CAPÍTULO III

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El castaño suspiró y su mente seguía aún ocupada, algo le estaba haciendo perder la cabeza hasta que su pensamiento se esfumó al llegar a su coche e ingresar en él para dirigirse con su esposo.

Durante el recorrer del sendero solo colocó su codo en el filo interior de la ventana haciendo con su mano un pequeño roce en su barbilla, fue un gran día donde el proyecto marchaba como esperaba y tenía que contarle a HoSeok, planeaba llevarlo a comer o tan solo dar un paseo en la fresca noche, no importaba, mientras tenía la compañía grata de su amado era más que suficiente.

Sus emociones y recuerdos fueron hermosos, aquellos desde la universidad donde conoció a el amor de su vida perdiendo el temor de hablarle y regalarle una de las sonrisas más vigorosas digna para joven alegre que irradiaba luz. Era su lugar seguro.

El volante seguía en constante movimiento cíclico y su mano posicionada en este solo jugueteaba con sus dedos y chocando ligeramente las uñas en la esponja, mostrando un comportamiento relajado donde disfrutaba la música jazz que se reproducía en su pantalla táctil del automóvil, pasó así por sus ojos el primer baile que tuvieron él y HoSeok en una noche de invierno en aquel parque donde apreciaron unos finos copos de nieve descendiendo del cielo oscuro y brillante por las estrellas; ese momento donde observó disimuladamente como su Hobi le veía con devoción y sus ojos se encontraban perdidos en él por la sencilla razón del amor que le transmitía, evidentemente su esposo (en ese entonces novio) no se dio cuenta de su propia expresión tierna y adoración que se asomó mucho menos constar que TaeHyung lo atrapó en el momento.

HoSeok seguía apreciando cada rasgo de él, observando el perfil que mostraba al encontrarse agachado buscando una canción en su celular y cuando por fin pudo seleccionar la adecuada, TaeHyung le extendió la mano reverenciando como tal príncipe y tomó con delicadeza la del contrario. Para este momento ellos solo estaban en un camino debajo de un árbol tupido de hermosa nieve. Presionó el botón de reproducir para darse paso en tomar a HoSeok por la curva de la espalda baja y quedando solo en la cintura, atrajo su cuerpo con suma delicadeza y despacio dando entender que no quería siquiera que pasara el tiempo y anhelaba que permaneciera su mundo así; con la mano derecha donde poseía el aparato, atrapó la de HoSeok y ascendió quedando justo a centímetros de su oreja mientras que el castaño movio ligeramente su cabeza haciendo un roce con su rojiza y fría naríz en la de él igualmente colorada, solo para quedar en el lado contrario de su rostro y posar su cabeza en el hombro cálido y con aroma exquisito.

Un aroma que le hacía pedir una detención de tiempo.

—Vainilla...

Susurró él.

El reloj avanzaba y la música seguía, era tan perfecta describiendo su sentir de cada uno que comenzaron a dar ligeros pasos a cada lado siguiendo el ritmo del jazz y un delicado vals aunque no fuese uno.

Eso es lo que más amaba HoSeok, bailar con TaeHyung y apreciarse como si no hubiera un mañana.

La música paró por una llamada entrante, permitiéndole contestar solo tecleando en la pantalla cuadrada del transporte y sin ver el nombre, puesto que sólo tenía una melodía exclusiva para él ya sabía de quién era tan linda asistencia.

—A sus órdenes señor Kim— respondió con una gran sonrisa— ¿Desea algo de mi?

—¡Oh!, Buenas tardes señor Jung— HoSeok soltó una ligera carcajada— Por su puesto que si.

—¿Y qué es?— a pesar de no ser visto por el peliblanco realizó un gesto de coqueteo como sabiendo las intenciones de su esposo.

—Tu corazón.

—Me temo que eso sería un poco difícil.

— ¡¿Por qué?!— mencionó con falsa indignación.

—Porque ya te lo di desde la vez en que pude apreciar tu sonrisa.

ÉL.TÚ Y YODonde viven las historias. Descúbrelo ahora