ᴷᵉⁿᵐᵃ (ʰᵃⁱᵏʸᵘᵘ)

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Me detuve en la entrada del colegio, observando cómo aquellas gotas caían del cielo, impactando sobre el suelo. Me encantaba la lluvia, era simplemente perfecta.

Estaba dispuesta a caminar cuando, a mi lado, veo a un chico. No era uno cualquiera, era Kenma, un compañero de clase... nunca hablamos la verdad.
Se encontraba viendo el agua caer y parecía no tener un paraguas con él.
   — K-kenma, ¿cierto?–. El chico me miró serio, sin ninguna expresión en su rostro.
   — Si.– dijo sin mirarme.

   — Toma.– le extendí el paraguas.–

   — Te vas a mojar.–

   — y t-tu igual. Insisto, tómalo–.

El chico, un poco inseguro, abrió el paraguas y me jaló levemente del brazo, para que ambos estemos bajo él. Comenzamos a caminar.
   — ¿a dónde vamos? –.

   — a tu casa.– le dije.

   — pero.– lo interrumpí.

   — quiero asegurarme de que llegues bien.–

Seguimos caminando, ambos en silencio. Nunca fui buena para los temas de conversación, en especial si era con alguien con quien no hablo regularmente. Es una sorpresa para mí atreverme a hablarle. Una leve sonrisa se formó en mi rostro... el momento era perfecto.

Yo junto a la persona que me gusta, compartiendo un paraguas mientras llueve. el silencio no era importante, de hecho, era un silencio cómodo.

(...)

Aun no sé por qué lo hice, pero me dieron ganas de caminar bajo la lluvia, sin nada que me cubriera.

   — ¿q-qué haces? – me llamó el de mechas rubias.
   — Me gusta la lluvia. Siempre he tenido ganas de caminar bajo ella.–
   — esta bien –me jaló del brazo– pero no será hoy. Te enfermarás.

Le di una cálida sonrisa y luego, seguimos caminando, sumidos en un silencio bastante cómodo; llegamos a su casa, esperé a unos metros con el paraguas entre mis dedos, mientras Kenma tocaba la puerta.

   — Olvidé el paraguas.– dijo tranquilamente.

   — ¿no estás mojado? – preguntó su madre.
   — no...
   — ¿quién es ella?
   — una compañera.

   — ¿Por qué no pasas? – me habló y me acerqué.– Estas mojada, vas a coger un resfriado.

   — Pero... no se preocupe no vivo muy lejos.–

La madre del chico me tomó del brazo y me entró a la casa.

   — Tengo que avisarle a mi [madre/padre/tutor] que llegaré más tarde.

   — no te preocupes, yo le avisaré que te quedarás a dormir.

   — pero-. Me interrumpió
   — esta lloviendo muy fuerte como para que te vayas caminando.- dijo la mujer.

Después de eso, tomó su celular y comenzó a marcar números en él, luego la escuché hablando. Minutos después caminó hacia mí y me dijo que me podía bañar y secar el pelo, acto seguido me pasó una toalla y un pijama. "Muchas gracias" le dije a su madre.

Luego de bañarme y ponerme el pijama, salí de la habitación y comenzé a buscar o a Kenma o a su madre. Al final me encontré con ambos, quienes me esperaban con un plato de comida en la mesa. Hablamos de cosas triviales, nada muy interesante. Luego de dejar mi plato y agradecer por la comida, Kenma me llevó a su habitación.

Abrí un bolsillo de mi mochila y saqué un cuaderno y lápiz para ponerme a dibujar. Segundos después, el repentino ruido del secador y el aire que este desprendía me sobresaltaron.

Al darme la vuelta, nuestras miradas se cruzaron, rápidamente enfoqué mi vista en aquel cuaderno mientras el chico secaba mi cabello.

   — ¿Interrumpo algo? – Dijo una voz.

Ambos voltemos a ver a la puerta, encontrándonos con un Kuroo recargado sobre el marco de esta.

Kenma se dirigió hacia el pelinegro y le susurró algo que no pude escuchar muy bien. El más alto dejó sus cosas sobre el suelo y se acercó a mi.

   — ¿ ___ ? ¿Qué haces aquí? –. Dijo el pelinegro
   — ¿Se conocen?
   — se podría decir que sí.– dije tranquilamente.

(...)

Kenma había dejado la habitación, por lo que me quedé con el chico, hablando.

   — ¿Ya le dijiste que te gusta?

   — ¿de qué hablas?

   — de Kenma, ¿de quién más?

   — per-. Me interrumpió

   — Vamos, no me digas que no es así. Es evidente que te gusta.–

En ese momento sentí unos pasos en la habitación, evidentemente era el pelirubio. Miré a Kuroo con odio ¿Y si Kenma escuchó?

   — Kuroo... ¿De que estaban hablando?

   — de lo mucho que a __ le- su frase fue interrumpida por mi mano.
   — Cállate.– le dije.

El chico nos miró confundido.

   — ___ ¿te gusta alguien? –. Preguntó com simpleza.

¿Cómo había entendido tan rápido?

   — Supongo que sí.– dije sin mirarlo.
   — ¡Le gustas tú! – soltó el de cabellos negros, sin poder contenerse.
   — ¿yo...?

La habitación se sumió en un silencio envolvente. Kuroo dijo que tenía que ir al baño, mientras yo solo quería correr. Cuando me dispuse a salir de la habitación, una mano sostuvo mi muñeca.

Me quedé inmovil. Me decidí a ver la cara del chico, la cual mostraba confusión y seriedad. Parecía que estaba pensando en qué decir.

   — ¿es verdad? lo que dijo Kuroo... – dijo sentándose en su cama.

   — en este punto, ¿de qué sirve negarlo? – imité su acción.

Otro silencio se hizo presente, este pareció ser más largo. Mis ojos recorrieron rápidamente la cara de mi acompañante. Cuando sentí sus ojos sobre mí, no pude hacer más que posar los míos en algún objeto de la habitación.

Kenma se acercó a mi, pasó su mano por mi cabello y lo colocó detrás de mi oreja, haciendome sonrojar al instante.

   — t-tú... también me gustas.– dijo sin mirarme.

Esas cuatro palabras, me hicieron estallar en emoción y felicidad.

   — hasta que finalmente lo admiten.– apareció el pelinegro.

   — Tengo demasiadas ganas de matarte, pero salió mucho mejor de lo que esperaba.
  
   — ¿No me vas a agradecer?

Era un idiota, pero gracias a él y su bocota, mis sentimientos fueron correspondidos. Gracias Kuroo, supongo.

one ѕнoт y eѕcenarιoѕ anιмeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora