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dieciocho: "tu hermana no quiere"

12/02/22

Pablo

Eran al rededor de las siete y media de la tarde. Ósea que queda media hora para ir a cenar con la familia de Madi.

Nos estamos subiendo al coche de Pedri, sentados como siempre. Cada uno en su sitio.

Madi se ve preciosa.

Viste unos pantalones comunes negros con una camisa de manga larga blanca y encima de esta, un vest sin mangas.

Pelo suelto y liso.

Maquillaje natural y aún así se veía preciosa.

Te tiene mal, bro.

Muy mal.

Yo voy con unos pantalones de color beige con una sudadera sin gorro de color negra.

Me veo casual pero a la vez elegante.

Madi

Está buenísimo.

Con o sin ropa me lo quiero comer igual.

Bue, vamos camino a casa de mis padres, tendré que controlarme.

Minutos después ya hemos llegado.

-¿Y? Gavi, ¿nervioso por conocer a los cuñados y suegros?- le pregunta el canario con un tono burlón.

-Que chistoso. Cállate ya.- le responde este.

Yo me aguanto una carcajada mientras me bajo del coche de Pedri.

Golpeo la puerta dos veces y a los segundos llega mi madre a abrirnos la puerta.

-¡Cariño!- exclama en cuanto me ve.

Me abraza y la saludo.

-¡Emma, querida!- saluda a mi amiga. -Cada día estás más guapa.-

-Gracias, Lucy.- ella responde con una sonrisa. -Y tu te ves cada día más joven.-

Yo rodeo los ojos divertida y voy al comedor para saludar a mi padre, el está poniendo la mesa.

-Hola, papá.- le llamo.

-Sonny, preciosa.-

Sonny es un apodo que solo mi padre y hermana usan en mi.

-¿Cómo estás?- me pregunta.

Yo le respondo que estoy bastante bien y feliz y le pregunto por él.

-Yo bien. La que no ha parado con llamadas de agencias es tu madre.- me responde señalando a mi mamá la cuál está saludando a Pablo.

Mi madre es mi manager también, se encarga de propuestas de agencias y enseñar mis portafolios a estas.

Le iba a responder pero escucho dos mounstritos bajar las escaleras.

-¡Sonny!- escucho una voz aguda detrás mío y un momento después unos pequeños brazos rodearme las caderas.

-Hola, pequeña.- saludo a mi hermana menor, Noe.

Giro para ver a Álvaro, mi otro hermano y mellizo de Noe, congelado en su lugar.

Había visto a Pablo y a Pedri.

Yo suelto una carcajada al ver como sigue estático en su lugar.

Me acerco a el y le saludo.

-Hola, pequeñín.- le digo.

El solo asiente.

-¿Quieres ir a saludar a los chicos?- le pregunto.