Capítulo 21 - Final

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Jungkook se despertó y sin pensarlo estiró el brazo en busca de Eunbi. Pero solo encontró el colchón vacío. Abrió un ojo y miró el despertador de la mesilla. Estaba tan cansado que se sintió como si llevara dos días sin dormir, pero aletargado y saciado por primera vez en muchos días.

Sonrió, sabiendo la razón de aquel estado, recordando el grifo que había dado Eunbi al alcanzar el clímax y el suave brillo de sus sensuales ojos marrones mientras habían hecho el amor. Eunbi era toda suya; le había dado su primer clímax.

De pronto Jungkook se incorporó y se sentó en la cama. La cabeza le daba vueltas, pero ignoró el mareo. Había sido la primera vez para ella. Dios, y él no había sido delicado ni comprensivo.

Había sido un cerdo, solo pensando en su propio placer. Se había portado como un salvaje, como un loco, presionándola y...

Jungkook se levantó, desnudo, y se sentó en la cama. Había pasado todos esos días planeando debilitar a Eunbi con el placer mientras controlaba con mano férrea sus propias necesidades.

Se había dicho que la convencería poco a poco, demostrándole lo precioso que podía ser el sexo entre ellos. ¡Ja! Mientras recordaba lo que habían hecho, Jungkook cerró los ojos con fuerza. El encuentro había sido primitivo y descontrolado. Jungkook cerró los ojos. Solo de pensar en ello se estaba poniendo caliente otra vez.

Decidió hacer una visita al baño antes que nada. Jungkook se lavó la cara con agua fría. Aunque olía más a sexo que a humo, aún se sentía cubierto de hollín, a pesar de la ducha que se había dado en el parqué antes de ir a casa de Eunbi. No había querido que nada le recordara el incendio nueve años atrás.

La noche pasada Jungkook había necesitado a Eunbi como el aire.

Todavía la necesitaba. Salió del baño, se puso los vaqueros y, a pesar del frío, se dirigió sin camisa al cuarto de estar. Nada más entrar, se fijó en Eunbi.

Estaba sentada a la pequeña mesa de cocina, con el periódico abierto delante de ella. Jungkook se dio cuenta de que estaba asustada, sobrecogida.

Maldición. Se acercó a Eunbi y la levantó de la silla. Le diría que la amaba y ella tendría simplemente que aceptarlo.

—Eunbi... —empezó a decir, pero ella lo miró con los ojos vidriosos, y Jungkook se quedó helado.

Eunbi miró el periódico, que tenía abierto en un artículo sobre el incendio. Junto al texto había una foto grande en color de Jungkook con aquel gato en brazos.

Jungkook la soltó y se apretó el puente de la nariz. La cabeza le latía.

—Cariño...

—Debo decirte algo.

Jungkook sintió náuseas.

—Yo primero —aspiró hondo—. Te amo.

Ella abrió los ojos como platos. Abrió la boca, pero no le salió nada.

—¡Maldita sea, te amo! —gritó.

Eunbi pestañeó y se apartó un poco de él.

—Eunbi —la avisó, a punto de perder la paciencia—. Será mejor que digas algo, y rápido.

Ella asintió y señaló el periódico sin mirarlo.

—Vi eso y me di cuenta de que tenía que utilizarlo para promocionar el calendario. Eres un héroe notable, y toda la ciudad lo sabe ya. Es... una publicidad estupenda.

Jungkook apretó los muslos. ¡No se lo permitiría!

—Pero me di cuenta de que no podía.

Su rabia se disipó con la misma rapidez con la que había nacido. Ella subió la cabeza y lo miró con ojos soñadores.

Treat Her Right - EUNKOOK +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora