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-¡Buenos días amor mío!- Saludé al rubio con una enorme sonrisa en los labios.- Te traje el desayuno, la leche está perfectamente cerrada y me verás prepararlo justo delante tuyo.- Sentía la atenta mirada del chico sobre mí, lo que me ponía tan nervioso que lo amaba.- ¿Cómo dormiste?

-Como la mierda por tu culpa, odio este lugar.- Ya había pasado una semana y media desde que Kenneth llegó aquí, su temor hacía mí había evolucionado de una forma un poco extraña.- ¿Y si mejor le pones veneno a esa cosa? Así ya me matas de una vez por todas.

-Sabes que no voy hacer eso precioso.- Terminé su desayuno y lo coloqué sobre él, no duró mucho porque enseguida el rubio lo arrojó al suelo, ensuciandome un poco.

-¿Por qué no lo limpias precioso?- Sentí un pequeño tic en mi ojo, nuestras miradas no se despegaban por nada.

-No me gusta que desperdicies comida Kenny, mucho menos que me hables con ese tono.

-Entonces acostumbrate, porque no voy a descansar hasta que quieras sacarme a la mierda de aquí. Eres despreciable.- Sus palabras se clavaban como puñales en mi corazón, ¿por qué tenía que ser tan cruel?- Entonces, ¿qué estás esperando? ¿qué no vas a limpiarlo?

-Y-yo, ¿p-por qué me hablas así?

-¿¡Por qué!? Porque eres un maldito enfermo, me tienes aquí secuestrado, con suerte puedo respirar. Me acosas, me tocas, me tomas fotografías, me haces cosas horribles que yo no quiero, ¿no se te da una puta idea?

-M-me habías dicho que yo no tenía que preguntar para hacerte esas cosas.

-¡Eso lo dije antes de que supiera que seas un maldito psicopata! No te quiero cerca mío, te desprecio.- Mordí mis labios con fuerza, no esperaba este tipo de reacción en alguien como él, yo nunca pensé que se iba a enojar conmigo.

Ni siquiera pude tomar la escoba para limpiar el desastre que había en el suelo, solo lo ignoré y subí las escaleras. No quería verlo, sus palabras fueron tan crueles hacía mí.

Caminaba por las frías calles de South Park, mi ceño estaba fruncido debido a lo frustrado que me tenía esta situación. Preferiría mil veces que me tenga miedo a que me desprecie de esta forma.

Ni siquiera tomé el autobús, necesitaba pensar en Kenny ¿Y si yo soy el malo? Él siempre había sido un amor con todas las personas, incluso con el idiota de Cartman, ¿por qué conmigo no es así?

Mi mente se iluminó, quizás él está enfadado conmigo por no haberlo tratado como se lo merece. Es decir, a una princesa como él no se lo puede tener atado en una cama de por vida, hasta ahora solo le había dicho lo hermoso que es, pero tal vez las palabras no son suficientes para tremendo ángel.

Solo tenía que complacerlo en sus necesidades, así al fin Kenneth se enamoraría de mí tanto como yo de él.

-Ey, ¿puedo molestarte un segundo?- La persona que menos quería escuchar en este momento se hizo escuchar, me di media vuelta y lo ví, con esa cara de preocupación fingida.

-¿Qué quieres?

-Sé que estás en el grupo de Clyde, soy Kyle.- El judio intento darme su mano, pero yo ni siqueira me inmute.

-Sé quien eres, todos siempre hablan de ti y tu grupo de mierda.- La mano del pelirrojo fue retirada enseguida.

-Um, quería saber si-

-¿He visto a McCormick? No, no sé nada sobre él y tampoco me interesa.

-Es solo que Clyde me dijo anteriormente que tú no asististe a la fiesta del viernes pasado.

estocolmo - crennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora