[19]

371 37 118
                                    

-¡Ya regresé amor!- Mi sonrisa se disparó, no pude evitar arreglar un poco mi ropa antes de salir para recibir a mi esposo.

-Bienvenido Craig, ¿cómo te fue?- Sonreí cuando el más alto tomó mi cintura y me dió un hermoso beso.

-Te extrañe demasiado, te juro que voy a comenzar a trabajar menos. Además, ¿quién va a cuidar a nuestra princesa?- Me reí cuando el azabache beso mi vientre, ya estaba bastante hinchado, hasta el punto que debía usar ropa especial para eso.

-No te preocupes mi amor, no niego que me gustaría tenerte siempre para mí, pero me gusta que te esfuerces por nosotros.- No pude evitar acariciar mi vientre, sintiendo la vida que habíamos creado mi esposo y yo.

-Te amo bonito.- Sus palabras eran música para mis oídos.

-Yo más.- Sin más, comenzamos a besarnos, suspiraba con cada caricia suya. Sentía su lengua humedecer mi cuello mientras su pelvis me embestía contra la pared, provocando ansias de sentirlo dentro.

Pude observar el rostro de mi amado, me sorprendí al ver como sus ojos pasaban de tener un profundo verde a un chillón azul. El aire se me escapó cuando me di cuenta que mi esposo se había transformado en Stan Marsh, solo allí, desperté repentinamente de mi sueño.

Mis ojos se fijaron en la pequeña caja en mi armario, allí guardaba algunas de las cartas que había robado, todas eran sobre esas estúpidas personas que querían robarse a mi Craig. No negaba que me sentía muy inseguro ahora, ¿él le daría una oportunidad a alguien más? Quería creer que no, pero era difícil cuando cada vez me estaba volviendo más loco.

El demonio claramente estaba dentro de mí, me hacía ver y pensar cosas que no debería. Tucker no había tenido la oportunidad de decirme algo para ayudarme, quizás tengo que insistir un poco más con el Padre pero tengo miedo que le cuente a alguien más sobre esto.

-¡Kenny! ¡Ya tienes que irte!- El grito de mi mamá me hizo espabilar, ya debía irme al kinesiólogo. No obstante, cuando salí del cuarto me encontré con Kyle hablando tranquilamente con mi madre.- Ken, tu hermano no va a poder llevarte hoy por qué está ocupado. Por lo que Kyle se ofreció a-

-¿Por qué no le dijiste a Stan?

-Hijo, por favor, n-no seas grosero.- Rodé los ojos, no tenía caso, de todas formas, estaba desesperado por terminar el kinesiólogo y volver a caminar.

Cuando menos me dí cuenta ya estaba sobre el auto, la radio sonaba para disipar un poco el silencio tenso que había en el aire. No estaba dispuesto a generar ningún tipo de conversación con él.

-¿Cómo te está yendo con los ejercicios? ¿Has notado mejoras?- El pelirrojo intentó pobremente generar algún tipo de charla conmigo, a lo que yo me encogí de hombros desinteresadamente.

-Supongo que sí...

-Quizás podría buscar unas muletas, digo, para que tengas un poco más de movilidad. Imagino que será más cómodo para ti.- Odiaba que quisiera acercarse constantemente a mí, por lo que volví a encogerme de hombros.

-Sí, está bien.- El de ojos verdes suspiro, observandome directamente.

-Ken, ¿por qué me odias tanto? Yo solo quiero ayudarte, y lo sabes.- No respondí, él sabía perfectamente la respuesta porque sin Kyle, ahora estaría en los brazos de mi enamorado.- Bien, no me respondas eso, pero hay algo que sí me preocupa. La semana pasada le mencionaste algo sobre un demonio a Craig, ¿p-podría saber que significa?- Mi corazón comenzó a latir rápidamente, claramente él iba a estar pensando en eso, después de todo no fue muy inteligente de mi parte haberlo gritado a los cuatro vientos delante de todos.

estocolmo - crennyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora