Una vez vuelvo a la realidad me pongo las braguitas a toda prisa, esta vez la he liado pero bien. No tengo tiempo de ponerme los pantalones ya que Caleb tira la puerta de un golpe.Este me mira de arriba abajo, no tengo manera alguna de escapar, se acerca lentamente hacia mi aprisionandome contra los fríos azulejos.
— Desde que has aparecido en mi vida no has hecho otra cosa más que contradecirme y desafiarme. He sido paciente no te he obligado a nada, no te imaginas las ganas que tengo de follarte y tú te pasas aquí a tocarte, que es lo que debo hacer yo ahora?— dice mientras su lengua recorre mi cuello.
— Yo... yo lo siento —respondo con la voz entrecortada.
— No vuelvas a hacerlo, la próxima vez no me voy a contener, creo que ya has colmado mi paciencia... y ahora sí me dejas solo voy a darme una ducha...—
No me muevo me he quedado clavada en el suelo, veo como se quita la última prenda de ropa que cubre su cuerpo y mi cara se enciende. Salgo del baño a toda prisa y me meto en la cama.
Pasados unos minutos él se mete en la cama y apaga la luz. No puedo dormir estoy nerviosa y avergonzada. Todavía me asombró de lo que acabo de hacer hace un rato.
— Será mejor que duermas, no he olvidado que ya puedes empezar los entrenamientos—
Me quedo dormida bastante tarde, me despierta un sonido horrible. Es el despertador del Alfa. Este hombre está loco si son las cuatro y media. Yo no le levanto ni por asomo. El entrenamiento es a las siete así que por lo menos hasta las seis y pico no pienso moverme de la cama.
— Son las siete menos cuarto, vístete rápido nos vamos—
Qué! Me he dormido y ahora por hacerlo no tengo tiempo de desayunar, además de darme una paliza me voy a morir de hambre.
Bajo al hall de la casa ya con la ropa del entrenamiento, después de entrenar me tendré que ir a trabajar así que espero poder hacerlo en buenas condiciones.
Allí me está esperando Caleb con cara de pocos amigos, más bien es su cara de todos los días. Así que simplemente lo ignoro.
Me monto junto a él en el Jeep pocos minutos después llegamos al campo de entrenamiento. Bajo del coche antes que él, no quiero que nadie sepa que soy su mate y me reúno con un grupo de jóvenes. Un instructor llega y nos clasifica en tres grupos, el primero es el de los veteranos, el segundo es el avanzado y el tercero al cual pertenezco es el de los novatos.
Voy a entrenar con chicas y chicos de dieciséis años, cuando ya debería estar en el segundo o en el tercero solo por mi edad.
— No te sientas mal, yo tengo casi 22 y todavía sigo en este grupo— dice la voz de una chica a mi espalda.
— Hola soy Serenety...— respondo intentando ser amable.
Ella se presenta como Kitty, no sé si ese será su nombre real pero es el que me ha dicho. El instructor nos manda a correr diez vueltas al menos no son las treinta que me mandó este lunático.
Kitty parece estar en peor forma que yo y mira que eso es difícil, terminamos de correr agotadas. Mientras trato de recuperar el aliento el instructor nos indica que debemos colocarnos por parejas, que bien me acerco a Kitty y ella sonríe pero esa sonrisa dura poco ya que el instructor le dice que hoy entrenara cuerpo a cuerpo con él.
Miro a mi alrededor y todos están ya con sus parejas por lo que me siento debajo de un árbol a esperar que terminen.
— Qué se supone que haces?— dice el Alfa asustandome. De verdad que debe ocultar su aroma si no es eso, es que debo de ser la peor loba del mundo. Incapaz de reconocer su aroma hasta que no está delante.
— Nada, no tengo pareja así que espero a que terminen—
— Entrenas conmigo, levántate—
Me levanto del suelo y voy con él hasta la zona de lucha, no voy a discutir con él ya bastante avergonzada estoy después de lo de ayer.
— Pegame— dice con la voz más grave de lo normal.
Como si le fuese ha hacer algo a ese saco de músculos, aún así obedezco y lanzó un golpe él lo esquiva, durante un rato lo pasamos así yo lanzando golpes y el esquivandolos.
Ahora es su turno, el pega y yo esquivo, ocurre un milagro soy capaz de esquivar el primer golpe me siento eufórica. Me despistó mirando a Kitty y recibo un golpe en el pómulo que me hace caer.
Me levanto adolorida y él me ofrece su mano. Le doy un pequeño golpe indicando que no quiero que me toque.
Un silbato suena, los entrenamientos han terminado, gracias a la diosa sino de seguro me habría matado.
Voy al vestuario y me cambio, voy un poco justa al trabajo pero si me llevan llegare a tiempo.
Cuando estoy por salir escucho una conversación, se trata del instructor y Kitty.
— Es que no puedes mejorar, no ves que eres una vergüenza.—
— Si tanta verguenza te produzco James, lo que tienes que hacer es rechazarme de una vez. Ya estoy cansada del no te quiero pero no te dejo ser libre —
Escucho un portazo, ya se deben de haber ido por lo que salgo. Al salir me encuentro allí a Kitty sentada llorando.
— Siento que hayas tenido que escuchar esto— dice apenada Kitty.
No se que decir y hago lo primero que pasa por mi cabeza, le doy un abrazo el cual corresponde.
— Se avergüenza de mi por mi físico, el beta de la Manada no puede tener de mate a una chica gordita como yo... y aún así no me rechaza—
— No te preocupes ya veremos la forma de que él caiga a tus pies rogando por un poquito de tu amor—
Miro el reloj y veo que ya es un poco tarde, así que me despido y salgo corriendo el me está esperando en el coche, me monto y no abro la boca en todo el trayecto hasta la clínica.
El pone una mano en mi rostro y yo me renuevo de inmediato.
— Siento el golpe de tu cara, no pretendía dañarte—
— Pues para no pretender hacerlo lo has hecho divinamente y ahora si me disculpas llego tarde.—
Me bajo del coche y paso a la clínica, al menos no tendré que ver su cara hasta la tarde.
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Destinada al Alfa
VârcolaciSerenety Moore vive una vida tranquila junto a su abuela. Hace casi diez años sus padres murieron en el ataque a la Manada. Desde entonces vive a las afueras con su abuela. Su vida es tranquila no se relaciona con nadie de su raza, ella estudia y t...