capítulo 13 primer beso

225 73 3
                                    

Estaba ahí parado en frente de los dos licenciados hasta llego el otro jefe francisco y todos me miraban como que tenia que darle explicaciones, el señor Daniel no paraba de hacerme preguntas y la licenciada Martina mantenia su mirada seria y fría.

— licenciada ya se lo explique — mire a la señorita Martina intentando seguir explicando.
— pues explica de nuevo –interrumpio Daniel en voz alta.
— yo no recibí ningún sobre con dinero, lo único que recibí es los archivos que los puse donde dijo la señorita caro.
— claro no iba a ser tan tonto de dejar evidencia — siguió hablando en voz alta el licenciado.
— es que yo no me Robe ese dinero licenciado —   contesto suplicando para que me crean
— eso es  traición nos hizo confiar y especialmente — señaló a la licenciada Martina — que le dio una oportunidad.
— solté el aire — les vuelvo a repetir yo no me Robe ese dinero.

Me acerque a la licenciada un poco mirándola a los ojos, tenía que creer tenía que demostrar mi inocencia

— licenciada yo no me Robe ese dinero tiene que creerme
— ¿y entonces quien fue Sebastian? — Pregunto la licenciada seria
— no se yo no fui — suspire y los mire a todos — pero por lo que veo soy el único culpable.

La licenciada se fue corriendo hacia su oficina y cuando quise ir tras ella, el licenciado daniel me detuvo pero igual pase, tenía que creer en mi estaba diciendo mi verdad.

— sal de mi oficina yo no quiero escuchar tus explicaciones — sonó dura y la mirada seria.
— tiene que creerme licenciada
— las personas como tu no cambian– se levanto puso sus manos en el escritorio y me miro seria — VETÉ...

No tenía más nada que hacer ahí dentro en un lugar donde te acusan de ladrón solo por tus antecedentes sin una prueba, en fin ese era el precio de la miserable vida que llevo. Salí de ahí, subí mi bici y para dirigirme a casa. Todavía no sabia como le iba a explicar a mamá que no trabajaba más en la oficina, llegando a una esquina me llamaron para darme una noticia terrible es que no puedo tener un día normal mamá había sido bailada por una bala que siendo yo se que estas cosas pueden pasar estaba desesperado al llegar al hospital y entre a la habitación

— mamá estas bien — dije rompiendo en llanto
— hijo — apenas sin poder hablar — vez porque te digo que cambies de vida

Le acaricie su rostro mientras mis lágrimas caían y casi no podía hablar estaba ahogado en un mar profundo

— lo siento mamá perdón — me acosté en su pierna — ya no trabajo más en la oficina.
— hijito — me acaricio y sentía sus lágrimas caer en mi.

— hijito — me acaricio y sentía sus lágrimas caer en mi

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Dos semanas después

Ya habían pasado dos semanas desde aquel hecho incómodo con sebastian
aunque todavía me duele que se haya aprovechado de mi bondad, solo le di una segunda oportunidad en su vida y así me paga.

Ya Martina son las 8 am y estas trabajando en la oficina, salí de mis pensamientos y me puse a revisar casos.
Solo que me detuve porque entro caro alterada

— el el dinero tini el dinero — repitió una y otra vez nerviosa.
— ¿que pasó? Tranquila — la miré confusa y sin entender.
— el dinero apareció estaba en otro lugar — respondió a punto de largar su llanto
— tu estas hablando del dinero — abrí mi boca sorprendida
— asentio nerviosa
— bueno ya no hay nada que podamos hacer — daniel con su café en su mano
— eso no es cierto — me levante de la silla.

Agarre mi bolso y salí corriendo de la oficina a buscar a sebastian, me sentía fatal una tonta, la peor abogada, salí y me subí al coche y arranque hacia el lugar de mi destino.

La tarde se oscurecía de apoco hasta que por fin llegue al barrio donde vivía Sebastian. Era un barrio viejo, poco cuidado y muchos grafitis en la pared, mire un poco, me baje del auto y entré en un lugar parecía una pensión pues había muchas personas viviendo ahí hasta que encontré el número de puerta que supuestamente vivía Sebastian, suspire despacio y toque la puerta.

— ¿quien? — respondió una voz de mujer
— soy Martina stoessel y busco a sebastian yatra, su jefa de la oficina
— abre la puerta y me mira seria agarrandose su panza — soy su mamá y el no esta
— ¿se va a demorar mucho? Es que necesito hablar con el
— tal vez no lo se, pero yo tengo que salir.
— no se preocupe — le sonrei — muchas gracias.

Salí de allí me subí al auto y me rescuste al volante suspirando, esperando alguna señal.

El día pareció pasar rápido el sol ya de había escondido y ya había salido la luna y alguna estrellas, así que me baje del auto, hacia frío y mi cabellos volaban con el viento, mientras frotaba mi brazo mirando se escucha el ruido de las sirenas de la polícia y los autos andando y esperaba caminando al lado de mi auto cuando de repente veo a tres tipos acercándose a mi

— quien es está embrita que esta aquí

Camine hacia un lado y había otro tipo adelante mio
— yo soy el pirata— miraba mi auto— si paseamos en tu nave
— no no yo no puedo — casi sin poder emitir una palabra del susto.
— solo queremos dar una vuelta contigo ,— me agarro del brazo para meterme al coche
— no no auxilio — grite con todas mis fuerzas

En eso veo a sebastian que se acerca serio y dice
— déjenla en paz — le dio un par de piñas a todos

Luego de unos segundo los tipos ya se habían ido y mi corazón no paraba de latir fuerte muy fuerte del tremendo susto
— menos mal que llegaste esos tipos me querían llevar — lo abrace asustada
— se separo de mi serio— ¿que hace aqui?
— necesito hablar contigo y juro que no me lleva más de quince minutos por favor
— vamos a mi casa — dijo cortante y serio.

Sebastian me dirigió hasta su casa y yo fui tras el mirando para todos lados por si acaso, una vez que llegamos abrió la puerta y entramos

— encontramos el dinero, fue un error nada más, Caro encontró el dinero y esta muy apenada
— esta bien un error así lo comete cualquiera — mirándome serio.
— por eso un error nada más — me señale a mi misma angustiada — yo si creí que eras el responsable sebastian pero fue un error
— ¡no! —Exclamo serio— viniendo de usted es una humillación
— pero estoy aquí dándote la cara pidiendo disculpa — solté un pequeño suspiro — Sebastian perdóname por favor
— es eso lo que usted necesita para seguir su vida de niña rica — me señaló con su dedo — pues la perdono vaya y siga con su vida
— me acerque más a él — no me voy a mover de aquí hasta tener tu perdón
— pues perfecto yo me voy a duchar

Sebastian me dio la espalda y se fue hasta el baño dejándome con la palabra en la boca así que lo seguí furiosa también abrí la puerta

— tu sabes cuanto estuve esperando ahí afuera — gritando muy fuerte
— no se y no me importa abogada — se saco su campera
— esos tipos casi me matan y tu sigues haciéndote el rogado así que acepta mis disculpas y vuelve a trabajar — segui gritando cada vez más fuerte.

Sebastian solo soltó una risa burlona mirándome

— tengo que estar completamente loco para volver ahí
— Sebastian somos amigos y los amigos se perdonan todo
— se rio nuevamente— amigos por favor licenciada váyase — se saco la camisa — me voy a bañar
— me tape los ojos — ya tapate.
— ¡váyase licenciada!
— nose para que vine

Agarré mi bolso y salí corriendo pero sebastian fue tras mi

— exactamente usted no debió venir se hubiera quedado en su mundo y yo con mi pasado — dijo hablando rápido — a ver ¿a que vino? — Pregunto rápido y serio
— suspire— bueno porque... — porque me importas — respondi en voz alta y mirandolo fijamente a los ojos — me importas...

Sebastian se acerco a mi, me agarro de la cintura y corrió mi cabello suavemente con su mano y nuestras bocas  y los labios chocaron  suavemente y lento hasta que por fin nos besamos y ya no importaba nada

— lo mire a los ojos cerca y rodie mi manos en su cuello — Sebastian
— por favor hoy no diga nada licenciada — me volvió a besar...

Besos clandestinos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora