➶golden hour―chat noir.

𝘤𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 𝘤𝘶𝘢𝘵𝘳𝘰―𝘲𝘶𝘦𝘣𝘳𝘢𝘵𝘪𝘦𝘮𝘱𝘰.

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—Marinette, ¿Dónde estás? —hablaba Alya a la recién nombrada, siguieron hablando mientras que yo miraba el piso. Quizá y solo quizá podría evitar la akumatización de Alix.

Capaz era difícil e incluso riesgoso cambiar el tiempo en esta realidad, pero lo intentaría. Mi objetivo en estos momentos era hablar con el maestro Fu, tal vez sabría lo que me pasaría.

Pero no se la dirección de su casa ni nada por el estilo, no se ni donde encontrarlo. Pero aprovecharía la oportunidad de cuando estemos en el episodio de Princesa Fragancia, cuando Tikki esté enferma.

Cierto rubio de ojos verdes me sacó de mis pensamientos.

—Hola, (______). —saludó el con su mano y yo le devolví el gesto con una sonrisa, y él se sonrojó. No le presté atención ya que Adrien era una persona que no sabía sus sentimientos y seguro se estaba confundiendo con todo eso.

Alya me miró expectante y con una ceja levantada y me hizo acordar al meme de la abejita, lo que me hizo reír sola.

—¿Te gusta Adrien? —preguntó la morena yendo directo al grano, si no me equivoco, Marinette todavía no le había dicho a Alya nada sobre sus sentimientos, de todas formas prefiero no cagarla.

—No, solo somos amigos. —respondí firme y pareció convencida, por suerte se mentir, no como...

—¡Ya llegué! —gritó la azabache mientras se acercaba cada vez más con el banderín, entonces lo abrió y todos lo miramos.

—¡Es asombroso! —habló nino y yo sonreí, el banderín era muy tierno, se notaba que estaba hecho a mano.

—Impresionante, Marinette. —inquirió el rubio, pero como no pasó en la serie, no le guiñó un ojo. Que raro todo esto, ¿Será por mi?

—¡Elegieron el lugar equivocado para vitorear! Parece que Alix no vendrá. Tiene miedo de correr con un atleta como yo. —se rió Kim con superioridad, pero antes de que pudiéramos decir algo, la recién nombrada llegó.

—Hablas demasiado pronto, Kim. —dijo la pelirosa, su voz era hermosa a ser sincera, se acercó a él peligrosamente.— Tus apuestas se terminaron, vas a morder el polvo, cabeza hueca.

—No estás a mi nivel, mi cuello es más grande que tus muslos. —señaló él y me quedé recalculando mientras los medía.

—¿Eso es bueno? —bromeó Alya haciéndonos reír a Marinette y a mi.

—¡Recuerden las reglas! —dijo Max separándolos a los competidores.— Dos vueltas alrededor de las fuentes, cerca de 450 metros. El primero que llegue a la línea será el ganador. Si Kim gana, Alix le dará sus patines. Si Alix gana, le queda prohibido a Kim hacer otro reto por el resto del año escolar.

—Estamos hartos de todos esos retos. —susurró lo más fuerte que podía Juleka.

—¡Es cierto, basta de retos! —gritaron algunos.

—En sus marcas... —comenzó el moreno, el atleta se preparó arrodillándose.— ¿Listos?

—¡Un momento! —dijo la pelirosa, causando que su contrincante se caiga de cara al piso. Todos nos reímos.

—¿Ya te das por vencida? —dijo burlonamente él tratando de no pasar tanta vergüenza. Alix se dirigió a Alya.

—Sostenme esto, Alya. —le tendió el reloj a la recién nombrada.— No quiero que se me caiga en la carrera.