capítulo diez

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Taehyung tuvo un sueño, luego de tantas noches a la deriva había logrado dormir un poco y en el sueño que tuvo, él se veía así mismo corriendo. Los árboles se alzaban a su alrededor, incluso oía el cantar de los pájaros, corrió tanto que sintió el temblor en sus piernas. Y casi despertó al encontrarse en el lugar que solía compartir con Jungkook, pero esto era diferente. Todo estaba destrozado, no había estanques ni rastros de la hierba verde y sana; todo se había reducido a cenizas.

Podía sentir el picor en sus pies desnudos, los restos de troncos secos herían su piel. Se removió en ello, bajando las sábanas y dejando la mitad de su cuerpo al descubierto. Fue miserable cuando frente a él, el enorme pastizal ahora hecho cenizas comenzaba a pintarse de rojo, escuchó gritos llenos de dolor que estremecieron su alma y se levantó jadeante.

Correcto, era un sueño. Solo estaba soñando o en su peor descripción teniendo una pesadilla.

Se removió en las sábanas y recostó su cabeza nuevamente, había un poco de sudor en su frente y lo limpió con la manga de su camisón. En la soledad de su hogar, el silencio hacia un eco asfixiante que le calaba el alma.

Hace algunos días atrás, Taehyung se había aventurado al bosque. Le costó un poco ya que siempre iba en compañía pero pudo llegar a salvó gracias a las marcas y el conteo de sus pasos. Con la llegada de la primavera, los rosedales habían brotado totalmente hermosos y sanos. Por supuesto, grande fue su sorpresa al descubrir que en su lugar secreto un enorme manto de amapolas rojas cubría la hierba.

Recuerda haber llorado un poco más fuerte, arrodillado y golpeando su pecho se arrepintió de todo lo que pudo haber dicho y lo que no. Porque Jungkook no había olvidado sus palabras y había tenido el detalle de sembrar sus flores favoritas. Taehyung sintió su corazón cálido mientras lloraba extrañando al muchacho.

No podía seguir tratando de engañar a su corazón, por más que intentará y el hilo cerebro-boca este en total desacuerdo a la hora de expresarse. Taehyung no podía seguir dañando el cariño que había hecho unilateral. Quería enmendar las cosas, a como diera lugar pero no tenía idea de dónde encontrar al muchacho y él simplemente no conocía la ciudad. Además, con la situación actual que el país abarcaba quizá pasaría por más percances y todo se revolvería. Se frustró por ello en medio de la noche y consultando con su almohada intentó dormir nuevamente.

Al amanecer él hizo sus tareas habituales y siguió la misma rutina durante unos días más, presa de su angustia y sin dejar de pensar en maneras de solucionar las cosas, comenzó a sentirse desorientado.

Las misas se habían hecho con menos regularidad, incluso a horas inusuales. No solía dormir mucho y habían veces en las que solo huía al bosque y se mantenía ahí hasta el anochecer. Corría y jugaba con las mariposas y algunas ardillas bebés que se habían acostumbrado a su presencia, pero se pregunto dónde estaría la liebre que de a poco se había ido ganando su corazón. Poco sabía él que estaba muerta y quizá era mejor no hacerlo.

*

En la ciudad, el muchacho de mechas azules había sido recibido por la familia de Eunwoo. Los señores le dieron una cálida bienvenida el día que Jungkook llegó y después de ello no pasó mucho hasta que no los volvió a ver. Entendía que gran parte de lo que tenían era por su trabajo, pero no creyó que Eunwoo pasará tanto tiempo solo y apenas entablar una conversación demasiado formal con sus padres. Verlos interactuar le hacía dar retorcijones, porque era como si todos allí fueran unos desconocidos.

Jardín de Amapolas  敌人  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora