Todo es tan diferente ahora, se podría decir que todo marcha bien. Cuando Serenety desapareció me sentí muy sola, me aleje de James, lo culpaba por no hacer bien su trabajo.Vi como enfermaba por mi culpa y ahí me di cuenta de que no siempre podemos salvar a todos.
Pasamos una época muy oscura cuando el Alfa perdió su puesto y su hermano lo asumió, ser una omega fue lo peor que podrías llegar a desear, yo tuve suerte James mintió y dijo que me quedaría con él como esclava, apenas podía salir a la calle y si lo hacía James se veía obligado a ponerme una cadena al cuello como si fuese un perro.
En casa todo era diferente, pero las dudas volvieron a asaltarme. Era como si volviésemos al principio te quiero pero si me ven contigo lo negaré y te tratare mal.
Por más que me explicaba y me demostraba su afecto esa espina estaba clavada muy profunda en mi corazón.
Gracias a la Diosa o más bien a Serenety todo cambio, tenía miedo a acercarme a ella, se escuchaba que nada quedaba de la chica que yo conocí. Traía una hija y una mochila muy pesada a la espalda.
La observaba desde de la distancia, poco a poco vi como aquella chica perezosa y agradable se convertía en una excelente líder. Mientras tanto yo trataba de pasar desapercibida, quién lo hubiera dicho antes, pero ahora mismo no quería que nadie se fijase en mi.
Casi nunca acompañaba a James cuando ejercía su puesto de Beta, eso dañaba poco a poco nuestra relación pero en ese momento no lo veía.
Cuando mi relación más dañada estaba la madre de James apareció para sembrar más la discordia, pero esta vez la semilla que sembró no fue en su hijo sino en mi. Día a día me repetía que James me engañaba, me mostraba fotos y sembraba en mí la semilla de la duda y la desconfianza.
Un día me levanté temprano y sin despedirme me marché a la Manada de mi tía. En esa Manada el Alfa era tolerante y no admitía que nadie fuese maltratado por su orientación sexual, por su peso o su color. No es que aquí se permitiera pero como en todos lados siempre hay ovejas negras.
Sabía que debía alejarme pero no demasiado ya que yo o James podríamos morir, nuestro destino estaba unido, podíamos sentir el dolor del otro, la tristeza o el miedo...
Pero en ese momento lo único que deseaba era ser feliz, alejarme de todo lo que un día me había hecho sufrir.
No podía superar vivir en un lugar en el que a mí misma gente se le había tratado tan mal, de sobra sabía que los culpables ya no estaban, aun así el dolor y la rabia no me dejaban continuar por más tiempo allí. Si me quedaba un minuto más mi cuerpo hubiera colapsado por la oscuridad.
Las primeras semanas fueron las más duras, el lazo se debilitaba y yo con el, cada vez sentía menos a James y mi loba estaba muriendo de dolor por su ausencia.
Tras varios meses en la nueva Manada me sentía integrada aunque mi corazón sangraba por haber abandonado a mi compañero.
La primera mañana de primavera me dirigía al colegio, hacia sólo un mes que había conseguido un puesto como maestra, en el camino al trabajo me encontré a Serenety está estaba acompañada por Black el Alfa de mi nueva Manada.
Agache la cabeza avergonzada, no había estado ahí para ella cuando más lo necesitaba pero era porque yo también estaba luchando con mis propios demonios. Se acercó a mí, levanto mi cabeza y me miró sonriendo.
No tuve que hablar, ella no me odiaba seguía siendo la misma muchacha que tiempo atrás conocí. A partir de ahí no perdimos el contacto, nos llamamos y nos escribamos todos los días.
También me contó que James estaba desesperado por encontrarme, había perdido peso y no se veía nada bien, estaba muriendo por mi ausencia.
En ese momento tome una decisión, le pedí a Serenety que le dijese donde me encontraba, deseaba verlo una vez más. Después lo rechazaría y él podría comenzar de nuevo.
Diría que pasaron días hasta que llegó pero mentiría, solo tardo unas horas en presentarse en la puerta de mi casa. Serenety tenía razón mi compañero, mi hombre, mi alma gemela no era ni la sombra de lo que fue.
Mi loba saltaba de alegría al tenerlo de nuevo frente a nosotras, y lo que menos esperaba que hiciera, hizo....
Se arrodilló y cogió mis manos para después pedirme que no lo abandonara, que no lo rechazara, su vida sin mí no tenía ningún sentido. Si yo lo aceptaba de nuevo en mi vida él dejaría de ser el Beta de la manada, no le importaba el cargo o el trabajo que debiera ostentar, lo único que deseaba era estar a mi lado.
Le ayude a levantarse y lo bese, si fui yo la que lo bese porque era lo que más deseaba en el mundo.
Le expliqué que el problema nunca fue él, me deje llevar por las circunstancias y no fui fuerte, ni valiente. Solo hice lo que mejor sabía hacer, huir de los problemas. Porque iba a decir correr pero ya sabéis todas que a mi correr no me gusta.
Y de eso ya han pasado muchos años, ahora somos padres de un hermosa niña, una que vuelve loco a su padre, y a la que no le gusta el ejercicio físico, a quién habrá salido...
Hoy vamos de nuevo a la Manada, Serenety ha vuelto a dar a luz y me ha pedido por favor que vaya a verlos, está vez no me puedo negar.
Después de muchos años he curado mi herida y he superado el dolor. Ahora soy una nueva Kitty que va de la mano de su James.
Las personas malintencionadas siempre estarán ahí, pero de ti depende darles un lugar u otro en tu vida, solo tú eres dueña de tu vida y de tu destino. No dejes que nadie elija o decida por ti. Tú eres única.
Nota: Y hasta aquí llegó la historia, da penita cuando algo se acaba, pero en este caso un capítulo se cierra y otro se abre. En unas horas estaré subiendo mi nueva novela. Espero que la lean y me acompañen en esta nueva aventura. Besitos...
Ella es humana
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Destinada al Alfa
LobisomemSerenety Moore vive una vida tranquila junto a su abuela. Hace casi diez años sus padres murieron en el ataque a la Manada. Desde entonces vive a las afueras con su abuela. Su vida es tranquila no se relaciona con nadie de su raza, ella estudia y t...