ⁿᵃʳᵘᵗᵒ

452 11 0
                                    

Naruto se encontraba en Ichiraku, como de costumbre, cuando divisó una figura femenina. Una figura que él tanto conocía y tanto le gustaba observar.
Tn se sentó junto al rubio, el cuál la saludó efusivamente.

   — ¡Hola Tn! ¿Qué haces acá en Ichiraku?
   — oh, hola naruto-kun. Vine a comer ramen, eso es lo que vende este negocio-. Dijiste un poco extrañada por su pregunta-.
   — ah.. si. Te invito un tazón, ¿qué dices?
   — Naruto, no puedo aceptar tu invitación, no quiero que gastes tu dinero en eso... además yo puedo pagarlo-.
   — Pero Tn chan, no me rechaces así-. Dijo fingiendo tristeza-. Lo disfrutarás, 'ttebayo-. Dijo sonriente
   — esta bien Uzumaki, pero la próxima vez yo invito-.

Ambos comieron y disfrutaron del ramen y la compañía del otro. Hablaban y hablaban, hasta que se acabó el ramen. Cuando estabas dispuesta a irte, llegó Teuchi.

   — ¿Qué dicen de otro plato de ramen? Yo los invito, quiero que su cita sea agradable, por favor, la casa invita-. Dijo mirándolos atentamente.
Ambos se miraron, con un color carmesí en las mejillas, pero el ojiazul aceptó tan rápido como escuchó la palabra "ramen".

Mientras llegaba la comida, Naruto y tú hablaban de esto y lo otro, la verdad es que se reían mucho estando juntos; después de esperar un rato, el plato llegó soltando humo de lo caliente que estaba. Digo plato, porque era uno, Teuchi planeaba que compartieran.

El ramen estaba rico, quedaban unos cuantos fideos y parecía que Naruto y tú pelearían por ellos. Evidentemente y con la mayor experiencia que tenía el rubio, ganó aquella batalla por lo que quedaba de ramen.

Le agradecieron a Teuchi por el Ramen gratis y se fueron de ichiraku; decidiste acompañar al uzumaki a su casa. Y entre risa y risa, uno de los dos aterriza.

En este caso fuiste tú la que parecía aterrizar contra el suelo, si no fuera por un par de fuertes brazos que te sostuvieron, evitando la vergonzosa caída.

Sonrojada, le agradeciste a Naruto por esa acción y siguieron caminando hasta su casa.
   -hemos llegado a mi humilde morada-. Dijo en un tono formal y a la vez divertido. Acompañado de una reverencia.
   -nos vemos otro día, Naruto. Gracias por el Ramen-. Dijiste para posteriormente darle un beso en la mejilla.

Para tu suerte, el rubio cerró la puerta rápidamente después de eso, evitando que viera tu gran sonrojo.
Te sentías feliz y orgullosa, por poder dar ese gran paso y también por haber pasado toda la tarde con el chico que tanto te gustaba.

Por su parte, el se encontraba sorprendido y feliz por tu repentina acción, según su parecer, fue la mejor forma de terminar el día.

one ѕнoт y eѕcenarιoѕ anιмeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora