capitulo tres

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Había transcurrido unas semanas luego del incidente con el hijo de la señora Jeon y Taehyung aun seguía abrumado por toda esa descarga de emociones. Se preguntaba cada noche si la reacción de ese muchacho habría sido diferente de no haber abierto la boca. Sin embargo, el entendía que la idea de un posible que tal si no era mas que inútil.

Ahora, a días del evento anual del pueblo, se debatía entre ir en busca de aquel joven o simplemente guardar distancias, tal como él había pedido. Pero no podía, le había prometido a su madre tratar de encaminar a su hijo y quizá muy en el fondo una parte suya esperaba poder tener a Jungkook como su pupilo. Una parte necia y egoísta.

— ¿Crees que debería insistir? — pregunto el pelinegro arrodillado  frente al altar. El rosario enredado entre sus dedos. — Tengo muchas dudas y ninguna de ellas parece tener respuesta alguna, padre. Jamás me he sentido tan perdido.

Un silencio lo rodeo mientras resentía el dolor en sus rodillas, quizá llevaba alrededor de media hora rezando, tratando de hallar una respuesta, pero nada llegaba a el y eso solo lo volvía ansioso. Taehyung quería hacer muchas cosas, pero no contaba con el valor.

Al anochecer, salió por la puerta trasera de la iglesia y camino al pueblo. Su ropa era ligera, trataba de mezclarse con los jovenes y la vestimenta actual. Había notado que Jungkook resentía mucho de las ropas religiosas o todo aquello que le recordara aquello, así que podría intentar acercarse al  muchacho tratando de familiarizarse con sus costumbres.

— Dios mío, sueno como un total anciano.

Recorrió las calles tratando de hallar la avenida correcta entre los caminos de tierra, después de muchos años se había logrado familiarizar con ellos y no titubeaba al seguir su sendero. A su alrededor, las luces de algunos puestos familiares iluminaban la penumbra de la noche al igual que el ladrido de algunos perros, de esa manera no se sentía incomodo debía al profundo silencio de la noche.

Cuando llego a su destino observo a su alrededor, notando enseguida cuanto silencio había y la oscuridad que residía en los callejones. Apresuro su paso y llamo a la puerta de la mujer esperando que estuviera aun despierta o por una mera coincidencia, fuera su hijo quien abriera la puerta. Sin embargo, un joven hombre fue quien lo recibió.

— ¿Necesita algo? — las luces del interior se colaron en una pequeña rejilla al dejar solo un breve espacio entre la puerta y el hombre.

Taehyung reconoció que no era del pueblo.

— Uhm si, buenas noches. Soy el sacerdote del pueblo, me justaría hablar con la señora Jeon — el asintió, Taehyung se sintió incomodo por el breve silencio. — ¿Es usted algún familiar suyo? Quizá pueda llamarla.

— No, de hecho padre...— el hombre dio un paso atrás y abrió la puerta saliendo de la casa para cerrarla detrás de si. — Mi tía no se encuentra ahora, salió en busca de su hijo y me encargo quedarme.

—Entiendo.

Los ánimos del pelinegro se redujeron numerosamente y no paso desapercibido para aquel joven hombre, Taehyung dio una reverencia antes de darse la vuelta y regresar a casa.

— Espere padre, quizá quiera esperarla un rato. Dudo mucho que tarde demasiado. ¿Le gustaría pasar?

— No creo que...

—Por favor, padre, yo insisto — el hombre apoyo una mano en su pecho y con la otra abrio la puerta, dándole paso libre. — Esta helando afuera.

— Muchas gracias, oh... No me he presentado — dijo el pelinegro mientras ingresaba y tomaba asiento frente a la mesa del centro, el hombre hizo lo mismo. — Me llamo Taehyung, Kim Taehyung.

Jardín de Amapolas  敌人  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora