La cruzada de los maestres.

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Pasaron exactamente siete  díaz desde que lady Vhalien había visto la sombra, a la que ahora conocía como el señor de la luz. Le habían dicho que estaba embarazada y la flor roja no llego.  Quizá eso pueda lucir bastante sorprendente pero en si Westeros, se había vuelto algo más o menos así.
Daemon había conseguido apoyo para su prima Targeryan, las casas que la habían aceptado como su legitima reina y a su hermano Aegon como el usurpador. Habían prometido navíos, oro, guerreros y había comenzado algo, a lo que Daemon nombro la cruzada de los maestres. Ya que la mayoría de las casas que se habían unido habían colgado del cuello a sus maestres en la entrada de sus casas o empalado sus cabezas que el señor de la casa había cortado con su propia espada, miles de maestres cayeron tan solo en esos siete días, algunas casas sobretodo las casas que tenían a un maestre de avanzada edad, que ha había ya pasado una buena parte de la vida en las casas no fueron eliminados, aún así las casas tuvieron que hacerce responsable por la valía de sus maestres.
El falso rey Aegon, hizo que su madre y su abuelo dijeran que cualquier cosa que asesinara a sus maestres y peor aún los pusiera al escudriñó público, sería declarado enemigo de la corona.
Los bandos se marcaron rápidamente los días siguientes, y se vio Westeros en vísperas de una nueva guerra.
La cosa se puso extraña para los lores y hombres en general, pues en cada punto importante había una voz femenina.  Por un lado algunos le juraban lealtad a la reina Rhaenyra, por otro veía como lady Vhalien había logrado la disolución de su matrimonio y ahora era una voz durante la guerra. La reina había encontrado a una hija bastarda del antiguo rey en Dorne, hermana ilegítima de Odell y Umber, quien ahora estaba casada con un panadero, y tenía dos hijos, llamada Elia Sand. Rhaenyra había prometido darle el legitimidad y el apellido Martell para que no se perdiera la casa y alguien familiar continuará con el reinado Martell, con tal de que la casa jurara
lealtad a la reina y nunca más volviera a levantaré contra ellos, prometiendo a su vez el matrimonio con uno de los hijos próximos de la Reina con su hija.  Así que se alzaba ahí mismo otra líder.

Daemon llegó con su hijo al cabo del día ocho, cada uno montado en su dragón el príncipe Rhaegar había traído maestres de Peentos y Meeren a  Westeros.

Vhalien saludo a su marido como si nada y luego lo llegó  hasta el salón. Donde lo esperaban con un banquete norteño.
—Muchas felicidades mi príncipe — dijo Lady Alysanne, mientras Daemon conmia.
Daemon levanto la cabeza y miro a su alrededor todos le sonrieron, lo primero que pensó fue en que había completado conseguir aliados y eso era algo para felicitar.  Pero luego cayó en cuentas que eso no era, cuando miro de reojo a su esposa que ya hacía enrojecida.
Alysanne hizo una mueca de vergüenza.
—Oh lo lamento mucho mi princesa pensé que ya se lo había dicho — dijo ella.
Daemon miro a su esposa, él estaba confundido un poco nervioso mientras que Rhaegar miraba fijamenre a ambos.
—¡Estoy embarazada! — musito — te lo quería decir en un lugar más privado.
Pues toda la corte había escuchado la noticia, hubo vitoreos, aplausos, berridos y Daemon se puso en cunclillas para besar las manos de su esposa, mientras la gente se juntaba para desearle larga vida.
Miro hacía un lado donde Alec había recibido un golpe de agua helada, intentaba disimularlo pero Vhalien lo conocía perfectamente y sabía que no era así.  Se sintió muy mal deseo salir de ahí para ir con el pero no lo hizo. Recibió todas las felicitaciones hasta que quizá una hora más tarde pidió ir al baño.

—Ser Alec — dijo Lady Vhalien en el pasillo.
— Felicidades mi lady — dijo el intentando no lucir furioso.
—Felicidades Ser será un niño hermoso de pelo oscuro — dijo Lady Vhalien tocando el cabello de Alec sin que nadie la viera.

El principe canalla /Daemon TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora