Capitulo 12. Heridos

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Siento presión en el pecho y un dolor punzante, no se lo que significa o más bien no lo quiero saber.

Los minutos aquí dentro parecen horas, no sabemos nada del exterior. Me siento frustrada e inútil en estos momentos. Me pregunto si Sara y Jhon se encontrarán bien, y la abuela?

La preocupación me embarga, mi amiga parece más calmada sus ojos han cambiado de color, es como si estuviera hablando con su loba.

La miro en silencio esperando a que termine de hablar a través de su enlace.

— Acabo de hablar con James, está herido pero nada grave. Ya podemos salir de aquí.—

— Cómo es eso de que has hablado con él?—

— Estás de broma verdad?—

Yo la miró sería, y confundida no entiendo porque cree que estoy bromeando.

— Vale, lo pillo. Hija tantos años fuera de la civilización te han pasado factura... Todos los que poseemos un lobo podemos enlazarnos con el Alfa de la manada, después una vez que te has marcado también puedes enlazarte con tu mate. Solo tienes que pensar en él y llamarlo con tú mente. Me entiendes?—

— Perfectamente, bueno yo no lo he marcado a él, pero al ser el Alfa puedo comunicarme de igual modo, voy a intentarlo— respondo y cierro mis ojos.

** Caleb, Caleb estás bien?**

Espero durante un rato, esperando su respuesta, pero no obtengo ninguna. Vuelvo a intentarlo, igual estoy haciendo algo mal.

** Caleb, Caleb dónde estás?**

Nada, no lo consigo... Salimos del sótano y subimos a la primera planta, la casa sigue vacía o eso es lo que creo... es como si algo o alguien me estuviese observando.

Salgo a la calle junto a Kitty, las calles están vacías al menos las cercanas. Llegamos a la plaza y allí se desata el caos, hay cuerpos tirados por todas partes. No sé si todos son de los miembros de la Manada o también hay de los responsables del asedió.

Una voz me saca de mi mundo, me volteo y lo miro espantada, está cubierto de sangre pero no estoy segura de que sea suya.

— Serenety, por favor ayúdame hay muchos heridos y a parte de mí y de ti nadie más tiene conocimientos médicos—

Me voy al lado del doctor y comienzo a ayudar, limpio heridas, vendo y suturo, los primeros rayos de sol comienzan a vislumbrarse por el firmamento. Estoy agotada, sucia y hambrienta pero aún nos queda un largo rato.

Varios hombres se han encargado de recoger los cuerpos de los difuntos, he escuchado decir que no se les va a dar un entierro, si no que más bien serán incinerados en una gran pila funeraria. Así todo el pueblo podrá estar presente.

Hemos habilitado un hospital improvisado en el pabellón de baloncesto, también se que han llegado enfermeras y médicos de otras Manadas, ya que veo gente nueva ayudando.

Termino con un paciente y el doctor me indica que es hora de que vaya a descansar. Me acerco a la lista de muertos buscando algo que no quiero encontrar... gracias a la diosa él no está en la lista. Miro en la desaparecidos y tampoco lo puedo encontrar allí.

Cojo el móvil y lo llamo, no es como si tuviera algo que perder. Apagado o fuera de cobertura. Esto comienza a ser frustrante. Miro el reloj y veo que son casi las doce de la mañana por lo que ahora llamo a Kitty, quizás este con James y él me pueda decir algo del paradero de Caleb.

Kitty si coge el teléfono pero parece adormilada, supongo que la he despertado pero no la molestaré demasiado, al menos ella ha dormido algo yo en cambio parezco un zombie.

Me dice que James está con ella, están en la casa que James ha comprado para ellos. Me deja en silencio y supongo que se marcha. Tarda unos minutos y está vez es James él que responde al teléfono.

Me cuenta que después del ataque él estaba bien, apenas algún rasguño. Lo dejo solo y se fue. Me dice que puede haber ido a la Laguna. Es lo que suele hacer cuando está preocupado por algo.

No sé dónde esta la laguna, por lo que debo preguntar, casualmente está cerca de la zona de entrenamientos, pero aquí de nuevo viene el problema, no tengo medio de transporte y no está demasiado cerca que digamos a parte el camino está rodeado por un frondoso bosque.

Tampoco me puedo convertir en loba, estoy demasiado cansada y si lo hiciera perderíamos el conocimiento en un breve espacio de tiempo.

Veo una bicicleta apoyada en una pared, es una bicicleta de niña, lo sé porque es rosa y lleva unas tiras en los puños. Llamo a la puerta y una señora mayor me mira con curiosidad.

— Me podría prestar la bicicleta?—pregunto humildemente.

— Claro Luna, el tiempo que la necesites— dice la señora y me sonríe.

Como puede saber que soy la Luna, si me he cuidado bastante de ocultarlo... De verdad que no entiendo nada. Ella parece darse cuenta y me responde:

— Hueles a él, niña—

Anda es por eso, maldita sea... se acabó el pasar desapercibida. Me despido de la señora y me subo a la bicicleta para comenzar a pedalear.

Me siento estúpida la gente me mira y cuchichea, decidido voy a sacar una licencia para conducir!

Estoy agotada me duelen las piernas un montón, y si lo pienso fríamente esto no acabará pronto ya que tengo que regresar. Si tan solo hubiera comido algo y descansado un poco.

Pero no! El idiota este se ha metido en lo más hondo de mi corazón. Después de un rato muy, muy largo llego hasta la zona de entrenamientos.

Ahora me toca buscar donde está la Laguna. Cierro mis ojos y comienzo a escuchar, nada, solo pájaros y alimañas... Intento despejar mi mente y vuelvo a concentrarme.

Comienzo a escuchar el murmullo del agua, ya se por donde debo ir. Es al sur de mi posición. De verdad que soy penosa como mujer lobo, estoy demasiado oxidada. Quería olvidar todo lo malo y en el intento me he olvidado de lo que era. Tantos años rodeada de humanos y sin relacionarme con hombres lobo me han pasado factura, mis sentidos están oxidados.

Llegó con la bicicleta por un pequeño sendero, me detengo en la orilla, observó el entorno y veo una figura sentada sobre una de las rocas.

Me acerco despacio no lo quiero asustar, solo quiero saber que se encuentra bien.

— Pequeña recuerdas que puedo oler tu aroma...—

Es verdad que boba, me acerco y pongo mi mano sobre su hombro.

— Estás muy graciosa con esa bicicleta, igual debo de comprarte una para los entrenamientos...—

— Que gracioso, además paso de los entrenamientos soy pésima en ellos—

— A partir de mañana entrenaras el doble, no voy a permitir que nadie esté indefenso aquí— dice levantando la voz.

Me muerdo el labio, si contesto será peor y él no está en su mejor momento, ha perdido mucha gente y como Alfa se debe sentir frustrado.

— Quién nos ha atacado?— pregunto curiosa y a la vez preocupada.

— No estoy seguro, pero he hecho prisioneros...—

Nos quedamos en silencio, mi barriga ruge, creo que me estoy empezando a devorar a mi misma, pero desde dentro.

— Podemos volver a casa?—

— Está bien, pero no he traído el Jeep...— responde y se convierte en un gran lobo negro.

No me fastidies, él se vuelve a casa en forma de lobo y yo en la bicicleta rosa.

Oh Diosa...

Destinada al AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora