El desierto de las cenizas.

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Daemon Targayen arribo en Dorne, cubierto por una capa, para ocultar su cabello rubio. A su lado estaba Cregan Stark, quien se había quitado el bello facial, y cortado el cabello, para así el no ser reconocido. El príncipe dragón, aun si se hubiese rapado la cabeza no podría ocultar ser un Targaryen.

Cregan, Daemon y Ser Erryk habían decidido ir ellos en un barco modesto directamente a Dorne, bajar, introducirse en la cuidad. Después llegaría Rhaenyra con Syrax y entonces cuando todos salieran incluida lady Vhalien, ella quemaría Dorne con su dragón.

Después de la playa, se introdujeron en la ciudad donde vagaron sigilosamente. Después de todo se trataba de uno de los dos más grandes guerreros de Westeros, no había nada que temer.
Umber y Odell Martell hace ya algunos meses que habían dejado de pasar la tarde en los jardines acuáticos, pues Odell se había vuelto paranoico en extremo, y prefería no salir del palacio. Y no lo había echo en mucho tiempo.
Por ello el jardín acuático, y el resto de Dorne permanecía en penumbra. El rey Viserys había cerrado la rutas de comercio marítimas hacia Dorne, por ello solo la comida que se generaba en Dorne, era la que los dornienses comían. Todos excepto el palacio que contrabandeaba con cosas.
Dorne estaba a punto de una guerra civil, y Daemon y Cregan lo sabían, solo hacia falta ensender esa chispa.
Por ellos Cregan había decidido impulsar la chispa de la rebelión.
Con un cargamento secreto de armas, se introdujeron, en Dorne.
Daemon nunca había sido bueno con los discursos, pero Cregan si lo era. Habían estado al menos dos semanas ahí en Dorne, intoeduciendose en lo más bajo. Hasta que un día reunieron a la suficiente gente, que moría de hambre y enojo, para que Cregan entonces dijera:
—Ustedes sabían que en el palacio Umber y Odell Martell comen y toman todo el día — dijo Cregan — duermen en seda, y se burlan del pueblo.
El pueblo gruño de una manera unanime. Se preguntaron como es que si el pueblo se moría de hambre, harían para conseguir una revolución armada.
Daemon estuvo para resolverlo, y armó a todos y cada uno de ellos.
Entonces ese mismo día, después de dos semanas, lograron que el pueblo marchara hacia el palacio, reafirmando la independencia del reino de Dorne de los siete reinos y del gobierno Targaryen, exigiendo que Dorne volviera a ser parte de ello.

Daemon, Erryk y Cregan se aventuraron primero que nadie hacía los jardines acuáticos, aprovechando el revuelo que había con el levantamiento del pueblo, sabían que los guardias estarían ahí.
Caminaron por los pasillos, con Daemon en la cabeza por mucho que eso no le gustará a Cregan.
—Es mejor esperar un poco — dijo Cregan.
Pero Daemon estaba desquiciado.
—Ya esperamos muchos años, sin ella — dijo Daemon, rápidamente mirando a Cregan con recelo. Cregan pensaba que no era la mejor compañía del mundo y haber pasado los últimos meses pegado a él, además descubierto oscuros secretos de Daemon cómo que el tenía sexo con otras mujeres, mientras lloraba por su sobrina Vhalien.
Pero le agradecía algo definitivamente, la increíble movilidad que había logrado en todo Westeros por ella, y por ello le perdonaba todo lo anterior.

Poena la mujer que se había encargado de cuidar a Rheagar cuando era bebé, había dado planos exactos de dónde estaba la habitación donde tenían encerrada a lady Vhalien, y ellos caminaron hacia ahí, tan lentamente, que el silencio era ensordecedor, pero al llegar la puerta estaba abierta y se veía deshabitado.
Daemon quiso golpear algo, pero se detuvo.
—Tal vez Se la llevaron a otro lado mi lord — dijo ser Erryk, en un susurro.

Daemon miro a Cregan y refunfuño.
—¿Dónde está Umber Martell? — suplico Daemon, miro a Cregan — por favor dime qué no quieres si cabeza en una lanza.
—Vamos — respondió simplemente.
Daemon y Cregan caminaron está vez hacia la sala principal donde, ya sabían que Odell y Umber estaban, junto con tres guardias.
Dieron un paso hacia el salón y ya estaban los dos, esperando sentados, cubiertas por cinco gordillas enormes por guardias.
—Ya te esperaba, príncipe — dijo Umber.
Daemon sonrió, gustaba más la idea de combate. Pues para ni Umber ni Odell representaban ningún peligro
Cregan miro a Daemon, y acepto con la cabeza. Dio un paso al frente y choco espadas, con el primer guardia. No antes de que Daemon echara al piso a uno de ellos, y chocará espadas con el otro. Ser Erryk también comenzó chocando espadas. Umber se pregunto si era el número adecuado de guardias, o habían sido demasiado pocos.
Se traba quizá de los hombres más grandes de Dorne, pero no los más ágiles. Daemon fue el primero en cortar a uno, de las manos este callo al suelo acto seguido. Pero Cregan mato a uno en ese mismo momento, clavándole la espada de los Stark, directo en el pecho.
Pronto tenían un monticulo inmenso de cadáveres y aún guardias por acabar.
Cuando todo el panorama cambio.
Vieron una sombra atravesar el salón sin tomarle importancia la dejaron pasar. Cuando detrás de Umber y Odell, una figura encapuchada. Se tiño de pelo rubio plateado, cuando se quitó la capucha, y corto el cuello de Odell de lado a lado antes de que esté pudiera entender lo que estaba pasando.
Daemon tiro al último guardia, antes de que todos en la habitación se quedaron perplejos.
—¡Rheagar! — chillo Daemon.
Mientras Umber Martell se ponía de pie, mientras lloraba, con desesperación aún salpicado con la sangre de su hermano muerto, y la imagen de su cabeza rodando.
Umber intento escapar.
—Ve por él, ser Erryk, lo llevaremos vivo — pidió Cregan.
Rheagar miro a su padre, y volteo los ojos en blanco. Era muy alto para su edad, y extremadamente poderoso fuerte y ágil, uno de los espadachines más hábiles de su edad.
—¿Dónde está? — pregunto Rheagar.
—No está — dijo Daemon — por eso era importante, dejarlos vivos para interrogarlos.
—¿Dónde está Rheanyra? ¿No ibas a llegar con ella? — pregunto Cregan.
Rheagar miro a su tío.
—Me le adelante, llegué en ash desert, hace unas horas.
Ash desert, era el enorme dragon del príncipe Rheagar. Mientras ser Erryk llegaba arrastrando a Umber, quién sangrado de la nariz.
—Cambio de planes — musitó Daemon, decepcionado — tomaremos Dorne y montaremos guardia aquí.

El principe canalla /Daemon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora