[12]

828 51 209
                                    

El sonido de mi celular me despertó, dejé escapar un largo quejido ¿Quién mierda era a estás horas tan altas de la noche? Mi malhumor aumentó aún más al ver que estaba lloviendo, amaba dormir con lluvia y ahora alguien me había interrumpido.

Me decidí y tomé el celular, mi ceño se frunció aún más al ver que era Kenny quien llamaba. Suspiré y atendí, por su bien tenía que ser importante.

-Son las 3 de la mañana Kenneth.- Tallaba mis ojos para intentar despabilarme, sin embargo, detuve tal acción al escucharlo toser. No sonaba muy bien.

-L-lo siento mucho, es que llamé a Cartman y no atiende, y Butters está castigado. Y-yo...¿crees que Karen y yo podremos ir a tu casa?- La voz del rubio se escuchaba quebrada, claramente no estaba bien.

-¡P-por supuesto! ¿Quieres que vaya a buscarlos? Está lloviendo mucho y-

-No es necesario, estamos en camino.

-Esta bien, voy a preparar todo para ustedes.

-Gracias Kyle, te lo agradezco mucho.- Una amplia sonrisa se formó en mis labios.

-No me lo agradezcas, es lo menos que puedo hacer por ti.

La llamada finalizó, al cabo de unos minutos ambos McCormick se presentaron en mí puerta completamente empapados. Kenneth tenía el rostro cubierto de golpes, y la más bajita temblaba con lágrimas en sus ojos, la pobre se aferraba al brazo de su hermano como si su vida dependiera de ello.

No tarde en recibirlos, me encargue de darles toallas y ropa seca. Hice todo lo que estuvo en mis manos para poder acogerlos lo más posible en mi hogar, siempre con cautela para no despertar a mis padres.

La castaña insistió en quedarse despierta, sin embargo, en el momento que la chica se acostó en mi cama, se durmió. Provocando una pequeña sonrisa en mi amigo.

Ambos terminamos en el baño, yo limpiaba las heridas de su cara. Los golpes eran horribles, su ojo estaba tan morado que tomaba un color negruzco, y ante el mínimo tacto, el rubio soltaba un quejido de dolor.

-Lo siento.- Espeté.

-Está bien, haz lo que tengas que hacer.- Asentí y continúe con la curación, el silencio abundaba en el baño. Yo estaba concentrado en sus heridas, mientras que Kenneth observaba fijamente mi rostro, provocando cierto nerviosismo en mí.- Gracias, no tenías que hacer todo esto.

-Claro que sí debo, somos amigos.- La palabra sonaba rara en su boca, de alguna forma, generaba una opresión en su pecho.- ¿Cómo ocurrió esto?- Aquellos hermosos orbes azules dejaron de estar plantados en mi rostro, buscando mayor interés en el suelo.- Entiendo, no debí ser tan entrometido.

-Fue Kevin.- Me detuve en seco, lo hubiera creído de su padre, incluso de su madre, ¿pero de Kevin?- El alcohol lo pone muy violento. A veces me hace acordar a...a mi padre.- Podía ver el dolor en sus ojos, sus manos se presionaban contra la cerámica de la bañera y sus dientes mordían sus labios con fuerza.

-Yo...lo siento mucho, ¿qué tal si Karen y tú se quedan aquí un par de días? No quiero que vuelvas a esa casa.- McCormick volvió a fijar su mirada en mí, su rostro estaba demacrado, claramente su hermano estaba histérico, lo golpeó una y otra vez con una fuerza increíble.

-E-es que f-fue mi culpa. Yo debí haber sabido que era peligroso hablarle, yo provoqué su ira.- Ahora el más bajito utilizaba sus manos para intentar detener las lágrimas que salían de sus ojos, una acción en vano ya que las lágrimas eran tantas que era inutil detenerlas.- E-Es todo mi culpa.

-Por favor Kenny, eso no fue tu culpa, nunca lo será. Tampoco lo justifiques con el alcohol, él es violento y ya, nadie debería tratarte así independientemente si está sobrio o no.- No resistí más y lo abracé con fuerza, quién diría que el gran Kenneth McCormick era alguien tan sensible.- No vuelvas a culparte por favor, tú no hiciste nada mal.

estocolmo - crennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora