ᵍᵒʲᵒ ˢᵃᵗᵒʳᵘ (ʲᵘʲᵘᵗˢᵘ ᵏᵃⁱˢᵉⁿ)

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—Todo va a estar bien, no te preocupes, estoy aquí–acarició mi cabello.
—no te vayas, por favor.– lágrimas cayeron por mis mejillas.
—no lo haré.– intensificó el abrazo.

(...)

Era una adolescente, con miles de preocupaciones, inseguridades y problemas. Pero en el momento en que mis ojos se cruzaron con los de él, todo pareció desaparecer. Con una mirada, pareció iluminar todo mi alrededor.

—¿Estás bien?–. Sus ojos se posaron en mí.
—S-si, no te preocupes–. Dije secando mis lágrimas.–todo está bien.–agregué con una sonrisa agridulce.
—Ven, vamos a caminar.–me extendió su mano.

Dudé unos instantes si tomarla o no, finalmente accedí y tomé su mano. Bajamos las escaleras, salimos de la escuela. Aquel chico, me llevó a tomar un helado, mientras me conversaba de lo que se le ocurría, esperando que le respondiera algo. No salió palabra alguna de mis labios.

Si bien, seguía sintiendo un vacío en mi pecho, aquellos minutos con ese ojiazul me sirvieron para distraerme. El chico me llevó a casa y se despidió.

—Gracias por acompañarme.–
—Gojo.–me sonrió.
—Gracias Gojo.— me despedí.

Aquella tarde pensé mucho en lo sucedido. ¿Por qué me habló? ¿Se preocupó por mi? ¿Le di lastima? No encontraba respuesta a aquellas preguntas y, mientras pensaba en eso, quedé rápidamente dormida.

Al siguiente día, me dirigí a la escuela tranquilamente, miraba el paisaje, los pajaritos y plantas. Ya en la entrada, volví a ver a aquel chico. "Olvidaste decirme tu nombre" me saludó, contesté su petición y entramos juntos a la sala de clases.
—Ahora pasarás los recreos conmigo.– tomó mi brazo y sonrió.

Y así, nos fuimos conociendo. Todos los días pasabamos los recreos juntos, almorzabamos juntos... se convirtió en mi mejor amigo, en mi persona especial.

(...)

Nos encontrábamos en el parque, tomando un helado, tal como el primer día.
—¿Puedo hacerte una pregunta?–. Lo miré.
—Ya la has hecho.–rió, mirándome de vuelta.
—Jaja que chistoso.–dije sarcástica.
Un silencio se hizo presente.
—¿por qué te acercaste a mí ese día?
—Vi a alguien que gritaba por ayuda, a través de silencios... Siempre te vi sola, aislada. Nunca entendí por qué, es por eso que me acerqué. Y la verdad, no me arrepiento de nada, conocerte es lo mejor que me pudo pasar.

Mis ojos se cristalizaron y un nudo se formó en mi garganta. Lo único que pude hacer fue abrazarlo, él entendía que no era buena con las palabras y sabía que el contacto físico me costaba, así que entendió perfectamente lo agradecida que estaba con sus palabras.

Gojo Satoru, aquel nombre no paraba de sonar en mi cabeza. Su cabello blanco y alborotado, sus grandes ojos azules, su tez pálida, aquella personalidad infantil y juguetona. No podía dejar de pensar en él. ¿Estoy enamorada? ¿o solo confundida? ¿Qué es esto que siento?

Día tras día, semana tras semana, mes tras mes... aquellos sentimientos solo fueron creciendo, hasta que se hicieron difíciles de ocultar.
Aquel nublado jueves, por fin decidí declarar mis sentimientos, pero el chico había desaparecido.

Lo llamé, no apareció en la escuela y no contestaba mis mensajes. Tal vez esta enfermo, pensé. ¿Pero por qué no me contesta?

Estaba preocupada por mi mejor amigo, aquel tonto y despreocupado chico que logró llamar mi atención y robarse mi corazón.

Tal como dijo Nobara en algun momento, "no hay muchos asientos disponibles en mi corazón y no quiero sufrir por alguien sin un sitio allí. Aunque también hay descarados como tú, que se instalan con su propio asiento".

Tiempo después lo entendí.

(...)

Al día siguiente, me senté en las escaleras donde todo comenzó. Esperando que apareciera, tal como la primera vez. Y como por arte de magia, el peliblanco hizo acto de presencia.

—¿qué pasa enana?–. El chico se sentó a mi lado.–
—¿por qué no contestabas? ¿Pasó algo malo?– mi voz se cortó al verlo.–¿G-gojo por qué estás s-sangrando?
—no te preocupes por mi, ¿qué pasó?
—me tenías preocupada, tenía miedo de perderte, de que te pasara algo.

El chico me rodeó con sus brazos, en forma de abrazo. Su perfume se impregnó en mi nariz.

—Todo va a estar bien, no te preocupes, estoy aquí– acarició mi cabello.
—no te vayas, por favor.–lágrimas cayeron por mis mejillas.
—no lo haré.– intensificó el abrazo.

Estuvimos abrazados mucho tiempo, hasta que mis lágrimas y sollozos cesaron.

—¿Qué es eso?– los brillosos ojos de Gojo se dirigieron a la carta que tenía su nombre.

En un rápido movimiento, la carta se encontraba entre sus dedos.
—¡Gojo no! Espera.–era demasiado tarde, el chico se encontraba leyendo la carta.

Esa carta, tenía todos mis sentimientos escritos. No planeaba entregársela, me sirvió para desahogarme un poco.

—¿esto es cierto?
No hubo respuesta...
—Mírame.–el chico levantó mi mentón, obligándome a mirarlo.
—No tenías que verlo.–
—¿No? ¿Y si te digo que siento lo mismo?
—¿Qué-

Me interrumpió con un beso, uno corto pero cálido. Fue suficiente para darme cuenta de que sus sentimientos eran recíprocos.

(...)

—Así fue como nos conocimos, Itadori–. Sus ojos brillaron.
—¿y qué pasó después?–. Preguntó Nobara.
—Esa es historia para otro día.–les sonreí.

Satoru me abrazó fuertemente, frotando su mejilla con la mía.

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one ѕнoт y eѕcenarιoѕ anιмeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora