[25] 1/2

342 33 58
                                    

Mis pasos eran arrastrados, haciendo notar la poca alegría que tenía al ser movido de esta forma tan brusca. Mis ojos cayeron sobre mis manos esposadas, una de ellas cubierta con vendas debido al disparo que había recibido semanas atrás, incluso después de haber sanado correctamente, había perdido la sensibilidad, sin mencionar que apenas podía dejarla quieta.

¿Cómo estará mi Kenny? Lucía tan angustiado, pensar que ahora estaba con todas aquellas personas tóxicas que habían hecho de su vida un calvario anteriormente, seguramente ellos van a querer meterse en su cabeza y decirle cosas horribles de mí. Confiaba en mi novio, sabía que él era más fuerte que todo esto, observé al cielo, o mejor dicho, los desgastados techos de la cárcel, internamente le pedí a Dios que cuidara a mi lindo Kenneth, yo podía esperar.

-Ey, ¿qué tienes en la nariz?- Unos de los guardias me preguntó, la mirada de asco no faltaba, yo solamente removí la sangre con mi brazo, pensar en McCormick inevitablemente me estresa, porque en tan solo minutos pude ver que muchísimas personas lo habían tocado.- Eres un puto raro.- El hombre me empujó, como si no valiera nada.

Ingresamos en la zona de celdas, todos los ojos estaban puestos en mí, no me sentía intimidado, después de todo, esta solo era la prisión de mierda de South Park, la mayor amenaza podría ser un ratero que se fue sin pagar. Aún así, me sentía en el puto zoologico, y yo era la nueva atracción para ellos.

Me arrojaron a mi celda, el oficial Harrison me miraba con desprecio mientras los barrotes se cerraban lentamente. Una vez se fueron los policías, todos comenzaron a gritar, supongo que así sería mi vida ahora.

Mi celda era pequeña, había dos "camas" pero parecía que nadie más que yo estaba aquí. Las rejas se abrían a las 7, después del desayuno era un tiempo libre antes del almuerzo, luego tenía diferentes actividades estúpidas para realizar hasta el final del día donde finalizará con la cena.

Mi primera semana transcurrió tranquilamente, nadie me hablaba, pero sí podía escuchar los murmullos dirigidos hacía mí, era como volver a la secundaria. Kenneth nunca salió de mí cabeza, era todo lo que deseaba en este momento, lo extrañaba muchísimo y me estaba torturando por dentro no saber nada de él. Ni mencionar que me hervía la sangre pensar en que el hijo de puta de Broflovski seguramente aprovechó toda esta situación para intentar seducir a mi pareja.

-¿Es verdad que asesinaste a tu familia?- Mis ojos se levantaron hacía la persona que se había sentado junto a mí, en estas dos semanas no me había comunicado con nadie, y sinceramente, no quería hacerlo.- ¿Te vas a quedar mirando o me vas a decir?- El cabello del chico era de un negro azabache, tenía algunas mechas teñidas de verde, podía ver por su rostro que no era más que un estupido.

-Depende como lo veas.- Respondí secamente mientras observaba la comida, extrañaba tanto las comidas que me hacía mi Kenny, sin mencionar que estaba seguro que todo esto se cocinaba en el mismo aceite.

-Soy Mike, Mike Makowski, tú eres Craig Tucker, ¿verdad? Todos aquí están hablando de ti, dicen que estás demente.- Este idiota era demasiado hablador, tanto que me daban ganas de clavarle este maldito cuchillo de plastico en la garganta.- La noticia circuló rápido apenas llegaste, no puedo creer que hayas secuestrado a alguien, ¿cómo hiciste para esconderlo por tanto tiempo?

Un pequeño timbre se escuchó, aproveché la situación para abandonar la conversación, claramente este idiota cayó aquí por error y cree que esta en el puto jardín de niños como para andar haciendo amiguitos.

No obstante, nunca salió de encima mío, me seguía a todas partes, siempre se la pasaba hablando de puras idioteces. Incluso después de expresarle que lo odiaba y quería estar solo, él permaneció pegado a mí como una maldita sanguijuela. Decidí controlarme, no tenía sentido pelear con alguien tan tonto, ese no era mi proposito aquí.

estocolmo - crennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora