❝Maldición o silueta, lo que importa es que mantengas tu sonrisa por siempre.❞
→ Miku no conocía el cariño, el amor, la amistad, la felicidad, ni ningún sentimiento afectuoso que caracterizara a los humanos. Y es que era un híbrido perdido en el cam...
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RESOLUCIÓN.
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Megumi la observó con una leve sonrisa entre labios. Aunque la pelirrosa hubiera estado a punto de romper una de esas máquinas de gancho que había en el arcade, ya que había estado casi cuarenta y cinco minutos intentando sacar un premio, finalmente el pelinegro tuvo que tomar su turno. Porque si no hubiera impedido que su compañera continuara jugando, probablemente ella hubiera acabado golpeando la dichosa máquina para sacar ella misma un peluche del interior de esta. Y es que Miku estaba acostumbrada a tener que golpear las máquinas expendedoras en su escuela para sacar alguna bebida o algún aperitivo, por lo que en su mente el problema era tan sencillo de solucionar como romper el cristal y sacar lo que ella quería. Sin embargo, eso tan solo causaría algún que otro contratiempo con los dueños del local y con las autoridades, por lo que el chico simplemente decidió intentarlo por su cuenta, y con alguna que otra trampa gracias a sus shikigamis, eventualmente consiguió el peluche que la ojiverde quería. Y ver la sonrisa tan bonita de la mayor era más que suficiente para él.
El resto de la tarde la pasaron dando un tranquilo paseo por el parque, disfrutando por fin de la compañía del uno y el otro sin que sus compañeros pudieran arruinar o molestarles mientras estaban juntos. Al final del día, Miku llegó a su habitación y tras dejar sus videojuegos sobre el escritorio, se desplomó sobre su cama y observó con varias emociones aferradas a su pecho el regalo que había conseguido el pelinegro especialmente para ella. Cerró sus ojos, llevando una mano hasta donde estaba su corazón y apretando levemente su camisa. Había demasiados pensamientos en su mente y la pelirrosa estaba demasiado cansada como para siquiera centrarse en sus pensamientos, así que simplemente decidió saltarse la cena ya que ni siquiera necesitaba comer, y se cambió la ropa para dejar por fin a un lado el uniforme.
━El amor es complicado.━murmuró con el ceño fruncido tras terminar de vestirse. Se puso un jersey largo de color rojo oscuro, unos pantalones cortos negros y sus zapatillas favoritas, después ató su cabello dos coletas a ambos lados. Miku se sentó confundida con una expresión de molestia dibujada en su rostro, y después se llevó ambas manos hasta su cabeza despeinando un poco su pelo.━Ay... estas cosas me confunden mucho.━se quejó sin saber bien qué debía de hacer en ese momento.━Malditos humanos, siempre complican las cosas.━dijo para finalmente cruzarse de brazos, y decidió levantarse para ir al lugar que siempre visitaba para calmarse y recordar buenos tiempos.━A veces creo que las maldiciones me entienden mejor...━murmuró saliendo de su habitación.
