➶golden hour―chat noir.

𝘤𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘷𝘦𝘪𝘯𝘵𝘪𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦―𝘷𝘰𝘭𝘱𝘪𝘯𝘢.

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—Desearía ser Lila. —habló alguien a mis espaldas, estaba caminando junto a Marinette ya que la noche anterior me había quedado a dormir a su casa.

—No puede ser, Jagged Stone le escribió una canción a Lila. —habló otra persona.

—No puedo creer que Lila haya viajado en un Jet privado con el príncipe Ali, es increíble. —escuché a Rosita.

—¿Quién es Lila? —preguntó Marinette a Alya una vez que llegamos.

—¿No lo sabes? Lila es la nueva, fue salvada por Ladybug y tuve una entrevista con ella, gracias a eso soy más famosa ahora. —canturreó la morena.

—¿Qué? —habló la azabache mientras veía el video que le mostraba la de lentes.

—Lie-la. —hablé con doble sentido y Marinette se percató de ésto, entonces se rió.

Realmente detesto a Lila, es tan... detestable. La odio. Entonces miré como la recién nombrada estaba hablando seductoramente con mí novio.

Ella tocaba su pecho como si se tratara de... no sé, pero para nada me gustaba como lo estaba tocando ¿Lo que estaba pensando hacer era una locura? Puede ser.

—Hola, tu eres la nueva, ¿No? —le hablé a Lila, quien cambió a una cara de disgusto cuando me vió.

—Hola... sí, soy Lila ¿Y tú eres? —preguntó con cierta... no lo sé pero algo que me hacía odiarla. Miré a Adrien para que él me presentara.

—Ella es (______) mi... mejor amiga. —habló con nerviosismo. Ajá.

Así quedamos.

—Es un gusto. Nos vemos mejor amigo. —escupí con celos con una falsa sonrisa en mis labios mientras me iba. Fui al baño para hablar con mi kwami.— Trixx, es hora de cazar zorras.

Ella me miró como si estuviera haciendo una broma entonces me acordé.

—D-Digo... en el malo sentido. —me reí yo para verla rodar los ojos.

Entonces fui a la biblioteca en el receso, junto a Adrien, sabía que le había robado el libro a su padre. Mi próximo paso es robarle el miraculous del pavo real.

—Hola, mejor amigo. —hablé con sarcasmo para sentarme a su lado, él sonrió con cierto sonrojo en sus mejillas.

—Lo-Lo siento es que... no sabía que decir... —se rascó la nuca mientras me mostraba su libro.—Mira...

—Necesito esto. —hablé frenéticamente.— Luego te lo devuelvo.

Lo guardé en mi bolso para ver que llegaba Lila.

—Nos vemos, mejor amigo. —me reí yo para escuchar como chasqueaba la lengua con molestia fingida, claro.

Entonces corrí a la casa del señor Fu. Éste me abrió y yo entré inmediatamente, sin esperar su respuesta. Esto ya se hizo costumbre ya que siempre venía aquí.

—Maestro, tengo algo... muy... usted lo juzgará. —le tendí el libro y éste se sorprendió.

—¿Dónde conseguiste esto? —me preguntó mirándolo.— Es auténtico.

—Yo... lo robé. —me miró alarmado.— Lo tomé prestado, podemos sacarle fotos y devolverlo.
Dicho y hecho empezó a sacar fotos de todas las páginas, sobre todo las más importantes.