Los peldaños de piedra.

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—Mi lady.
Gire la cabeza hacia uno de los empleados de la casa, que ya hacía en la entrada de mi habitación.
—¿Si?— respondí inmediatamente.
—Un barco Velaryon de Driftmark intenta encallar en la plaza — dijo — suponemos que es su esposo mi lady.
—Entendido, monten una campaña en el muelle. Yo le digo al rey — dije.
Baje las escaleras rápidamente y fui hasta los jardines acuáticos dónde estaba sentado el primer gobernante de Dorne, Umber Martell primero con el nombre.  Había un par de chicas dándole fruta de comer y el reía junto con ellas.
—Princesa Vhalien — dijo al verme — nos honra con su presencia gélida mi lady.
—Un barco Velaryon está en las costas mi rey — dije — los chicos creen que puede tratarse de su hermano.
Umber abrió mucho los ojos, y luego sonrió.
—Han pasado cuatro años mi lady — dijo el rey — es muy importante esta ocasión, recibe en mi nombre el barco, mientras yo planeare una gran cena de bienvenida.
—De acuerdo mi lord — respondí.
—¿Mi lady?
—¿Si?
—Su lealtad a Dorne será recompensada.
Sonreí.
Cuando llegue a la plaza, habían montado un regimiento de bienvenida, y el barco estaba peligrosamente cerca.  Sentí un tirón, y un poco de miedo. Si bien la había pasado mal estos cuatro años aislada en Dorne, pensar en el regreso de Odell me hacía sentir mucho peor.
El barco encalló en el muelle, pasaron unos minutos, y lord Corlys Velaryon bajo del barco.
—Lord Corlys Velaryon, señor de las mareas — dijo el heraldo y yo me sorprendí pues mi idea acerca del barco había cambiado, entonces perdí el piso con los  siguientes en salir — lord Leano Velaryon y el príncipe Dragon Daemon Targaryen.
Levanté la cabeza y vi al príncipe Targaryen caminando por el muelle.  Los tres estaban tremendamente sucios, pero Daemon lucia una corona de madera. Intente no mirarlo, pues recordé que la última vez habíamos sido descubiertos por el rey Viserys y su lord comandante y ellos habían jurado no decir nada de nosotros por los nuevos y los viejos dioses. El rey había sido un buen hombre y un buen rey pues acaba de perder a su esposa la reina Aemma y aún así mantuvo  mi secreto, para alejarse de mi habían mandado a Daemon a la batalla en los peldaños de piedra, junto con los hombres Valeryon y mi esposo Odell, y habían pasado cuatro años desde la última vez que le vi, a cualquiera de ellos.
Por último salieron un par de caballeros, cargando una camilla, supe que algo muy malo había pasado.
—Chicos, lleven al príncipe Odell con los maestres — ordene.
—Lo siento mucho princesa, lord Odell sufrió un accidente —  dijo lord Corlys.
—Gracias por traerlo lord Corlys, sientanse cómo en casa — dije — Dorne les abre las puertas, llévalo a sus habitaciones por favor.
Daemon finalmente estuvo frente a mi.
—Me nombraron rey en los peldaños de piedra, rey de los pueblos libres — dijo el mirándome imponente desde arriba.
Me alegraba ver su rostro palido y su cabello ahora corto, no podía mentir. Y cuando estuvo frente a mi totalmente se dejó caer a mis pies para abrazar mis piernas.
—La gente libre me construyó está corona y construyo esto para ti — dijo saco de entre sus ropas, un pedazo de tela, que envolvía un tallado de madera  se trataba de un lobo con piedras de rubí en los ojos —contruido para mi reina.
Sentí emoción y vergüenza al mismo tiempo, porque su espectáculo fue totalmente público, los empleados del palacio vieron a Daemon  aferrado a mis piernas.
Gire la cabeza.
—Estaremos bien, pueden dejarnos — dije y todos se fueron — cuatro años de castigo aquí sin ti.
—No hubo un solo minuto que no pensara en ti — respondió Daemon que seguía aferrado a mi pierna.
Me agache junto con él, para mirarlo de frente — soy viudo, ven conmigo  a Dragonstone a qué te haga mi esposa.
Sonreí.
—Yo no soy viuda no puedo casarme otra vez — dije, bajando la cabeza.
—Pero él ya no puede cumplir sus deberes matrimoniales —  dijo Daemon — jamás ah podido.
Me eche a llorar y Daemon me tomo en sus brazos. Ya no podía resistir ni un momento más la soledad que Dorne me había dado.
—No me dejes aquí — chille mientras Daemon limpiaba mis lágrimas con sus manos.
—No te volveré a dejar nunca más, fue un error obedecer a Viserys —  bramo.
—Viserys fue benevolente con nosotros — dije.
—Date la vuelta, te pondré el collar — dijo — te prometo que no me iré hasta llevarte conmigo.

Odell estaba  vivo,  pero jamás volvería a caminar ni podría procrear un heredero. Estaba tullido para el resto de sus días. Daemon tenía razón él no podría cumplir ninguna de sus obligaciones como esposo, pero eso no haría que me dejara tranquila.
Cuando fui a verlo con los maestres estaba molesto, furioso diría yo.
—Lady Vhalien así que finalmente tuvo tiempo para su esposo — dijo sarcásticamente.
—¿Porque dices todo esto? — pregunté.
—¿Y dónde estuvieron los Stark? — dijo señalando el colgante en mi cuello —la nieve los hace cobardes, malditos lobos pretenciosos. Pero tú sin duda eres la peor de toda tu progenie. ¿Porque no vas a llorar a una torre y a subsistir en nombre de Dorne?

El principe canalla /Daemon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora