Capitulo 16. Un entierro digno y una Luna para la Manada

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Ha pasado una semana desde el ataque, la Manada está más tranquila aunque la tristeza embarga los corazones de todos.

Me siento tan culpable, tan frustrada, tan enfadada conmigo misma. Se que no soy culpable de sus muertes pero al fin de al cabo ellos están muertos por mí.

Si tan solo no hubiese estado aquí! ellos seguirían vivos. No he sido capaz de transformarme, me aterra lo que puedo llegar a descubrir. Esta noche será la noche ya lo he decidido, no puedo seguir por más tiempo con esta incertidumbre, además si alguien más me quiere dañar debo de estar preparada por lo que aceptado entrenar si cabe más de lo normal.

No solo eso ocupa mi mente, hoy se celebra el entierro oficial por todas las víctimas, como compañera del Alfa debo estar en primera fila.

He buscado en mi armario algo serio y sobrio pero sin llegar a tocar lo aburrido. Al final me he decantado por un vestido negro de tubo, el largo es el adecuado ya que solo está un poco por encima de mis rodillas.

Cepillo mi pelo y lo recojo en un moño bajo, me aplicó muy poco maquillaje ya que solo quiero tapar mis ojeras y alguna imperfección. Hoy lo que menos quiero es ser el centro de atención.

Caleb me espera en la calle con cara de pocos amigos, subo al coche antes de que suelte un gruñido.

— Es qué piensas ir así?—

Qué? Por qué dice eso, es que no voy adecuada...

— Mira tus pies, anda!— dice ante mi desconcierto.

Bajo la mirada a mis pies y veo como he bajado a la calle con los patucos de conejito. Salgo del coche avergonzada y subo a toda prisa a por un par de zapatos negros de tacón ancho.

Llegamos a la plaza del pueblo, toda la Manada está allí o al menos eso es lo que parece.

James comienza a leer cada uno de los nombres de los fallecidos. Miro y alrededor de la plaza, puedo ver como hay colocadas unas cien fotografías debajo de ellas hay velas encendidas.

Después de un bonito mensaje, nos acercamos a dar el pésame a los familiares, para mí está es la peor parte de todas, ya que me hace sentir todavía más culpable si cabe.

Las historias que nos cuentan son tan tristes, hijos que han perdido a sus padres, padres que han perdido a sus hijos. Familias rotas por... por qué? No lo se, por matarme a mí? Por llevarme a algún lado?

Pasada una hora Caleb habla delante de la Manada y para sorpresa mía, me presenta ante todos como su Luna. El aire comienza a faltarme, el pulso se me acelera, esto es demasiado para mí, es tanta la responsabilidad que conlleva... Caleb percibe mi nerviosismo y pasa un brazo por mi cintura. Eso me avergüenza pero a la vez me da calma.

****

Al fin hemos vuelto a casa, no sé si seré capaz de ser la Luna que la Manada necesita, no siento que pueda estar a la altura de lo que se espera de mi.

Caleb parece leer mis pensamientos de acerca a mi y me dice unas palabras que me calman:

—Tienes derecho a tener miedo, eso no es malo y no te hace débil. Tienes derecho a enfadarte y a gritar. Enfoca toda tu rabia y frustración en crecer como Luna. Yo sé que puedes hacerlo y ser la mejor.—

— Supongo que si... Podemos ir al jardín necesito que veas algo—

El asiente con la cabeza y coge mi mano, he de decir que desde la visita a mi abuela, su actitud ha cambiado. Sigue con ese carácter de mierda pero al menos está más cariñoso y atento.

Llegamos al jardín, él me suelta la mano y me mira expectante.

— Necesito que me digas de que color son los ojos de mi loba —

—Y eso? Bueno ya me lo dirás tú si crees que lo necesito saber—responde comprensivo, a esto me refiero no me recrimina, ni me exige. Me da mi espacio y mi lugar y para que negarlo eso me encanta.

Le pido que se de la vuelta para que no aprecie mi desnudez, el levanta una ceja para después sonreír. Frunzo el ceño y el se voltea.

Quito mi ropa y la dejo en la banca de madera, pienso en mi loba y espero una transformación que no llega.

No lo entiendo que es lo que he hecho mal, ella ni siquiera está enfadada.

** Estás demasiado tensa, relájate y podré salir**

** Está bien, lo intentaré**

Está vez escucho a mi loba y me relajo, respiro profundamente y vuelvo a pensar en ella. Está vez noto como todos mis hueso se quiebran.

Abro los ojos y veo mis patas peludas, me acerco a Caleb y lamo su mano, este se voltea y me mira sorprendido.

— Eres preciosa, tu pelaje y tu tamaño son mayores a los de una Luna convencional —

Doy un gruñido y le empujó con mi hocico.

— Está bien, está bien yo solo te estaba admirando. Tus ojos son violetas, nunca había visto unos ojos así... Aunque he escuchado que en Europa hay lobos con esa tonalidad de ojos—

Mis temores se han echo realidad me separó de él y vuelvo a transformarme, veo como Caleb me mira sus ojos están dorados...

Ahora me doy cuenta estoy desnuda, cojo mi ropa y se la lanzo.

— Eres un pervertido...—

— Yo! Si eres tú la que estás desnuda yo ni me he movido —dice con la cara tapada por mis bragas-

Hay Diosa! Que imagen más vergonzosa el Alfa con mis braguitas de corazones en la cara. Salgo corriendo hasta la habitación, en la habitación me intercepta, me coge en brazos y me lleva hasta la cama.

— Tu aroma es más dulce ahora, yo diría que hasta es un poquito picante...—

Que voy a decir, no puedo negar la evidencia estoy excitada, la persecución y su aroma han despertado mis instintos más básicos y por qué no disfrutar un rato de este Dios hecho hombre?

Destinada al AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora