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Me encontraba en la iglesia, rezando para que las cosas con Kenneth continuarán así de maravillosas. Hace semanas que no lo ataba ni drogaba, siempre era recibido con la más hermosa sonrisa de todas y poco a poco el rubio se estaba acostumbrando al contacto físico.

Obviamente tenía sus recaídas, pero eso era algo que podíamos afrontar juntos. Adoraba tanto que ahora tenga más confianza en mí y yo en él, a este paso terminaremos cogiendo mañana mismo.

-Buenos días Craig, ¿no deberías estar en la escuela?- La voz del Padre Maxi resonó por toda la capilla.

-Buenos días padre, decidí saltarme las primeras horas, luego iré.- Debido a la incapacidad de Kenneth de asistir a la iglesia, ahora tendría que ir a rezar por ambos.

-Me alivia saber que te saltas tus clases para venir aquí y no para hacer otras cosas, pero no deberías hacerlo.

-La escuela se me hace muy aburrida, nadie me cae bien.- El adulto suspiró, él me conocía bastante bien, sabía que yo no encajaba allí.

-¿Cómo van las cosas con tu novio? La última vez que me hablaste sobre él no estaban en los mejores términos.- Sonreí con tan solo recordarlo.

-Él es maravilloso, por suerte pudimos deshacernos de todo ese veneno. Si tan solo lo conociera Padre, es el chico más asombroso de todos. Estamos siendo sinceros el uno con el otro, siento que cada vez me puede entender mejor.

-No lo dudo Craig, en serio me alegra escuchar eso. Es un alivio que hayan podido resolver sus diferencias. Sé que eres algo recluido con estas cosas, pero me encantaría conocerlo alguna vez. Debe ser alguien muy especial si logró tenerte así de enamorado.

-No tiene idea de lo mucho que lo amo, pero me temo que debo negarle la visita. No solo no le gusta asistir a estos lugares, sino que es muy tímido como para convencerlo.- Me acerqué un poco al mayor para comenzar a susurrar.- Aún no sale del closet.- El castaño pareció comprender inmediatamente y comenzó a asentir.

-Es una razón muy justa, sin embargo, permitale saber que jamás será juzgado por mí, Dios me ha mandado a amar a todos.

-Claro que sí, se lo diré.

-Eres un muy buen chico Craig, es una lástima que los demás no lo vean. Te dejaré para que puedas seguir predicando.- El Padre Maxi se levantó y continuó con sus asuntos, dejándome de nuevo en la soledad del lugar.

Aquel adulto había logrado ser de mi agrado hasta cierto punto, era el único que comprendía y apoyaba mi amor por Kenneth. No obstante, no es digno de ver a mi pareja, nadie lo es, únicamente yo. Aún así, apreciaba los consejos que me brindaba y la ausencia de prejuicios de su parte.

Sabía como los demás adultos de South Park me percibían, me tachan de raro, creen que se me zafó un tornillo o algo así. También está el fuerte rumor de que soy gay, todo por qué jamás he tenido pareja y soy algo "apuesto".

Pura mierda, mierda que solo a mi padre le importa. Recuerdo que desde que mi amor por el rubio comenzó, comencé a comportarme mucho más introvertido, me encerré tanto en mí y en mí pareja que llamó la atención de mis padres.

Porque cuando tú hijo prefiere pasar el día encerrado en su habitación a salir a jugar a la pelota, es preocupante. Mi padre me llevó al médico para ver si había algo conmigo, si había alguna razón por la cual de la nada haya decidido dejar de hablar.

Obviamente no hallaron nada, porque lo que me sucedía era el amor en su forma más espléndida. Los doctores creyeron que simplemente era tímido y ya. Mi padre siguió insistiendo ya que creía que yo padecía algún tipo de autismo o algo así, pero enmudeció enseguida al encontrar aquella caja con, en ese tiempo, unas pocas fotos de cierto rubio.

estocolmo - crennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora