El torneo

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Después del día frío, el rey Viserys había obsequiado un par de vestidos de la mejor tela, la más fina. Solo después de invitarnos a una cena antes del torneo, que  se celebraría a primera hora del día siguiente. Por lo que las cocinas prepararon, pollo, pato y venado para comer, además de unas dulces tartas de queso. También envío a un grupo de damas de compañía para que ellas me vistieran, al estilo de una celebración sureña.
Mi tío Cregan lo noto inmediatamente, para el ya era suficiente suplicio verme en Dorne. Quizá el había sido el único se opuso a mí matrimonio con el príncipe Martell.
Baje a la cena del brazo de mi esposo, quien también tenía abrigos nuevos regalados por el rey dragón.
En la cena íntima estaban los más cercanos al rey, los Velaryon, Lord Corlys y Lady Rhaenys con sus hijos. También la mano del rey, un hombre desagradable al que mi tío había criticado varías veces, Lord Otto Hightower y su falsamente perfecta hija Alicent. De ella había rumores de haberle acostado por mandato de su padre con el antiguo rey Jaehaerys.  Pero no todo era tan malo, estaba el muy amable Lord Lyonel Strong y sus dos hijos Harwin y su extraño hijo Larys. Por último mi tío Cregan, mi esposo y yo.
La reina Aemma no había podido asistir pues estaba a punto de estallar en parto, sin embargo la princesa Rhaenyra y su tío el príncipe Daemon, también habían aparecido.
La cena empezó rígida, hasta que los hombres en la mesa tomaron tema y comenzaron a charlar. Estrategias de guerra y el fuerte comentario de Rhaenys sobre que ninguno de los caballeros de ahora había estado jamás en guerra, eran verdes como el pasto en Drifmark. Pronto Lord Corlys expreso su preocupación por el asunto en los peldaños de piedra, Daemon lo escucho atento al igual que mi esposo, todos menos Otto Hightower quien dijo:
—Ya has expresado estos asuntos en el consejo, recuerda tu lugar y con quién estás hablando.
Aquello todo dicho con un tono horrendo de altanería, tanto que la mesa se quedó en silencio. Hasta que Daemon se puso de pie golpeando sus puños contra la mesa.
Viserys hizo un ademán.
—Tu no tienes ningún poder, no tienes derecho a callar a ningún Lord — dijo Daemon — te has creído demasiado, y solo eres una plaga.
Otto no dijo nada.
—Hermano, por favor no arruines la cena— pidió el rey Viserys, quien era demasiado suave.
—Lord Corlys, después podemos charlar con el asunto de la triarquia — dijo Odell.
—Daemon, por favor — suplico Rhaenyra, ya que Daemon seguía de pie.
—Solo bailaré.
Salió de la mesa, de a lado de Rhaenyra y fue hasta mi.
—Lady ¿Le gustaría bailar? — no podía creerlo, aún así no reaccione para nada. Acepte la cabeza con seriedad. Era bastante atrevido de su parte.
Bailamos y me susurro un par de veces que me veía hermosa con el cabello como una mujer de la vieja Valyria lo llevaría. Nadie lo escuchaba solo yo, lo que hacía esto aún peor, desde la última vez, después de que me sostuviera para que tocará a Caraxes.
—Esta cena está como  el venado, sin sabor — musitó —¿Le gustó Caraxes, mi lady?
Sonreí.
—Nunca había estado tan cerca de un dragón, oh fue magnífico — respondí.
—Si me da su favor mañana en el torneo, la puedo llevar a un lugar lejano antes de que se den cuenta que no está, en el lomo de Caraxes.

El torneo empezó temprano, caballeros verdes como el pasto de Drifmark llegaron de todas partes de los 7 reinos.  El rey Viserys dió un discurso en honor a su futuro heredero.
Primero mi tío Cregan partio el trasero de un hombre de una casa menor llamado Criston Cole. Después de eso todo se volvió una matazon. Tuve que voltear la mirada un par de veces. Baje hacia el castillo por inercia, cuando el príncipe Daemon apareció con su armadura y su casco de dragón.
—¿Tan pronto se va? — pregunto — soy el siguiente en aparecer.
—Parece que no puedo dejar de encontrarmelo mi príncipe —  murmuré.
—Coincidencias afortunadas — dijo Daemon — ¿Me dará su favor?
—Lo lamento, deje en mi asiento los ramilletes — dije.
—No lo necesitamos—  dijo me beso la frente, me sentí helada, bajo sus labios cálidos de dragón.
—Es usted todo un canalla — dije sin moverme de lugar, disfrutando cada bendito segundo del beso y eso que solo era en la frente.  Beso mi frente otra vez, al tiempo que decían su nombre para participar. "El dragón, nuestro príncipe Daemon Targaryen".
—Te buscaré más tarde, lady Stark.

El principe canalla /Daemon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora