Era tarde, bastante tarde. Me había vuelto a despertar tras una pesadilla. Intentaba dormir, y daba vueltas y vueltas sobre la cama sin parar. Era algo habitual. Me había acostumbrado a soñar cosas del estilo y a tener una dificultadad para conciliar el sueño. Aburrido de ello, me incorporé en la cama y agarré la libreta pasando las páginas de forma frenética. Cuando se trataba de escribir tenia que hacerlo rápido. Ya. O las ideas se me exfumában, los pensamientos se iban volando y mis sentimientos apagaban todo lo demás.
Esa noche escribí sobre mí. Recuerdo que fue la última vez que escribí solo de mí.
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Entre los dos: Cartas de amor a Andrómeda
RomansaSi me preguntasen sobre que haría durante el resto de mi vida, yo siempre respondería escribir sobre tí. Solo sé y quiero escribir sobre tí.