La boda de la princesa

635 37 3
                                    


La boda de Leano y Rheanyra sería entonces dos semanas más tarde, la fecha en al que el rey regreso a Kings landing. Se decía que el rey había pagado una enorme cantidad al gobernante en Dorne para que dejara en paz a su hermano y a la mujer con la que según el se había encaprichado, lo había escuchado también decir que aunque él se casara conmigo en una boda Valirya, en Westeros ante los ojos de sus dioses y del mundo seguiria siendo la esposa de Odell Martell que vive en pecado.
Yo no sabía que sentir al respecto.

Daemon tras viajar a Dorne después de la batalla en los peldaños de piedra, sabía que ya se había previsto una boda real, y había conseguido un vestido para mí, negro por los Targaryen.
Hace mucho tiempo no tenía una atención como tal, en Dorne lo hacía yo misma pues no tenía dama, por ello cuando Daemon en nuestra habitación en Red Keep, mando a tres damas de compañía a ayudarme a vestir. Pues para el sería un escándalo presentarnos en público, y si lo sería, sería mejor vernos muy bien.
Me dejó por un momento, y las damas de honor empezaron a hablar sobre lo que habían escuchado de un bufón de la corte.
—La reina Alicent mi lady dicen que ella había estado con el rey Jaehaerys y luego con el rey Viserys, pero siempre había estado enamorada de mi lord Daemon, mi lady — dijo la mujer mientras peinaba mi cabello — su Daemon.
Me quedé mirando, las tres damas de honor estuvieron de acuerdo.  Yo conocía a Alicent de cuando éramos niñas, Alicent era unos años mayor a mi y siempre estaba pegada a la princesa Rheanyra.
—Asi es mi lady, dicen que está molesta por los rumores que hay sobre la princesa — repsondio otra.
—¿Cuáles rumores? — pregunto.
—Que tuvo relaciones con un miembro de su guardia, con ser cole — respondió, debía ser muy duro vivir en chismes como lo vivía la princesa Rheanyra— por eso mismo no tiene sentido que se enoje la reina Alicent, pues es bien sabido sus caminos, y su persecución a su Daemon y sus aventuras con los reyes targaryen.
—¿Que quería con Daemon?
—Acostarse con él.

Todo lo que había pasado en Dorne y en Driftmark había sido un secreto, por el bien de todos. Pero ahora era la primera vez que estaríamos juntos en público. Por ello habíamos escrito a mi tío Cregan con un mensaje urgente de lo que estaba pasando, antes de que se enterará por otros medios.
La boda en el septo paso, rápido y la fiesta en el salón del trono de hierro llegó después. Estábamos en la mesa real, yo a un lado de Daemon podía casi escuchar sus murmullos. Pero él tenía un lenguaje corporal protector y eso me hacía sentir mejor.
Viserys dio un discurso, antes del banquete, él solo sentado en la silla sin su esposa la reina Alicent.
—Creo que esto ha salido mejor de lo que pude haber imaginado — dijo Daemon.
Sonreí, cuando tocó mi barbilla.
—La gente se ha portado piadosa con nosotros dos — le dije, pensando en que muchos nos habían ayudado — sin embargo ah ayudamos mucho que Alicent Hightower no esté en la corte para distraerlos de nuestros problemas.
—No debes preocuparte Vhalien, todo está abajo control   — se encogió de hombros —  nos iremos a Dragonstone mañana y ahí tendrás dos damas valyrias y mandaré por tu dama a Winterfell. Mi hijo tendrá además las mejores cosas, lo prometo.
Daemon recordaba a mi fiel dama Phobe y eso me hizo sonreír.
Todos en la sala se quedaron callados, en un murmullo silencioso cuando Alicent Hightower se paró al pie de la sala con un vestido verde brillante, y un pedinado alto con flores.
El murmullo fue general, y el silencio inocuo. De racion tardada la gente se puso de pie ante la entrada de la reina. Daemon tiro de mi vestido para que no me levantará, él tampoco lo hizo.
—Los hightower serán un gran problema — dijo — el emblema verde es señal de guerra.
La fiesta intento olvidar la abrupta entrada de la reina verde y continuar con la fiesta. Viserys pidió a los músicos tocaran para que los novios pudieran bailar.
Su baile fue lento y tradicional de las bodas en Westeros. La princesa Rheanyra era una hermosa novia, y Leano un atolondrado novio. La gente comenzó a unirse al baile habiendo terminado el baile de esposos. El rey comenzó a comer mientras la gente bailaba y Alicent se puso de pie para sentarse a un lado de Daemon.
—No sabía que en el norte no les enseñaban a ponerse de pie cuando la reina aparecía en un un salón — menciono Alicent bebiendo su vino, y hablando con lentitud.
La mire y recordé lo que más damas del red Keep me habían contado. Y pensé también en la Alicent que yo había conocido.
—El norte no se doblega y los dragones tampoco — respondí con toda la amabilidad que mi voz pudo permitir, con un tono casi infantil
Daemon soltó una risotada, y golpeó la mesa con su cuchara. Alicent hizo una mueca, cargada de un suplicio bastante enorme, preparada para responder antes de ser interrumpida.
El salón se volvió un nudo de vitoreos y murnullos, se había generado en una pelea en el centro de la pista de baile y había varios caballeros y guardias involucrados. A lo lejos vi a Harwin Strong retirando a la princesa Rheanyra de la pisa cargando su cuerpo entero en sus hombros,  y  a la guardia real intentando separar a la gente.  Ser Criston Cole había golpeado a Joffrey y a ser Leano, la guardia real había entrado para  separarlos  pero Cole lo seguía golpeando.
Todo paso tan, tan rápido la gente empezaba a salir del salón asustada, antes de que el salón se quedará sin gente, cerrarán las puertas y encontrarán una enorme laguna de sangre perteneciente al mismo Joffrey, solté un alarido al mismo tiempo que Leano  Velaryon corría llorando hasta el cuerpo de su amado.  Pues Joffrey ya hacia muerto arriba de su lagunas de sangre.
Todos en la sala se puso lúgubre, los de la guardia levantaron el cuerpo al tiempo que el rey Viserys pedía llevarán a su hija y a Leano a otro lugar. Daemon me tomo de la mano.
—Vamonos — murmuró. Atravesamos el salón y salimos por los laterales.
Caminamos unos pasillos hacia nuestra habitación. Había visto ya varios muertos en mi vida, pues el norte no era snads tranquilo, había visto a mi tío Cregan blandir espada tras dictar sentencia, había escuchado el sonido de un cuello separado de su cuerpo, tras el filo de la enorme espada Stark.
Aún así me puse lúgubre, Daemon lo noto me apretó la mano y dijo:
—Syrax la Dragon de Rheanyra puede estar en época de reproducción el siguiente mes —  sonrió — conseguiré un huevo para la cuna de nuestro hijo.
Pensé en la idea de un hijo Dragon, igual a Daemon y fue una fantasía bastante agradable en esos instantes.
—Un hijo o hija Dragon — dije soltando una risita.
—Mitad lobo — musitó sonriendo.
Dimos la vuelta en el pasillo, antes de que aparecieran más de una  docena de guardias armados frente a nosotros y el mismo Otro Hightower entre ellos, pero está vez sin la insignia de mano del rey. Pues lo habían corrido hace unas semanas y había sido remplazado por Lionel Strong.
—Buenas noches Daemon — dijo Otto.
Daemon saco su espada, pues todos los guardias estaban en guardia y armados.
—¿Sigues aquí? Pensé que estarías de camino al Oldtown — dijo Daemon  burlón.
—Por supuesto estoy a punto de irme — respondió Otto — no antes de resolver este enorme conflicto.
—Las sanguijuelas piensan que hacen lo correcto, que novedad — dijo Daemon — dile a los de la guardia que se retiren ahora, esto es traición.
Otto dio unos pasos hacia nosotros mientras los guardias levantaban sus espaldas.
—Tenia un mejor consepro de ti príncipe Daemon — comenzó — pero robarse a la esposa de un gobernante en Dorne, debe ser la peor de tus ideas. Viserys no debió apoyarte en esto, ¡GUARDIAS!

Daemon choco espadas entonces con el primer guardia, el de sus izquierda, lo dejo sangrando en el piso otros dos se avecinaron hacia él, y pudo acabar ellos, tomando en cuenta que era un reducido espacio en el que estábamos.  Mato a cuatro antes de que pudiera parpadear pero la otra mitad se avalanzaron, y otros más aparecieron para tomarme de los brazos con bastante fuerza.
Los patee, rasguñe y chille horriblemente.
—¡DAEMON! — chille —¡DAEMON!
Daemon continuo luchando para librarse pero había al menos ocho hombres sobre él.
—Sueltala Otto no tienes ninguna autoridad, esto te costara la cabeza — gritó Daemon.
Otto hizo una cara de alegría.
Intente soltarme grite y uno de los guardias me golpeó directo en la cara con su puño. Mi mente se fue, comenzó a sangrar y caí al suelo de golpe.
—¡NO LA TOQUES, PUTA SANGUIJUELA! — gritó Daemon con violencia, lanzando a uno de los guardias a tres metros de distancia,  directo al suelo.
—Mi señor Daemon yo no estoy aquí,  salí a Oldtown hace horas — dijo — llevense a esta ramera a Dorne.
—Tendras que soltarme en algún momento y cuando lo hagas te mataré  y tomaré a mi dragón eh iré a buscarla —  dijo Daemon todavía intentando soltarse, con paradas y puños.
—Te prometo Daemon, que no la vas a encontrar.

El principe canalla /Daemon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora