14- Estare a tu lado

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A la mañana siguiente Kai despertó primero, vio a Amy desnuda tapada con una sabana y su pierna enyesada sobre almohadas, por fin la hizo suya, no tubo mucho cuidado, se encargo de borrar cualquier caricia que Tate le hubiese hecho, dejó alguna que otra magulladura por lo torpe que fue, estaba muy entuciasmado y se le pasó la mano, además tenia marcas de chupetones por todas partes.

Pero Amy no se quedó atrás, le dejo marcas de mordedura en los brasos, hombros y cuello, definitivamente eran tal para cual.

Y recordó que casi pierde a su amor por un plan mal ejecutado y Meadow tenia la culpa.

Se levantó y llamo a la casa de esta, pero ella no contestó.

-Alo? - Contesto Brian, el amigo de Meadow.

- Habla Kai, donde está Meadow?

-Am de eso mismo queria hablar, se queria ir de la casa, dijo que ya no creia en ti ni en el culto.

-Donde estan?- Kai no estaba enojado, eso se lo esperaba, sabía que lo amaba y que se iría cuando apareciera Amy.

-En la casa, la tenemos amarrada en un closet.

-Bien, voy- cortó la llamada, fue a despedirse de Amy pero ella ya estaba despierta.

-Buenos dias hermosa, como amaneciste?- se sentó en la cama a su lado.

-Bien, aunque me duele un poco la pierna, tu cómo estás?

-De maravilla, no sabes cuanto deseaba lo de anoche

-Kai me da vergüenza- se sonrojó

-No seas estupida, eres mia y tener sexo solo es un recordatorio, o te arrepientes?- al decir esto ultimo la miró con odio.

-No, es solo que no estoy acostumbrada a estas cosas.

-Es hora que te acostumbres. Tengo que salir, tienes comida en tu velador. - la besó y se fue.

De camino a la casa de Meadow vio ñas grabaciones de lo que habia pasado la noche anterior, sabia lo que debia hacer y para eso necesitaba la ayuda de Amy, necesitaba ponerse duro para follarse a Meadow y hacerla cambiar de opinion.

Al llegar lo llevaron a donde estaba la mujer atada y amordazada, pidió que los dejaran solos y prosiguió con su plan.

Amy escucho que alguien entraba en la casa y bajaba al sótano, era Winter, la cual quedó paralisada cuando la vio.

-Amy? Que haces aqui?

-Kai me pidió que viniera a vivir por un tiempo por mi pierna.

-Dijo que iba a cuidarte? Aun así no está aqui- Winter no le gustaba la obsesión que tenía su hermano por Amy, ni tampoco aprobaba la relación, si fuese por ella le contaria toda la verdad.
-Si ya entraste a esta casa, mi hermano no dejara que te vayas.

-Lo se- amy respondio.
Winter no entendía, lo sabia? Sabia que su hermano no la dejaría ir? Y porque estaba ahi? Será que sabe algo mas y lo esta ocultando?

-Como que lo sabes?- pregunto sorprendida.

-Kai me dijo el mismo dia que empezamos la relación que me amaba, lo que lo hace intenso.

-Y no te molesta?

-No, pero si me llega a dañar, lo voy a frenar en seco.

Winter le alivió esto, definitivamente su amiga era diferente, si Kai queria lograr su objetivo, tendria que cabar miy ondo en su psiquis.

-Me imagino que te proteges

-A que te refieres- no sabia de que hablaba.

-De los bebés, tomas anticonceptivos?

-Si- Amy se sonrojó.

-Cuida que Kai no se entere, esta obsecionado con tener un hijo.

Amy rió, Kai siendo padre? No se lo imaginaba, habian muchas cosas de él que no se imaginaba pero que eran ciertas.


Al llegar a casa Kai se fue a duchar, no queria ver a Amy, se sentia increiblemente asqueado con lo que hizo, lo cual era raro, lo habia hecho antes, se habia masturbado en la ducha del gimnasio para reclutar a Brian.

Al llegar a casa Kai se fue a duchar, no queria ver a Amy, se sentia increiblemente asqueado con lo que hizo, lo cual era raro, lo habia hecho antes, se habia masturbado en la ducha del gimnasio para reclutar a Brian

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Se habia acostado con Samuels para que descubriera su orientacion sexual y ninguna de esas veces se sintió asqueado, eso que pensó en Amy siempre.

"¿Qué te sucede, Kai? Ahora que la tienes, deberías sentirte protegido", le decía su conciencia. Pero la ironía era cruel; el tenerla solo incrementaba su temor a perderla. Si Amy descubría sus actos, sus planes, si se enteraba del culto y de las vidas que había tomado, sin duda alguna, ella desaparecería de su vida. No volvería a ver su dulce sonrisa, ni podría abrazarla jamás.

—¡MIERDA! —gritó Kai, golpeando la pared con furia, mientras el agua de la ducha caía sobre su cabeza. Con Amy, era el hombre que siempre anheló ser: normal. Pero su instinto asesino emergía, especialmente cuando ella desobedecía, provocándole un deseo irracional de violencia.

Sacudiendo la cabeza, dejó de lado esas oscuras reflexiones y se enfocó en el mañana. Sería un día monumental; su nombre sonaría en toda la ciudad, tal vez incluso en todo el país.

Descendió al sótano y la encontró allí: Amy, de pie, apoyada en sus muletas. Avanzó un par de pasos y su corazón se detuvo. El baúl estaba abierto. Amy sostenía la máscara de payaso de tres caras, mientras el cuchillo y el resto del traje yacían dispersos en el suelo. Era imposible, ella había descubierto todo. No comprendía cómo; aquel baúl estaba sellado, pero el candado había desaparecido.

—¿Amy?—deseaba que ella se girara, ansiaba ver su rostro, entender qué cruzaba por su mente.

Amy lloraba en silencio. Se había enamorado de un psicópata, otra vez.

—¿Por qué, Kai? —preguntó, aún fijando su mirada en la horrenda máscara.

—Amor, puedo explicarlo. Todo lo he hecho para cambiar el mundo; se necesitan sacrificios. La sociedad está corrompida, la gente teme al caos, pero es precisamente lo que se necesita para avanzar. Solo yo puedo abrir los ojos del mundo. Muchos ya lo han comprendido, pero solo me importa que tú lo entiendas. —Kai la rodeó con sus brazos y apoyó su barbilla en su hombro.

—Prometiste que no me dejarías—le susurró ella.

Era cierto, se lo había prometido. La última vez que rompió esa promesa, personas inocentes murieron. Y ahora, la historia podría repetirse. Amaba a Kai, quien le recordaba a Tate en ciertos momentos; por instantes era como un niño, pero su instinto asesino era una sombra constante. Si permanecer a su lado significaba evitar más daño, o al menos minimizado, estaba dispuesta a hacerlo. Se volteó para mirarlo a los ojos.

Kai la observaba con intensidad. Si ella lo abandonaba, la encerraría en ese sótano, la encadenaría si era necesario. No le importaría.

—Estaré contigo hasta que la muerte nos separe—Amy lo abrazó con fuerza. Kai quedó paralizado; esa mujer era increíble. A pesar de conocer la verdad, decidió quedarse a su lado.

—Te amo, Kai Anderson.

Y así, en la penumbra del sótano, dos almas se encontraban en un abrazo cargado de promesas y peligros. El futuro era incierto, y el destino jugaba sus cartas en silencio. ¿Qué les depararía el mañana? Solo el tiempo lo diría.

Nuestra Rota Historia (Kai Anderson/ Kyle Spencer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora