Jungkook miró a través de la densa nube de humo negro y maldijo para sus adentros. Desde que habían llegado al lugar del suceso, se había dado cuenta de que aquel incendio en particular iba a ser difícil.
Le dolían los músculos, le martilleaba la cabeza y tenía tanto calor que le pareció como si se le estuviera achicharrando la piel debajo del abrigo de cuero del uniforme.
Primero habían entrado sin mangueras, con la intención de rescatar a las personas atrapadas. Lo habían hecho mientras los vecinos les indicaban y señalaban la vivienda del piso superior donde una mujer soltera seguía dentro.
La mujer, que Jungkook mismo había sacado, estaba ya en la ambulancia.
Se dejaron la piel con poco éxito. El fuego se propagó rápidamente por el edificio, atizado por el viento huracanado que entraba por las ventanas rotas.
De nuevo dentro, la linterna de Jungkook iluminó un sofá de flores que en ese momento era devorado por las lenguas de fuego anaranjado, junto con unos libros antiguos, una mesa de madera y un escabel desvencijado.
Avanzó a través de la humareda negra, esperando ver una señal de vida humana aún dentro. El estrecho haz de luz de la linterna iluminó un objeto en movimiento; Jungkook se acercó y entonces oyó el maullido fuerte de un gato. Como llevaba unos guantes muy gruesos, Jungkook agarró al animal con fuerza para sacarlo de allí.
Los tres potentes bocinazos penetraron el fuerte siseo del fuego que lo rodeaba. Esos tres bocinazos significaban que la casa estaba perdida.Jungkook salió al patio cubierto de nieve y respiró una bocanada grande de aire frío y limpio. Levantó el visor del casco y se quitó la máscara. Había reporteros por todas partes, mezclándose con los ruidosos vecinos. Un foco lo cegó un instante y asustó al gato, que se soltó de sus brazos y se subió a un árbol cercano a la velocidad de la luz, donde se encaramó a una rama cubierta de hielo y empezó a maullar.
Alguien lo llamó por su nombre y Jungkook se dio la vuelta. Le tomaron unas cuantas fotos, pero él apenas pudo reparar en nada.
La mujer que él mismo había sacado de la casa avanzaba hacia él del brazo de uno de los bomberos. Iba envuelta en un abrigo que uno de sus compañeros le había prestado, y para que no fuera descalza le habían dejado también unas botas enormes. Tenía el pelo revuelto, los ojos muy abiertos, la mirada perdida y la tez muy pálida a la luz de la luna y de las llamas.
—¡Mi bebé! —gritó, fuera de sí—. ¡Tiene que sacar a mi bebé! —gritó mientras proseguía torpemente hacia la casa; pero cayó de rodillas en la nieve e intentó continuar a gatas.
Jungkook se puso rígido. Se volvió a mirar la casa, era imposible volver a entrar de las llamas que salían del interior. El corazón le golpeó las costillas con fuerza y los músculos se le pusieron tensos. ¡Maldición, no!
—Por favor —gimió la mujer—. Oh, por favor —repitió mientras forcejeaba con violencia con las manos que intentaban detenerla.
Su hombre de más confianza se acercó a él con determinación.—Iré yo.
Jungkook sintió náuseas.
—¿Quieres entrar sabiendo lo arriesgado que es?
El bombero asintió con seriedad,
—Sí, voy a hacerlo.
Jungkook lo entendió. Él mismo ya había decidido entrar.
Entonces pensó en Eunbi. Los bomberos habían pensado que ella estaba dentro cuando en realidad no estaba allí. Durante el drama de un incendio resultaba muy difícil mostrarse racional. Pero ese era su trabajo. De pronto se dio cuenta de que la experiencia de Eunbi lo había ayudado. Lo ayudó a pensar más allá del rugido del fuego, más allá del calor, de los gritos de los vecinos, de los medios de comunicación y de los gritos de una mujer aterrorizada.
Una mujer soltera. Que vivía sola. De casi cuarenta años...
¿Cómo podía tener un bebé?Jungkook llegó hasta la aterrorizada mujer en tres grandes zancadas y se puso de rodillas para poder agarrarla de los hombros.
—¿Dónde está el bebé? —le preguntó, pero la única respuesta fueron los sollozos histéricos de la mujer; entonces le agarró la cara delgada y sucia con la mano enguantada y la obligó a mirarlo a los ojos—. ¿Dónde está el bebé? —insistió Jungkook.
Ella pestañeó. Tenía los ojos hinchados y llenos de lágrimas.
—Arriba —gritó con voz temblorosa—. Creo que está arriba.
«Creo». Jungkook aspiró hondo y en silencio rezó para que ella lo ayudara.
—Descríbamelo.
La mujer se limpió los ojos con el borde de la manta y asintió.
—Es gordo, casi todo negro con una mancha blanca en la cola —se estremeció—. Oh, por favor, encuéntrelo.
Jungkook se sentó relajado y sintió que le abandonaba la fuerza.
—El gato —suspiró aliviado mientras sonreía; sin pensárselo dos veces agarró a la mujer y la abrazó con fuerza.—He sacado ya a su gato, señorita. Está bien, se lo prometo. Mire —Jungkook se dio la vuelta sin soltarla y señaló hacia el árbol—. ¿Lo ve? Está muy asustado y aullando a la luna como un loco, pero no está herido.
La mujer soltó un grito y se apartó de Jungkook, dando tumbos con las enormes botas. Dos de los hombres, preocupados porque estaba muy débil, corrieron tras ella a ayudarla. Jungkook se echó a reír a carcajadas y entonces se frotó la cara con fuerza.
—Ay, Dios mío.
—¿Estás bien? —le preguntó un compañero.
—Sí, maldita sea —dijo con más energía—. Me siento de maravilla.
Pasaron dos horas más hasta que apagaron el incendio y terminaron de derribar la estructura, carbonizada de la casa.
Normalmente era la parte más dura del trabajo, ver que la gente lo perdía todo, sus muebles, su ropa, sus recuerdos.
Pero esa vez lo que vio fue a la mujer en la parte trasera de la ambulancia, sucia y despeinada, pero abrazando a su «bebé», envuelto en una manta gruesa y calentita.Jungkook se sorprendió al verla sonreír, canturreando de vez en cuando, e incluso le pareció oír al gato ronroneando de felicidad.
Sintió ganas de llorar, pero no le importó. Si alguien se daba cuenta, le echaría la culpa al humo. En ese momento se decidió.
Cuando terminara no se iría a casa a disfrutar de un sueño muy necesitado. Iría a casa de Eunbi, donde debía estar. Le diría lo mucho que la amaba, lo mucho que la necesitaba, y eso tendría que bastar.
Él haría que eso fuera bastante... para los dos.
ESTÁS LEYENDO
Treat Her Right - EUNKOOK +18
FanfictionElla lo necesitaba por una buena causa... Jung Eunbi tenía que conseguir al bombero Jeon Jungkook; con ese cuerpo, esa seductora sonrisa y su reputación de conquistador vendería miles de calendarios para recaudar fondos. Pero parecía que Jungkook n...