[15.5]

419 43 23
                                    

-¡Te ves precioso Kenny!- Me volteé hacia el espejo, no pude evitar sonreír al ver mi reflejo. El vestido era simplemente maravilloso, los detalles bordados, el listón que envolvía mi cintura y por supuesto el collar que se presionaba en mi cuello me hacían sentir bellisimo.- Sabía que mi vestido te iba a quedar perfecto, Craig va a adorarte.

-¿E-Eso cree?- Mis mejillas no tardaron en sonrojarse ante la idea de recibir adulación por parte de mi prometido.

-Claro que si, entre nos, él es el de la suerte aquí.- Solté una risita que solo logré ampliar la sonrisa de la mujer, pensar que mi primera impresión no había sido la mejor, pero ahora, ella era más madre que la mía.

-Gracias Sra.Tucker, ya puede entrar si quiere, Kyle me va a llevar al altar.- La mujer besó mi mejilla y se retiró. Comprobé mi aspecto una vez más y me coloqué el velo, para este punto mi corazón latía demasiado rápido, había anhelado tanto este día.

-¿Ya estás listo, Ken?- La voz del pelirrojo resonó en el cuarto, me volteé para verlo, se veía un poco molesto pero no dudó en sonreír cuando me vió.- Te ves precioso.

-Ya vamos, no quiero hacerlo esperar.- Broflovski enredó su brazo con el mío e ingresamos al largo pasillo de la iglesia, la música no tardó en sonar. Todos estaban ahí, sin embargo, vestían de negro, la mayoría lloraban y ni siquiera me prestaban atención, juraría que parecía un funeral.

-Aún puedes arrepentirte.- El pelirrojo me susurró al oído, ignorando el ambiente de alrededor y con sus ojos enfocados en mí, se veía muy preocupado por lo que intenté tranquilizarlo con una sonrisa.

-Callate Kyle, él es perfecto.- Mi mirada se iluminó cuando el azabache se volteó, su traje se veía reluciente, una de sus manos estaba cubierta de vendas y al igual que una parte de su cabeza, sin embargo, se veía radiante, él no dejaba de sonreír por nada del mundo.

Levanté mi vestido para subir el pequeño desnivel que nos separa, no obstante, mi corazón dió un paro cuando vi a alguien más tomando la mano de mi prometido. Al acercarme, quedé boquiabierto cuando me vi a mi mismo, parecía desquiciado, en mis ojos apenas se podían ver mis pupilas y estaba cubierto de sangre.

-¿Q-Qué? ¿Q-Quién eres?- Intenté alejarme, pero terminé chocando con algo, mi rostro se torció levemente, dejando escapar un grito de susto cuando me di cuenta que se trataba de un cajón funerario. Dentro de este, no estaba nada más ni nada menos que yo mismo, frío, pálido, muerto.

Mi cuerpo tenía un enorme agujero en el pecho en el que se podía ver la falta de corazón, mi cuerpo no dejaba de temblar, busqué ayuda en alguien, sin embargo, todos los invitados estaban mirando al suelo mientras sollozaban. Esto no parecía un funeral, lo era.

-¿C-Craig?- No tuve tiempo ni de decir o hacer nada porque fui violentamente empujado por el azabache, cayendo dentro de aquel cajón, el cual parecía no tener fondo. Lo último que pude ver antes de ser consumido por la oscuridad fue la enorme sonrisa que tenía mi supuesto prometido, todo mientras tomaba la mano de mi otra versión, una la cual poseía la misma expresión.

Al dar el impacto, me desperté errático, casi me faltaba el aire. Miré a mi alrededor, notando que aún seguía en este estupido hospital, a mi lado estaba Karen, durmiendo pacíficamente sobre la camilla en la que estaba dormido hace pocos segundos atrás. Tomé mi cabello con fuerza, soltando un grito de frustración antes de romper en llanto, todo había sido un maldito sueño.

-T-Te necesito Craig...- Pronuncié entre sollozos.

estocolmo - crennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora