus juveniles ojos, ahora eran una nueva forma de compartir sus gustos.
-Tienes razón, debería descansar- murmuró Hiro, apoyando su frente en el pecho del moreno, quien acaricio su largo cabello negro.
-¿Podemos tener una cita?- cuestionó después de un rato, logrando que el futuro líder lo mirara con una sonrisa burlona.
-¿Una cita?- cuestionó de vuelta.
-Ya sabes, lo que hacen las parejas cuando se aman. Comparten tiempo, gustos, comen y hasta bailan a veces; además, sería nuestra primera cita- explicó.
-Nunca había oído de tal cosa- explicó Hiro cruzándose de brazos.
-Los plateados son unos aburridos entonces- murmuró Miguel llevando una de sus manos a su mentón.
-¿Me acabas de llamar aburrido, Rivera?- cuestionó Hiro con un tono de voz burlón. Miguel sintió su cuerpo tensarse y su piel palideció.
-¡No... yo solo, no quise decir eso, es solo que... arrrgh! Pido piedad, perdóname- murmuró frustrado azotando una de sus manos contra su frente mientras Hiro lo miraba con sus brazos cruzados, de manera burlona.
Le gustaba hacer eso, poner nervioso al rojo sin razón aparente para ver sus reacciones. Hiro nunca compartió los ideales de los plateados, no creía que las sangres fueran diferentes solo por su color pero no estaba familiarizado con bastantes costumbres rojas.
El plateado comenzó a reír después de eso, acercándose de nuevo a Miguel para besarlo apasionadamente mientras el otro sentía que moriría de los nervios, después de algunos segundos en que ambos cuerpos dejaron la tensión que sentían se separaron.
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The Crown (Higuel/Kuban/Marckyle)
FanficLa sangre se divide en dos colores, plateada y roja. La Casa Hamada está extinta, los Rebeldes Rojos deben ver la manera de sobrevivir. ADVERTENCIA: CONTENIDO +18 EXPLÍCITO, VIOLENCIA, AGRESIÓN SEXUAL, RELACIONES SEXUALES, ETC. LOS PERSONAJES UTILI...