Besos clandestinos

capitulo 1

Martina

Mi papá, el señor más respetado de esta cuidad todos lo quieren, se postuló para ser gobernador y acá estamos  seguro gana y ya es prácticamente ya ejercerá su puesto, mi hermano y mamá están en las nubes porque lo que viene según ellos, es todo de color rosa, autos, lujos, antes trabajaba en la administración de los colegios pero la gente lo ama tanto que lo votarón. Seguro se puede decir que la mayoría de los votos se los va llevar, el 99% y es ahí donde mi familia va a dar el discurso de como nos tienen que ver la sociedad y bla bla bla.

Mamá me vino a buscar a la habitación que papá quería hablarnos así que tome mi mochila y mi celular y salí hasta la sala

Papá caminaba nervioso y seguro pensaba como decir cada palabra, porque es un día muy importante para el, para toda la familia

—bueno ustedes saben lo que espere este momento- papá siguió caminando y nos miró- pase lo que pasé hoy saben que hice todo para lograrlo.

— revolie mis ojos- papá los cuatro aquí sabemos que vas a ganar así que ¡basta de discursos!

—lo se hija, pero por si acaso ya saben que hacer

Me Rei en mi cabeza pero sonó fuerte y fran me miro
—Dale ¿nos estas pidiendo que hagamos trampa?

Mamá me miro y tiro su mirada seria, me culminó con su mirada literal

—lo que papá quiere decir que lo ayudemos ¿no amor?

—¡así es!dijo papá y siguió caminando nervioso

Me levante del sillón y agarre mi mochila y salí de ahí iba a estudiar a la casa de caro, hoy rendía un final muy importante para mi carrera, estoy en el último año de enfermería.

Mi abuelo esta enfermo y siempre necesita cuidados especiales tanto que toda mi adolescencia lo cuide y me empezó a gustar, así que me metí de cabeza a la carrera, es una de mis pasiones y la otra... la otra es la música aunque papá y mamá dicen que voy a morir de hambre con eso y que la hija del futuro gobernador tiene que tener un buen titulo.

En fin cada uno con su tema, me despedí de papá y mamá y agarre mi bici y me fui hasta la casa de caro

Eran las doce de la noche y nosotras en la universidad, en el pasillo era todo nervios todas estábamos con nuestros libros y apuntes en manos

—amiga ¿escuchaste la radio? Me mira sonriendo
—¡Si! Gano papá! Ya lo sabía
—Ahora todo el mundo te va a tratar especial tini, no cualquiera es la hija del gobernador
—suspire- espero que todo siga igual

En eso sale la profesora y repite mi apellido dos veces

—Martina stoessel‐ ¡repito Martina stoessel!

Respire profundo mire a caro que me daba fuerza diciendo que me iba a ir bien y camine despacio hacia el aula.

Estuve prácticamente unos minutos y aprobé nose si es porque mi papá es gobernador de la cuidad o porque realmente me mate estudiando y salí de esa aula con una mezcla de emociones
Nose si era felicidad o bronca porque en el momento más importante de mi vida estaba mi papá.

En fin abrace a caro y ella lloro conmigo

— Boluda, ¡eres enfermera!
— Asenti con mi cabeza, no muy convencida.

Ella se fue a hacer su examen y yo miraba una y otra vez el reloj, las agujas del reloj no paraban de girar y ya eran las dos de la mañana y por fin salio caro

—¿ y boluda? —Le miré preocupada su rostro
—¡Mierda! Debo volver de nuevo
— le di un abrazo—tranquila las cosas tardan en llegar ¡pero llegan!

Caro me dijo que era tarde y que tenia que llegar a casa y pues yo también tenia que estar en el festejo de papá, era mi día pero el era más importante como siempre.

Así que salí de la universidad, tomé mi bici y siempre tenia que ir por un camino de tierra oscuro que no había luz y siempre sentía que mis piernas temblaban, solo podía escuchar el ruido de mi bicicleta y mi corazón que latía a mil por hora, porque eso nos pasa a las mujeres salimos con miedo de no llegar a casa.

Acelere mi bicicleta y de pronto escuche pasos así que acelere aun mas y estaba prácticamente sin aire.

Sebastian

— dale sebas que esta noche si podemos hacer algo de dinero- David el matador, el diablo, mi amigo
— de que sirve si la mitad de lo que hacemos se la tenemos que dar al jefe

David cargo su pistola y me miro
—no te quejes— que por lo menos es buen dinerito.

Aunque debo admitir que con esa plata llego a fin de mes, mi jefe nos mandó al callejón donde había un galpon abandonado y ahí se hablan de negocios y cada uno vende lo que le toco de su mercancía.

— ¿A ver que tienen ahí? Me dijo el topo es uno de los mafioso junto con mi jefe más importante de la droga
—saque la mercancía y se la deje arriba de la mesa
—muy bien- aplaudió riendose- ¡eres eficiente chico!
—¡ya! El dinero, le estire mi mano mirandolo serio.

De pronto se escucho, el sonido de la sirena de la policía

— ¡Mierda! Salgan todos de aquí pero rápido!
salí corriendo hacia afuera del galón pero me detuve al escuchar un grito

—¡Ayuda por favor! Auxilio Auxilio por favor

Ese grito tan desesperado, era una voz dulce suave, calida seguro era de una mujer así que cuando estaba por ir a ver que pasaba sentí una mano detrás de mi

— ¿que haces hermano?, vamos corre, ¡nos van a atrapar!

¡CORRE! GRITO DAVID