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– ¿De verdad te dijo eso? No puedo creerlo, ese idiota...

Comentó Heeseung después de haberle contado todo lo sucedido, claramente saltándome la parte en la que Yeonjun dijo que le gustaba a Heeseung, apretando sus labios con rabia.

Al haberme encontrado llorando en las escaleras, Heeseung decidió llevarme a una cafetería cercana de la universidad para comprarme unas galletas y así, intentar subirme el ánimo.
Él era tan dulce que siempre lograba hacerme sentir feliz, era mi pequeño lugar seguro.

Después de unos momentos de silencio, el chico suspiró, echando su cabello hacia detrás con la mano. – ¿Quieres que te lleve a casa? No creo que sea buena idea que te quedes el resto del día en clase.

Hice una mueca pensativa, al mismo tiempo que jugaba con mis dedos. – Está bien, creo que será mejor que descanse un poco mi cabeza por hoy...– Respondí mientras frotaba mi sien, agradecida en profundidad por su propuesta.

El mayor sonrío con amplitud mientras asentía, pagando todo y levantándonos para caminar rumbo hacia mi casa.

El camino fue agradable. Mantuvimos pequeñas conversaciones sobre diversas cosas, distrayéndome así de todo lo que me carcomía.
Al llegar, invité al chico a que pasara dentro y nos sentamos en el sofá, mirándonos el uno al otro durante unos segundos.

Suspiré agotada mientras inclinaba mi cabeza contra el respaldo del sofá, girando esta hacia el chico, algo intrigada. – Hay otra cosa que me dijo Yeonjun...

Heeseung alzó ambas cejas, apoyando su brazo en el respaldo para sujetar el peso de su cabeza sobre su mano y manteniendo la mirada en mí. – ¿Más excusas o una paranoia suya?

Me encogí de hombros, mordiendo mi labio inferior con nerviosismo. – Creo que la segunda opción, pero siento la necesidad de decírtelo aunque probablemente sea una tontería.

– Adelante entonces.

Inhalé con algo de fuerza, manteniendo el aire en mi pecho, para soltarlo y poder hablar con más tranquilidad. Estaba nerviosa por la reacción del chico ante aquello, pero... ¿Y si Yeonjun tenía razón?

– Yeonjun mencionó la causa por la que se sentía tan amenazado e inseguro mientras estaba conmigo.– Hice una pequeña pausa para tomar aire y hablé con rapidez. – En resumen, dijo que le daba mucho miedo no ser suficiente para mí ya que sentía que yo te gustaba, por lo que se sentía amenazado por tu culpa ya que dijo que eras mejor que él y...

– ¿Dijo eso?– Interrumpió Heeseung con una sonrisa algo burlona.

Asentí con la cabeza, aturdida. – Sí... Aunque no creo que sea verdad, no hace falta que me lo aclares ni nada.– Solté una pequeña risa nerviosa, avergonzada por haberle contado todo aquello.

El más mayor se acercó aún más a mí, colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja con su mano. – ¿Qué se supone que no debo aclarar?

Un leve rubor se apoderó de mis mejillas, pintando estas de un color carmesí, al mismo tiempo que sonreía llena de nervios. – Y-Ya sabes, que sólo son cosas suyas y que yo no te gusto...

Él sólo sonrió, comenzando a acariciar mi mejilla con la mayor delicadeza del mundo. – ¿Y por qué debería decir eso? Tampoco te ha contado algo falso.

– ¿A qué te ref...

No pude terminar lo que estaba a punto de decir, ya que el suave tacto de los labios ajenos hicieron que me callara.

El corazón se me iba a salir del pecho en cualquier momento. Ya me había besado con él antes, lo sé. Pero fue por un reto, no por su propia voluntad.
Esta vez era diferente, esta vez estábamos solos, sin retos de por medio, ni amigos. Sólo nosotros dos y una dudosa confesión.

La suavidad de los labios del chico era tan agradable, que no quería separarme de él nunca más. Además, la delicadeza y lentitud con la que me besaba era completamente encantadora.

Dirigí mi mano hacia la cabellera del mayor para acariciar esta con suavidad, a la par que movía mis labios al mismo ritmo que los suyos, feliz al sentir como estos encajaban a la perfección. La mano ajena se posó sobre mi cintura, otorgando pequeñas caricias sobre esta, haciendo que mi piel se erizara por completo.

¿Qué significaba todo esto? ¿Acaso era un sueño? Estaban pasando tantas cosas en tan poco tiempo que mi cabeza era casi incapaz de procesarlas con certeza.
Heeseung me hacía sentir tan resguardada y tranquila. Además, era el chico perfecto, todas desearían tener al menos un Heeseung en sus vidas, de eso estoy segura.

Aparentemente, nadie vería algún problema en toda esta situación. Cualquier persona pensaría "os gustáis mutuamente, ¿por qué no salís juntos?" Pero aún así no puedo evitar pensar en la amistad de los chicos... ¿Y si las cosas no salen bien? No me gustaría nada fastidiar todo por un simple capricho. ¿Y si sólo es una atracción pasajera y se termina aburriendo?

Dejé aquellos pensamientos a un lado, volviendo a la realidad de nuevo al escuchar el ruido de unas llaves en el exterior, abriendo la puerta de mi casa tras eso. Heeseung y yo nos separamos a la velocidad de la luz al percatarnos de que se trataba de Sunghoon, el cual, se encontraba hablando por teléfono. Probablemente con Jake.

– ¿Mañana? No sé si pueda, tengo qu- oh...– Emitió al vernos sentados a su amigo y a mí en el sofá, quedándose congelado en el lugar. Parecía sorprendido. – Luego te llamo, Jake.– Dijo antes de colgar, observándonos fijamente con una expresión intimidante. – ¿Qué hacéis precisamente los dos aquí?

¿Por qué tenía que llegar ahora? Dios, todo mi rostro se encontraba rojo y mis dotes de actuación habían desaparecido oportunamente. Antes de poder emitir una sola palabra, Heeseung habló primero, al parecer, tranquilo. O eso parecía.

– La traje aquí porque se encontró con Yeonjun. Bueno, él la encontró en la universidad. Tuvieron una charla poco agradable para tu hermana y quise animarla, así que fuimos a comer algo y aquí estamos.– Respondió con toda la calma y naturalidad del mundo, llevando su mirada hacia mí con complicidad. – Ahora se encuentra mejor, pero cuando la vi sólo quise ir y romperle la cara a ese desgraciado.

Sunghoon nos miró en silencio, finalmente asintiendo y posicionándose frente a nosotros, con los brazos cruzados. – Yaejin, ¿qué te dijo?

Bajé la mirada mientras mordía mi labio inferior, contándole todo y de nuevo, omitiendo la parte de Heeseung. Mi hermano sólo tensó la mandíbula, abrazándome con fuerza al instante.

– Espero que tenga suerte y no me encuentre con él en un par de días, porque le cambiaré hasta la nacionalidad.– Comentó Sunghoon, haciéndome reír por aquella amenaza tan curiosa.

La tarde pasó con naturalidad, aunque también fue algo abrumadora para Heeseung y para mí, debido a que no pudimos volver a hablar en privado ni aclarar nada de lo sucedido.

El mencionado se fue a casa horas después, dejándome con un pensamiento más en la cabeza.

– Lee Heeseung, creo que me gustas.– Musité mientras me acurrucaba en mis sábanas, mirando las fotos que nos habíamos hecho el día de la recreativos.

Me esperaba una noche larga.

...

𝐁𝐋𝐄𝐒𝐒𝐄𝐃; HeeseungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora