Alpha Instinct | JaeSuk

2.5 - Me gustas

Estaba muy ensimismado en sus pensamientos cuando vio los ojos de su omega abrirse de par en par. HyungSuk lo miró helado, sin saber como reaccionar, Jay se quedó quieto, asimilando lo vivido, ninguno se movió, hasta que el rubio se sentó de golpe, mirando a su al rededor sorprendido.

—JaeYeol—HyungSuk balbuceó nervioso, no sabía lo que pasaba por su mente y eso lo estaba matando.

Jay sujetó su rostro con una mano, parecía afligido, el corazón de HyungSuk comenzó a volverse loco ¿estaba así por él?

—Jay...

Lo tomó de la mano para ver su rostro, sintió una punzada en el pecho cuando vio las lágrimas resbalando por sus mejillas.

—Ey...cariño ¿Que sucede?

HyungSuk lo abrazó por los hombros, acercando su cuerpo para transmitirle calor, inconscientemente estaba soltando feromonas para darle seguridad, JaeYeol sollozó abrazándolo de golpe.

—Shhh.... Todo estará bien, estoy contigo.

El rubio lo abrazó más fuerte, y en cuestión de minutos sus sollozos cesaron hasta desaparecer. El pecho le dolía, no le gustaba ver a Jay sufrir, su interior se tensaba como si necesitara hacer algo pronto para calmarlo, en sus dos décadas de vida jamás había sentido algo similar.

—Jay, ¿estas mejor?

Sus cuerpos estaban aun desnudos y tan cerca que resultaba reconfortante, sentir su piel contra la suya propia, el rubio levantó la cabeza algo angustiado, pero ya no lloraba, asintió en silencio, HyungSuk notó que ya estaba mejor, su rostro se veía lindo incluso después de llorar, sin pensar en las consecuencias dejó un pequeño beso sobre su nariz colorada, a modo de consuelo.

Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, su rostro se tiñó de un leve color rosa, era tan distinto tenerlo así de cerca y consentirlo, en contraste con los últimos encuentros, guiados por el deseo y el instinto, pues ahora tanto él como Jay estaban completamente conscientes, serenos.

—Lo siento, me dejo llevar...

JaeYeol sonrió tan ampliamente que HyungSuk se sintió embobado, volviendo a juntar sus bocas en un beso tan dulce que el corazón del alfa casi se derrite.

El rubio ocultó su rostro en el pecho de HyungSuk, trazando con la yema de sus dedos circulos sobre su cuello sensible, sus dedos dejaban rastros de fuego, ardía pero se sentía bien.

—Jay, ¿Como te sientes? ¿te duele?

El pelinegro acarició la espalda del omega todo a lo largo, siendo claro a que se refería cuando su mano se detuvo en su espalda baja. Jay negó, y HyungSuk suspiró al saber que lo mejor era levantarse pronto.

—Deberias ir a tomar un baño ¿tienes hambre? Puedo pedir algo de comer mientras.

Jay lo miró levantarse despacio, sintió frío al tenerlo lejos, con algo de dificultad -no pareció ser sincero cuando dijo que estaba bien- lo siguió desde cerca, tomando su mano para evitar caer cuando sus piernas temblaron.

—¿Mm? ¿De verdad estas bien? ¿No quieres que te ayude con el baño?

HyungSuk se preocupó porque tal vez había sido un poco brusco, pero cuando el omega levantó el rostro mirándolo con ilusión y asintiendo frenéticamente, supuso que no era tan malo, no pudo evitar reirse de su entusiasmo, era tan adorable.

Luego de bañarse, ambos se sentaron en la sala a comer lo que HyungSuk había pedido, tenían muchas cosas de las que hablar, pero ninguno de los dos tenía el valor de romper el silencio, hasta que acabaron de comer, una vez limpia la sala de nuevo, HyungSuk decidió decirlo de una vez.

—Jay, se que tal vez todo esto es muy repentino, y con todo lo que ha pasado hasta ahora... No espero una respuesta inmediata, pero me gustaría que pienses en ello con detenimiento.

Jay lo miró fijamente, esperando que continuara, por alguna razón se estaba poniendo nervioso.

—Me gustas, y mucho.

Jay abrio los ojos como platos, lo sabía, por supuesto que lo sabía, entonces ¿por que su corazón iba ta rápido? ¿por qué se sentía tan calido que iba a morir?

HyungSuk dudó un poco al verlo tan quieto, pero haciendo a un lado todos sus miedos se inclinó para besarlo una vez más, JaeYeol no se movió.

Un poco asustado por las posibilidades, pero para nada arrepentido, le dedicó una luminosa sonrisa mientras saludaba con una mano.

—Te dejaré para que pienses en ello, pero no olvides que tienes mi numero, escribeme y vendré a verte, oh! Y ahora que estas mejor, no olvides que los chicos en la universidad te extrañan.

Y sin borrar la sonrisa de su rostro salió del departamento.

La comisura de sus labios cayó despacio hasta que su expresión se mostró afligida, estaba nervioso, no era la reacción que esperaba, pero no se rendiría.

Lo amaba.