¿Los Han Visto?. Parte 1

7. Pesadillas.

El grito de varios jóvenes a media noche, había alertado a los padres.
Cada uno fue a las habitación de sus hijos.

– ¡Camila! ¿Que pasa? – pregunto Alejandro, entrando a la habitación de su hija.

Ella se retorcía en la cama, como si sintiera mucho dolor. Y si lo estaba sintiendo.
Se acercó a su hija, revisandola.
Parecía que seguía durmiendo, sin dejar de gritar y moverse por toda la cama.

– Verónica, por favor. Desperta – pedía su madre.

Estaba asustada, viendo como Verónica estaba arqueada, gritando.
Fue aún más su miedo, al verle sangrar la nariz.

– ¡Allyson! ¡Hija despierta!.

Sus padres estaban aterrados, viendo la sangre que salía de la nariz de su hija.

– ¡No se que pasa! – gritó Michael a su esposa – ¡Esta sangrando!.

Mientras el estaba con su hija, Clara estaba con su hijo menor.

– ¡Basta! – gritó Dinah, apretando con fuerza las sábanas entre sus puños – ¡¡¡Basta!!!.

Su padre intentaba detener la hemorragia de su nariz.

– Hija... Despierta, Normani. Nos estás asustado... Es una pesadilla hija.

Su madre busco su celular.
Si su esposo no lograba despertar a su hija, iba a llamar a una ambulancia.

– ¡Patrick! Llama una ambulancia – gritó la madre de Gabriel.

El hermano de Gabriel, entro a la habitación, viendo a su hermano sangrar por ambos orificios de la nariz, pareciendo convulsionar.
Corrió para hacer lo que su madre pidió.

La castaña cayó como piedra a la cama, quedando estática, asustando a su padre.

– Camila...

Escucho una voz.
Voz que era de Jeff. Solo lo había visto en sus sueños, pero no sabía quién era. Solo escuchaba con atención, todo lo que ese chico le tenía que decir.

– Hija – el hombre estaba asustado por su única hija.

Camila se sentó en la cama, jadeando y sintiendo mucho dolor en sus extremidades, su estómago y pecho. Incluso en una de sus mejillas.

– Camila – llamo su padre.

Volteo viendo a su padre.

Sintió algo caer de su nariz, llevando su mano a esa zona.
Al separar la mano, vio sangre.

– Hija – abrazo a su hija con cuidado.

La idea de perder a su hija, lo asustó.
Era lo único que tenía, si perdía a su hija, ya nada tendría sentido para el.

– ¿Que paso? – pregunto Camila.

Se sentía tan cansada, tan fuera de si.
No recordó nada de lo que había visto ni sentido.
Solo tenía algo en mente y sentía que debía obedecer a su "conciencia".

Alejandro termino de limpiar la sangre de su hija, se sentó en la orilla de la cama y miro a su hija.
Espero a que se durmiera.

Al día siguiente, todos los niños y chicos no recordaba nada.
Solo uno.

– Estoy bien mamá. Lo juro – dijo Dinah.

Intentaba salir, necesitaba ir con su amiga Camila para ir a clases.
Se sentía bien, nada de cansancio ni dolor.