Dos meses después, siete meses desde que se la llevaron de la Manada.—Fede no puedes tener todo el día cargado al niño.— le digo a Fede frunciendo el ceño, desde que Isabella tuvo a Matías, Fede está en modo padre sobreprotector.
—Es mi hijo, no es malo que lo quiera cargar, se pasa el día comiendo o durmiendo—responde molesto.
Es tan gracioso pero a la vez tan irritante vivir con él. Estoy pensando en mudarme, ellos ya son una pareja y yo estoy en medio. Siento que sobró en esa ecuación, lo mejor será que Luz y yo vivamos solas, ya hace un tiempo que avisaron a Caleb de que me encontraba aquí, ahora estoy empezando a pensar que quizás no me quiera y solo fuese la atracción del vínculo lo que nos uniera.
Salgo a la calle, llevo a Luz en modo porteo, ella escucha el latido de mi corazón y también puede sentir mi calor. Es casi la hora de comer y necesito pan, por lo que le dirijo a la panadería.
Ahora que lo pienso también necesitaré un trabajo, el problema está que en una comunidades tan pequeña no hay trabajo, tendría que salir de la seguridad que se nos ofrece aquí y ganarme el pan en otro sitio.
Tarde o temprano lo tendré que hacer, lo peor de todo será tener que alejarme de Luz toda la jornada laboral.
Acabo de tener una idea, soy enfermera aunque para poder espedir mi título desde Estados Unidos tendría que hacerme visible y eso a día de hoy no es posible. Así que probaré aquí, quizás a la doctora le haga falta una enfermera, por probar no se pierde nada.
Llegó hasta su casa versus consulta en poco tiempo, ya llevo el pan conmigo por lo que en cuanto le pregunté volveré a casa para terminar la comida. Isabella no es muy buena cocinera pero se aplica mucho, así que en poco tiempo cocinara mejor que yo. De eso estoy segura.
—Doctora me preguntaba si no necesitará ayuda con los pacientes?—
—La ayuda siempre es necesaria, pero por el momento no te podría pagar apenas, pero te puedo ofrecer una casa individual y comida Ana—
—Me parece perfecto, si le parece puedo empezar mañana mismo y en unos días me mudare. Muchas gracias, no sabe lo feliz que me hace—
Regreso a casa super contenta, el problema es que no se cómo se van a tomar estos dos lo de mi partida.
—Isabella puedes poner la mesa! Ya traigo el pan—digo mientras dejo el pañuelo que cubre mi cabeza en la entrada, en la casa no me importa que vean mi falta de cabello pero en la calle me siento un poco avergonzada, cuando pueda en un futuro me podré poner las piezas dentales que me faltan, ahora intento no abrir demasiado la boca para hablar y evito reírme, pero eso es un poquito difícil la verdad.
Llegó al comedor y me llevo la mayor de la sorpresas, siento que me mareo y me agarro al marco de la puerta.
Caleb se levanta y se acerca a mí, no puedo creerlo esto se debe de tratar de un sueño. Me lanzó a sus brazos y recuerdo que llevo a Luz conmigo, está se remueve al sentir el aroma de su padre, yo creo que lo puede reconocer, bueno no como padre pero si como Alfa.
—Caleb, cuándo has llegado? Cómo estás, como está la abuela?—pregunto deprisa y atropelladamente.
Él no responde, me mira de una forma extraña, levanta una mano y coge un mechón de mi pelo, esto parece disgustarle. Luz da un grito y Caleb se asusta echándose para atrás.
Eso me produce risa, de nuevo lo veo como observa mi cara con disgusto y mi cuerpo con sorpresa. Me acerco a Isabella y le pido que desate el pañuelo de mi espalda, una vez lo hace me acerco a Caleb y le muestro a Luz.
—Ella es Luz, es nuestra hija, Caleb—
El niega con la cabeza, parece disgustado y sobrepasado por toda la situación.
— No, no puede ser en toda mi línea de sucesión nunca ha nacido una niña...—
—Pues se ve que se ha roto la tradición— respondo de nuevo sonriendo.
— Qué ha pasado con tu pelo y con tu dentadura?—
Esa pregunta me molesta en sobremanera, primero duda de que Luz sea su hija, ni siquiera la ha mirado y después en lo único que se fija es en mi aspecto.
Pues ni que el estuviese mucho mejor que yo, haber el tiene todo su pelo y todos sus dientes pero lleva una barba horrible y apesta. Y le he dicho algo? Pues no, claro que no, solo con verlo me he puesto feliz, ya veo que en su caso no ha pasado lo mismo.
—Todo eso lo he perdido por defenderme, estoy viva de milagro... gracias a que me curo rápido por alguna razón. Y ahora no tengo ganas de darte más explicaciones. Voy a servir la comida, Fede tiene que estar apunto de llegar—
—Quién es ese tal Fede?— dice levantando un poco la voz.
—Lo primero no te permito que grites, tenemos dos bebés en la casa y segundo Fede es el que nos ha salvado y nos ha protegido a Isabella y a mi durante todos estos meses. Y no montes una escenita de celos, Fede es el compañero de Isa—
—Tú debes de ser Caleb, huele a Alfa desde la calle, yo soy Federico —dice Fede pasando al interior de la casa y tendiendo su mano a Caleb-
— Gracias, por cuidar de ella—dice Caleb estrechando su mano con la suya.
—Su abuela fue como una madre para mí, se lo debía. Lo hice encantado—
—Alfa, siento si nuestra comida es humilde, pero le prometo que está buena, Ana... digo Serenety cocina muy bien—
—No importa, solo me apetece algo caliente... no sabía que cocinabas?—
Esto último lo dice dirigiéndose a mi.
— He aprendido, teníamos que sobrevivir...—respondo tomando una cucharada de alubias.
Pasamos la comida tranquila, Caleb le cuenta a Fede que él junto a unos cuantos hombres se han recorrido casi toda Europa buscandome, sus hombres están alojados en la pequeña pensión del pueblo.
Terminamos la comida, después me siento en el sofá y alimento a Luz, Caleb me mira con los ojos dorados. Esto solo quiere decir que su lobo está presente y no se si es bueno o malo, Isa parece darse cuenta y le pide que le ayude a recoger.
—Siento que no hayas encontrado lo que buscabas—le digo a Caleb mientras paseamos por el pueblo.
— Si que te he encontrado—responde de una manera fría.
—No seas cínico Caleb, me he dado cuenta de cómo me miras, se que te repugno y ni si quiera has mirado a tú hija—
— No me repugnas, eso nunca! Estoy molesto por todo lo que has tenido que pasar, por todo lo que has sufrido y ese mal nacido te ha hecho...— responde evitando de nuevo incluir a Luz en la respuesta.
— Y Luz?—
— No lo sé, como sé que es mi hija?—
ESTÁS LEYENDO
Destinada al Alfa
Kurt AdamSerenety Moore vive una vida tranquila junto a su abuela. Hace casi diez años sus padres murieron en el ataque a la Manada. Desde entonces vive a las afueras con su abuela. Su vida es tranquila no se relaciona con nadie de su raza, ella estudia y t...