Epilogo

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Epílogo

Casi un año después, brillaba el sol en primavera en el rancho Sandbur y bañaba con su luz la hierba y los árboles recién floridos.

Gracia estaba montando a Traveler y el caballo intentaba acercarse al novillo que tenía ante sí. A pocos metros de distancia, estaba Mingo de pie, apoyado en su bastón.

—¡Vamos, Gracia! —le gritó a su nieta—. Haz que se mueva hacia delante.

Acércate más al novillo.

Juliet y Harry se miraron y sonrieron. Tras meses de rehabilitación, Mingo casipodía hablar con normalidad, cada día caminaba mejor y solía decir que aquel bastón serviría de leña en otoño.

—Mingo los va a convertir a los dos en campeones —comentó Juliet muy orgullosa—. Mira cómo va sentada Gracia sobre la silla y fíjate en cómo Traveler obedece todas sus órdenes.

Los ojos verdes de Harry brillaron con amor y orgullo paterno.

—Sí, se está convirtiendo en una amazona maravillosa. Papá dice que Traveler y ella van a poder competir en los rodeos en breve.

Juliet le pasó el brazo por la cintura a su marido y lo miró a la cara.

—¿Y tú cómo te sientes ante eso? ¿Tienes miedo cada vez que ves a tu hija sobre un caballo?

Harry sonrió y miró a su padre y a su hija.

—No, durante este último año he aprendido a tener fe en mi familia y en Dios —contestó mirando a Juliet—. Hasta que tú apareciste, no confiaba en ninguna de lasdos cosas, lo único que veía a mí alrededor era oscuridad. No creía que mi padre se pudiera recuperar, jamás hubiera imaginado que iba a volver a ser tan feliz.

Juliet suspiró emocionada y apoyó la cabeza en su hombro, maravillada de los cambios que se habían obrado en Harry y en su vida. Jamás volvería a estar sola.

Ahora, tenía una familia que la había recibido con los brazos abiertos y la había convertido en uno de los suyos. Además, tenía una hija que la adoraba, un marido que no dejaba pasar un solo día ni una sola noche sin decirle lo mucho que la quería.

—Soy una mujer muy feliz gracias a ti, vaquero.

Harry sonrió y le puso la mano en la tripa.

—¿No te parece que ya va siendo hora de que les contemos a los demás lo del bebé?

El día anterior, el médico le había dicho que estaba embarazada de dos meses y Juliet sabía que su marido estaba como loco por compartir las noticias, así que lo besó en la mejilla y lo tomó de la mano.

—Podemos empezar por Mingo y por Gracia —le dijo—. Así, los demás no tardarán en enterarse. Probablemente, Geraldine tenga una barbacoa de celebración preparada para mañana por la noche.

Harry se rió y se acercó junto con su esposa al lugar en el que estaba su padre.

Pocos segundos después, Mingo aulló de felicidad.

Fin

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