capitulo siete

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A lo largo de los días, Jungkook fue abriéndose a el y mostrándole fragmentos de la historia de su vida. Su comportamiento engreído y sus sobresaltos de enojo se habían reducido considerablemente, dejando solo la sonrisita de un joven chico que comenzaba a vivir.

El contraste entre ambos era agradable.

Cada tarde, al bajar el sol, Taehyung se cambiaba y corría al bosque. Jungkook siempre lo esperaba en el extremo del pueblo sentado en la misma piedra y dándole una sonrisa cuando sus ojos se encontraban. Y al ir adentrándose, el muchacho a su lado le contaba anécdotas de su niñez y los pequeños recuerdos que guardaba de su amado padre.

Así transcurrieron días, convirtiéndose luego en semanas dónde un lazo parecía formarse entre los dos hombres. Taehyung sabía que sería difícil decir adiós cuando el chico le comento un viaje a la ciudad. Por supuesto, aún no era algo seguro. Jungkook le decía que quizá volvería dentro de unos meses al igual que Eunwoo —el hombre había partido hace semanas, con la llegada de la nochebuena sus padres pedían su presencia— y podrían seguir compartiendo tiempo y palabras como siempre una vez regresará. Taehyung entendía pero eso no evitaba sentirse solo ahora, ya que llegada la media noche del veinticinco él solamente abrazaría a los niños y luego se iría a dormir.

Hubo un día en el que Taehyung noto un comportamiento extraño en el chico de mechas azules, no lo había notado cuando se encontraron en la misma piedra y solo había tartamudeado un sencillo saludo. Decidió ignorar aquello, quizá el chico solo estaba cansado.

Y mientras el pastor se perdía en el enorme verde de aquel lugar escondido en el bosque, Jungkook lo observaba. Sentado en la hierba y con los codos apoyados en sus rodillas, no perdió de vista al joven hombre. Él jugaba con el conejito que siempre corría al verlos y daba patadas al piso mientras lo hacía, veía pasar a las mariposas e intentaba alcanzarlas, luego corría y doblaba sus pantalones hasta sus tobillos para meter los pies en el estanque y soltar risitas al sentir a los peces besar en su piel. Jungkook se deleitó con esa imagen, enternecido por la dulzura qué aquel hombre podría reflejar en una sola sonrisa. Se perdió en la belleza de sus ojos y la delicadeza de sus manos, su propio corazón comenzó a latir agitado y se puso de pie, sacudiendo sus ropas.

Taehyung alzó la mirada y le sonrió, agitando sus manos.

— ¡Jungkook, ven aquí! ¡Mira! —grito el chico, señalando a su alrededor con entusiasmo.

El chico se acercó y en la orilla hizo lo mismo con sus pantalones, quitando sus zapatos y calcetas se metió con cuidado en el agua y llegó hasta Taehyung quien le sonreía.

—Mira ese pez... — musitó en tono bajo, dándole una mirada. —Tiene una aleta mala, creo que ya debió nacer así. Se ve muy pequeño.

—¿Eso crees? Quizá sea parte de su crecimiento.

—Sí, pero se le dificulta al nadar —Taehyung colocó sus manos bajo el agua, el pececito atrapado entre sus dedos de hecho si tenía una malformación en su aleta.

—Uh, tienes razón. Eso se ve mal.

—¡No se lo digas así! —Jungkook rio se su expresión, dando un paso hacia el. Taehyung se quejo y dejo ir al pez —Me congelaba las manos, uhm. Hay que salir ya, está haciendo frío.

La noche comenzó a caer y bañar el cielo de puntos destellantes, desde el pastizal, recostados uno al lado del otro, observaron el cielo y el aparecer de la luna llena. Taehyung se apego un poco más a él y respiro hondo, tratando de buscar su cordura, Jungkook exhaló y bajo los brazos dejándolos sobre su estómago. Sus dedos le picaban y sentía su boca sedienta.

— ¿Estás bien? —pregunto el pelinegro— Te ves tenso, Jungkook. ¿Paso algo?

— Estuve pensando en algunas cosas, pero nada importante. No te preocupes.

Taehyung asintió.

Pasaron minutos así, en un cómodo silencio. Los árboles se mecian y el viento comenzó a alborotar sus cabellos. Jungkook respiro hondo y calmo a su corazón que galopaba en su pecho y palmeó allí, se se sentó entonces y miro al padre. El volteo a mirarlo y copiando su acción se sentó y tocó su brazo.

— ¿Qué pasa?

Apenas terminó de hablar y su espalda volvió a chocar contra la hierba, el cuerpo del chico cubriéndolo de pies a cabeza le hizo jadear víctima de su sorpresa. Sus manos quedaron atrapadas entre ambos y miro a los ojos de Jungkook, el lo miraba con un brillo anhelante y el cabello caía sobre su frente dándole una sombra a sus ojos. Apenas pudo quejarse cuando el muchacho se acercó y juntó sus bocas, una de sus manos subió por su brazo hasta llegar a su mandíbula y lo sostuvo ahí cuando intento apartar el rostro. Taehyung se quejo y empujó en su pecho apenas moviendo al chico —realmente no había usado su fuerza— sus ojos se cerraron con el pasar de los segundos y permitió que la lengua tibia acariciará su labio inferior, buscando entrar en su cavidad.

— Abre... —susurró Jungkook, apenas separándose de su boca para luego volver a hundirse en sus labios.

Taehyung lloriqueo cuando sus dientes rasparon en ellos he inevitablemente separó sus labios, fue en ese instante que el muchacho acaricio su propia lengua con la suya y sus salivas se mezclaron, cálido y suave fue su beso. Una pasión desbordante en los movimientos de sus dulces labios que le hizo soltar un entrecortado jadeo cuando por fin Jungkook se detuvo y se apoyo en sus antebrazos, solo viéndolo.

Luego, lamió su labio inferior sin dejar de verlo, saboreando la humedad que había dejado brillosa su boca. Taehyung tragó saliva y fue besado nuevamente, el rostro del chico se ladeo en busca de darle mayor profundidad, su pecho vibró contra el suyo cuando sus lenguas se enlazaron y el pastor chupó la suya. Jungkook gimió en el beso e incremento el ritmo, saboreando en sus papilas el sabor del hombre bajo suyo, que víctima de su deseo, apoyo las manos en su pecho. Sus dedos temblaban y presionaban ahí cuando mordía su labio más gordito, dejándolo húmedo he hinchado.

Empero, la mente del pastor fue dolorosamente golpeada por la conciencia y su moral. Separó su boca de la otra con pesar —aunque se negara a creer que se debía a eso— notando como el muchacho buscaba su boca como mendigo, entonces empujó en su pecho con fuerza dejando que Jungkook cayera hacia atrás. El impacto pareció hacer recobrar sus sentidos y lo observo desde abajo con los ojos llorosos y sorprendidos.

— Como puedes...—jadeo el pastor, levantándose de la hierba apresurado, con el temblor fervientemente en sus manos frías y una sensación que estaba prohibida.—Nunca, Jungkook. Nunca vuelvas a hacer eso, tú me... Me has enfermado.

Se dió la vuelta entonces y corrió lejos de aquel lugar, ignorando los llamados desesperados del muchacho que había comenzado a llorar. Ignoro todo e intento correr a de regreso al pueblo, pero la noche había caído hace mucho y la oscuridad reinaba en el bosque. Un oscuro abismo se alzaba frente a el y temió porque jamás se había sentido de esa manera, no cuando Jungkook llenaba el silencio aterrador con sus torpes bromas, se frustró por ello porque había corrido tanto que las piernas le quemaban y los pinos gigantescos no parecían desaparecer.

Su mente estaba añicos al igual que sus creencias y no quería sentirse así, como podía ignorarlo simplemente, su pecho ardía y en sus labios aún residían estragos de su impureza. Taehyung jadeo y se dejó caer, piedras pequeñas se incrustaron en sus rodillas pero el escozor fue breve. Nada comparado con el dolor de su blasfemia.

— Perdón... Enserio n-no quise, oh Dios, perdóname...

Su llanto insufrible hizo eco en el bosque, abrazando su brazos Taehyung no se detuvo incluso si eso indicaba llamar la atención de animales peligrosos. No importaba, no importaba... El había sido un pecador, un hombre jamás debería hacer lo que él hizo y eso quemó en su cien. Lo colgarían si se enteraran, lo mandarían a la hoguera y Jungkook pasaría por el mismo dolor insufrible. Lo obligarían a ver cómo era quemado y consumido en su propia carne, ese escenario solo hizo el temblor en su cuerpo aumentar.

Se dejó caer en la tierra mojada, las ramas y basuras en ella se clavaron como agujas en su costado, lloró tanto como su voz rota se permitió gritar y antes de escuchar el crujir de las hojas cerró los ojos y se dejó ir.

Me has enfermado.

*

jk es un personaje sensible en realidad, quizá en un principio y el prólogo no se haya mostrado así andkla pero lo es. Cabe decir también, que es un fic corto wii y lamento no haber actualizado, he vuelto a estudiar y no me deja tiempo):

Jardín de Amapolas  敌人  kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora