C A P I T U L O 3

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CAPITULO 3


         Morir es un placer mucho más efectivo luego de todo el sufrimiento que provoca vivir. Por algo en otras religiones morir es motivo para hacer fiesta y celebrar. Puedo admitir que, incluso mucho antes de que esto pasara, yo ya había ideado formas fáciles de terminar con mi vida. Sin embargo, poco a poco empecé a olvidarlo cuando recién llegué a la ciudad y conseguí el trabajo en la cafetería. Creo que hasta ese momento, yo todavia no habia conocido a este tipo. Bueno, quizas desde el primer dia ya sentia que algo habia cambiado en mi entorno. Porque el primer dia de mi trabajo, no se compara con el primer dia en que lo conoci a el. El ni siquiera iba a ese maldito lugar, hasa que uno de los hijos del dueño del lugar comenzo a invitarlo por llamada telefonica. Despues del primer mes, se volvio reurrente su visita, cada miercoles era lo mismo, exactamente a las 3 de la tarde, cuando su visita se realizaba. El cliente, pidiendo siempre su cafe, y una botella de agua... Una puta botella de agua. ¿Enserio estaba ahi por la comida? Ahora que lo pienso.

Y ahora volvía a pensar en ello.

Siento que no aguantaría mucho, si intento resistirlo.

       Resultaba indiferente todo. Incluso cuando abrí mis ojos, cayendo en cuenta de que aún seguía viva y de que todos esos golpes que estaban a punto de quebrarme la cabeza, ninguno de ellos pudo cumplir con su cometido, como ninguno de los golpes que había recibido en el pasado. O quien sabe. Pero la cuestión es, que el aire todavía circulaba por mis pulmones como la sangre en mis venas. Había inhalado tanto polvo que el simple hecho de intentar toser era doloroso para mí. Mi mejilla aún se encontraba pegada en el suelo. Seguramente lucia terrible mi cara y sería difícil seguir sonriendo sin que pensara que estaba haciendo una mueca asquerosa con mis labios. El sabor de la sangre hizo que se me revolviera el estómago, y aunque quisiera moverme, no podía. No sentía mis piernas, ni el cosquilleo luego de haber pasado un largo tiempo en la misma posición.

        Sin embargo, luego del largo tiempo con la mirada puesta en algún lugar que posteriormente desenfocaba con la vista hasta quedarme parcialmente desmayada por el dolor. Volvía a despertar tomando bocanadas de aire violentas y miraba a mi alrededor con terror asegurándome de que no estuviera cerca. Cuando terminaba de buscarlo con la mirada volvía a la misma posición. Use mis brazos para darme la vuelta con lentitud y, entre gemidos de dolor, quede con la luz del foco encima de mí. Con mis brazos hice el mismo esfuerzo por levantarme siquiera un poco para poder ver mis piernas. El solo hecho de ver su color y el que se tornaba ahora, me hizo estremecerme, acercando mi mano y tocándolas con una cruel ironía, percibiendo que mis huesos hacían un leve crujido al moverlas con mis manos, cerré los ojos y respiré hondo con mi mano encima del color verde y morado de ellas. ¿Que haría mi madre en estos momentos si me viera así? Probablemente cuidaría de mis heridas, me llevaría al doctor y haría que todo pareciera un accidente. Cuando realmente nunca fue así. Y siempre que sucedía, justificaba a mi padre y me decía que era mi culpa... Yo lo sabía, siempre era mi culpa ¿porque debía de justificarme ahora?

|Inestable|Libro1|"Violenta obsesión"|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora