Previo a ese momento, no tardó mucho para que Yoongi se acercará con lo que parecía una vara de fierro. El muchacho golpeó tantas veces como pudo y con la fuerza que reunió logro quebrar el candado de esa prisión.
Jungkook se lanzó a abrazarlo una vez estuvo fuera y tomó a Taehyung de la mano para tenerlo a su lado.
—¡Señora Jeon, está hecho! —gritó Yoongi, eufórico— Es hora de irnos ahora, puede que la gresca afuera haya amortiguado el ruido aquí pero no creo que dure mucho. El intendente o su mocosa pueden bajar en cualquier momento.
Taehyung asintió.
—Sí, creo que Jisel es muy capaz de venir aquí.
—Entonces vámonos —añadió, dándole una mirada a las escaleras— ¡Mamá, baja!
Yeejin bajó las escaleras con un pedazo de madera delgada y gastada entre los dedos, su expresión le causó una breve risa a los chicos que solo intentaron cubrir su boca en vano. Ella dejó caer los hombros y les sonrió, aliviada.
Tiempo después lo único que quedó en esa sucia mazmorra fue soledad y un silencio abrumador. Quizá alguien tendría ciertos inconvenientes con los pueblerinos, pero ese ya no era su asunto.
*
Las piernas les ardían y de boca solo salían jadeos entrecortados, buscando el aire que necesitaban. Yoongi se detuvo detrás de ellos, apoyado en sus rodillas comenzó a respirar pesado e hizo un intento por reírse.
—Bien, ya...ya no puedo más —un par de ojos se detuvieron a unos metros de él, en su mismo estado— Creo que estábamos lo suficientemente lejos ahora.
Yeejin asintió, tomando una bocanada de aire.
—Ya estoy vieja para estás cosas—musitó— ¿Taehyung está bien?
Jungkook lo miró curioso para luego voltear a ver al hombre que se había sentado sobre la tierra con la cabeza agachada, respirando hondo. Él se acercó para verlo.
—¿Paso algo, Hyung? Si lo quieres puedo cargarte —oyó un resoplido detrás de él— Ignora eso, Yoongi es un engreído.
El pelinegro alzó la cabeza, dándole una sonrisa de labios cerrados.
—No te preocupes, estoy bien.
—Bien.
Mientras ellos se miraban a los ojos, Yeejin camino unos cuantos metros, susurrando para sí misma hasta encontrar lo que había dejado listo con anticipación. Resultó que la moto que su hijo había obtenido podría ser de mucha ayuda y con tan poco tiempo al alcance era indispensable tener un plan de reserva. Quizá sería arriesgado pero no podía perder a su Jungkook de esa manera, era todo lo que quedaba del recuerdo de su esposo. No se iba a rendir tan fácil.
—Uh, muchacho ven aquí.
Yoongi se acercó a ella, curioso.
—¿Eso que es?
—Es de mi hijo, creí que ya lo habías visto.
—Para nada, nunca olvidaría tanta belleza —elogió, caminando a su alrededor— Se ve en buen estado.
—Jungkook la trajo de la ciudad, allá vive un familiar nuestro. Estará más seguro que aquí.
Detrás de ellos se acercaron los otros dos muchachos, sus manos entrelazadas.
—Vaya —balbuceó el menor— No creí que pudieras traerla hasta aquí, mamá.
—No fue fácil, pero se pudo—sonrió— Será mejor que partan ya.
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Jardín de Amapolas 敌人 kookv
FanfictionSiendo un fiel creyente del libre albedrío, Jungkook asegura que no está en la obligación de tener que creer en algún Dios. Mientras que Taehyung, el sacerdote del pueblo, cree fielmente que puede encaminar a cada joven antireligioso con el que se t...