Arthur Havisham un chico engreído que solo piensa en el bienestar y preocupación por si mismo, su padre quiere darle una lección, obligándolo a contraer matrimonio con alguien que no desea.
" Ya estoy cansado de tu arrogancia y egoísmo, piensas que...
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Odette
Estaba que no aguantaba la risa, esa expresión de Arthur era para capturarla en una pintura, al parecer habia descubierto algo más en que entretenerme aparte de leer y seria, molestar a Arthur, debo admitir que también me exita estar cerca de el de esa manera y saber que me desea tanto como yo a él me causa emoción, aunque prefiero divertirme primero y luego veremos qué pasa.
A las 7:00pm en punto ya estábamos arriba del carruaje, Amelia y yo íbamos en el asiento del lado del cochero y Arthur y su padre en el asiento frente a nosotras, estaba platicando con Amelia sobre su boda y como quería que fuera, se veía emocionada y feliz al contarme cada detalle, al mimo tiempo podía sentir la mirada penetrante de Arthur sobre mi, su padre lo noto y logré ver cómo una sonrisa se escapaba de sus labios, pero yo seguía poniendo la mayoría de mi atención en Amelia, Compeyson dijo que el nos esperaría allá ya que quedaba cerca de su casa.
Llegamos a la fiesta, yo entre del brazo del Sr. Havisham y Amelia del de su hermano, luego nos encontramos a Compeyson quien nos saludo y al poco tiempo se llevó a Amelia a bailar, luego el Sr. Havisham se acercó a otros viejos ricos a hablar de negocios, si claro, lo más seguro es que estén viendo con que joven piden casarse, o robarlas ya que creo que algunos son viudos y otros no se han casado, simplemente es repugnante ser parte de esta sociedad narcisista y falsa que asco.
- Quieres bailar?- pregunto Arthur a mi oído de tras de mi.
- Vamos Arthur no tienes que se amable, se supone que me odias no?
- Mientras este mi padre o personas presentes debo tratarte como lo que eres, una dama.
- Y cuando no estén presentes- pregunté acercándome a su rostro de manera coqueta, después me tomo de la muñeca sin lastimarme y me llevo lejos de las personas.
- Deja de provocarme - dijo como gritando entre susurros.
- Deja de imaginarte cosas que no son.
- Crees que soy estúpido?
- Enserio quieres que responda tu pregunta?
- Deja de jugar Odette, crees que no se lo que haces?, comportate como lo que eres,una señorita y deja de provocarme, es más no te me acerques a menos que sea nesesario.
- Bien, aremos esto a tu manera, espero y no te arrepientas de tu movimiento y pierdas esta jugada.
Lo mire con mi típica sonrisa sinica y regrese a la fiesta, la gente bailaba, algunos comían, había señoras de "la clase alta" muy respetables a la vista , pero para mí eran un montón de viejas chismosas que se metían en la vida de la gente juzgando cómo si fueran una especie de Dios, hasta Dios le da vergüenza la clase de mujeres que van a su iglesia ya están a un paso de pisar el infierno,al igual que sus refinados, morbosos y estúpidos esposos. Me dan náuseas de estar en estos ambientes tan falsos.
