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CAPÍTULO 6

―Oh, mierda.

Vi el Range Rover negro en el estacionamiento en el instante en que el taxi se

detuvo frente al complejo por la entrada de visitantes. No había manera de ignorarlo.

Lo había llevado a que le cambiaran el aceite y lo lavaran algunas veces en el pasado.

No era necesariamente el mejor auto en el estacionamiento, algunos de mis vecinos

tenían Escalades y Mercedes —que no estaba segura de cómo se costeaban—, pero

reconocí el número de la matrícula de Harry.

Sin embargo, todavía me tomó por sorpresa verlo allí.

No había dejado exactamente mi apartamento con una sonrisa en su rostro hace

unos días. Después de claramente decirle que no quería volver a trabajar para él, me

miró como si estuviera hablando en otro idioma y preguntó:

―¿Es una broma?

Allí iba la arrogancia.

Había respondido de la única manera que valía:

―No.

Se había puesto de pie, había mirado al techo durante un momento y se había

ido. Y eso fue todo.

Lo último que esperaba era que el volviese. Por otra parte, tal vez no debería

haber estado sorprendida. Había aprendido que era una persona que, una vez que

ponía su mente en algo, nada le disuadía de su objetivo. Era de las personas que solo

escuchaban lo que querían oír. Eso no me dejó exactamente con una sensación cálida

y difusa. Supongo que una gran parte de mí, solo quería y esperaba cortar limpiamente

con él, sobre todo después de que hiciera su falta de lealtad tan evidente.

El hecho de que de alguna manera había conseguido mi dirección y había salido

de su camino para llegar a mi apartamento, cuando ni siquiera había sido capaz de

poner un solo esfuerzo para preguntarme qué tal me iba, me frustraba más de lo que

probablemente debería. Era demasiado poco y demasiado tarde. Todo lo que había

querido de él en el pasado fue al menos un poco de lealtad, si no amistad, y ni siquiera

había sido capaz de darme eso.

―¿Está todo bien, señora?

―Todo está bien, gracias ―mentí, agarrando el mango―. Pensé que había

perdido las llaves, pero las encontré. ¿Cuánto te debo?

Pagué, salí del auto y me apresuré a través de la puerta.

Caminé hacia mi apartamento con una mano envuelta alrededor de mi espray

de pimienta y la otra en mis llaves y brazalete, muy consciente de que había bebido

demasiado vino para tratar con esto ahora.

Mi visitante se hallaba en el mismo lugar de la escalera en que lo había

encontrado días atrás.

La mirada de Harry aterrizó casi de inmediato en mí, cerniéndose sobre el

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