El aroma a quemado invadió la habitación, arrancando a Amy de los brazos de Morfeo. Supuso que Kyle, en uno de sus intentos culinarios, había decidido experimentar de nuevo.
Quería ignorar el olor y sumergirse de nuevo en el sueño, pero la puerta se abrió con un estruendo.
—¡AMY! ¡Ayúdame, los huevos se queman!
Con los ojos aún nublados por el sueño, Amy vio a Kyle en la puerta, vestido solo con sus bóxers.
—Ya voy —murmuró, levantándose con pesadez y siguiendo a Kyle hasta la cocina, donde los huevos quemados ya habían encontrado su destino final en la basura.
—¿Cómo es posible que se te quemen unos huevos?
—Estaba al teléfono con una chica y me distraje. No supe qué hacer con el aceite —confesó Kyle, con un tono de vergüenza.
—¿Una chica? —La curiosidad brilló en los ojos de Amy— ¿Quién es? ¿Cómo es? ¿Dónde la conociste?
—No es nadie especial, solo una chica de una fiesta. Creo que es nueva en la ciudad.
—Es hora de seguir adelante, Kyle. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea. Eres como mi hermano —dijo Amy, abrazándolo con afecto.
—Yo también te agradezco, gracias por ayudarme a salir de aquel lugar.
En medio de su abrazo fraternal, Kai llamó a la puerta, consumido por la furia. Había visto todo: Amy en pijama, Kyle casi desnudo, y ambos en un abrazo íntimo. La idea de que Amy pudiera estar con Kyle era insoportable para él. En su mente, ya había trazado un plan macabro: mataría a Kyle y se llevaría a Amy, encerrada para siempre. Nadie tenía derecho a traicionarlo.
Con una navaja en mano, Kai esperaba. Amy, ajena al torbellino emocional de Kai, se dirigió a abrir la puerta.
—¿Kai? ¿Estás bien? —preguntó Amy, tocando su frente— ¿Tienes fiebre?
El contacto repentino calmó la tormenta en Kai. Ocultó la navaja y fingió la enfermedad.
—Disculpa, me sentí mal de repente. ¿Podrías darme un vaso de agua?
—Claro, pasa. Te ayudaré —Amy lo invitó a entrar, preocupada por su estado.
Mientras Kai inspeccionaba la casa, sus ojos se posaron en Kyle, quien seguía en la cocina.
—Ah, él es Kyle, un amigo. Kyle, él es Kai —Amy hizo las presentaciones, pero se detuvo, sin saber cómo definir a Kai.
—Hola Kai, un gusto conocerte —Kyle extendió la mano, pero el apretón que siguó fue una clara señal de desafío.
—Kyle, deberías vestirte. No es correcto recibir visitas así —Amy rió, pero Kai no compartió su humor.
—Tienes razón, hermosa. Iré a ducharme. Si necesitas algo, solo entra y háblame —Kyle le guiñó un ojo y besó la frente de Amy, marcando su territorio ante Kai.
—Bueno, tu ropa quedó en mi habitación anoche —Kai se tensó, imaginando lo peor.
—Ah, sí, el agua. Siéntate —Amy interrumpió sus pensamientos oscuros.
—¿Kyle y tú son pareja? —Kai preguntó directamente, conteniendo su ira.
—No, somos amigos. Es como mi hermano —Amy lo miró a los ojos, y Kai se inclinó hacia ella, sus rostros casi tocándose.
—Juguemos —propuso Kai, levantando su dedo meñique.
—Es un juego de niños, pero acepto el reto —Amy se unió al juego, competitiva como siempre.
Con los meñiques entrelazados, Kai indagó sobre el mayor sueño de Amy.
—Quiero ser psicóloga forense —respondió ella con firmeza.
—¿Por qué?
—Para atrapar criminales y entender su mentalidad.
—¿Cuándo decidiste eso?
—Después de lo que Tate hizo en la escuela. Quería entender qué pasaba por su mente.
—¿Es para no sentirte culpable?
—Sí. Si lo hizo por mí, no podría vivir con eso.
Las lágrimas de Amy fluyeron y Kai, conmovido, secó sus mejillas. La veía frágil y hermosa, deseando consolarla y reclamarla como suya, pero sabía que aún no era el momento.
—¿Y ya sabes qué le pasaba por la mente a Tate?
—Trastorno límite de la personalidad. Es agotador amar a alguien así. Te hundes mientras intentas mantener todo a flote.
Kai comprendió que Amy no quería una relación, pero él tenía otros planes. Amy volvería a amar, y sería a él.
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Nuestra Rota Historia (Kai Anderson/ Kyle Spencer)
RomanceAmy es una chica de 22 años. Un dia, conoce a un hombre de pelo azul, que llego a la puerta de su casa, promocionando su candidatura. Amy no sospecha que ese hombre ha estado planeando ese encuentro durante años y sin saberlo, se unirá a un culto