X. Sobrevivir

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-¡Atacame con todo lo que tienes, imbécil!- grito furioso su oponente.

El pelinegro estaba en el suelo, su labio sangraba y tenía golpes en su cuerpo, pero su oponente estaba peor a él.

Aún estando sobre una de sus rodillas vio al hombre que le gritaba con desespero, se limpio el labio con el antebrazo y después se levanto lentamente.

-¡Maldito imprudente!- grito Hiro mirandolo atento -Tú capacidad cerebral está muy por debajo de la mía y no te has dado cuenta de que estoy bloqueando las comunicaciones. Lo que me impide atacarte con todo lo que tengo- explico sabiendo que el plan iba a la perfección.

El hombre miró aterrado a Hiro, y después comprobó esto intentando llamar refuerzos, pero tal como había dicho el plateado, las comunicaciones estaban cerradas.

El hombre sintió su cuerpo temblar, si no lo estaba atacando con todo su poder y estaba a unos golpes de morir, no quería saber lo que pasaría si el chico atacaba con todo lo que tenía.

-Habla de una maldita vez antes de que acabe con tu miserable y repugnante vida- Hiro dio unos pasos en dirección al hombre pero este se alejó de igual manera, intentando no demostrar su debilidad -¿Qué es lo que quiere Beldam? Habla de una buena vez.

De las manos de Hiro salieron algunos rayos incontrolables que delataban su enojo, y su cabello estaba comenzando a ser manipulado por la electricidad al igual que el resto de su cuerpo.

El príncipe no sabía cómo se encontraban los demás, al cortas las comunicaciones también se habían cortado las de ellos. Ese acto era un arma de doble filo que estuvieron dispuestos a utilizar, pero ahora y a juzgar por los oponentes tan fuertes que le habían tocado al Hamada, temía por la vida de sus compañeros.

El hombre frente a Hiro corrió en su dirección con una de sus manos hecha piedra, el Hamada sonrío e intentando que su método de aislamiento en las comunicaciones no se desactivará atacó.

Los rayos chocaron contra la roca, provocando que el humo y la ahora apareciente ceniza se dispersara por todo el lugar.

El chico volvió a atacar en ese momento, sabía que su oponente estaba débil y siguió atacando muy de cerca cuerpo a cuerpo.

[...]

5 horas antes:

La mujer miro atenta a los doce jóvenes que estaban frente a ella, todos con la mirada baja.

Doña Rosa estaba molesta, lo tenían todos presentes y más las dos personas que estaban a las orillas de cada lado. Ambos jóvenes (en los que doña Rosa posaba más su vista), tenían las cejas fruncidas y la cara de vergüenza que delataba sus sospechas.

-Han puesto el campamento en peligro- comento la mujer en un tono duro.

-Es mi culpa- comento Miguel dando un paso adelante, haciendo que todos lo miraran con asombro.

-No, fue mi culpa- interrumpió Hiro caminando en dirección a doña Rosa.

-Hiro...

-Yo obligue a Miguel a traer al plateado hasta el campamento, fui ignorante y rencoroso. Es mi culpa que esto haya sucedido- comento Hiro interrumpiendo a Miguel.

-El campamento está en peligro, ¿te das cuenta de eso?- la mujer observo de manera molesta a Hiro, que a pesar de sentirse avergonzado y molesto, su semblante se mantenía duro y las cejas oscuras estaban fruncidas.

-Lo tengo en cuenta- Hiro asintió firme sin titubear.

-Esto es absurdo, ignorante y hasta molesto. Te hemos dado nuestra confianza y, solo llegan más plateados a este lugar y todo se vuelve un caos- reprochó la mujer.

The Crown (Higuel/Kuban/Marckyle)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora