capitulo 12

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Quien iba a decir que pasaría una noche en la casa de la licenciada, la cena estuvo riquísima y después de cada cena se lava los platos juro que quise hacerlo yo pero la licenciada se Negó y no me dejó tocar nada, así que la espere en la sala y me puse a mirar por la ventana siempre disfrutaba del silencio de la noche y del cielo estrellado que parecía tener vida propia al caer la noche

— que bonita la vista ¿verdad? — se acerco la licenciada con dos tazas de café.
— pues si — respondi girando mi cabeza para mirarla.
— es hermoso ver las luces de la ciudad, ver la ciudad así en paz te hace que tu mente quede en blanco sin pensar en nada.

Mientras escuchaba su voz suave, vi un cuadro, una verdadera obra de arte parecía pintado a mano, un cálido paisaje y me acerque a verlo con atención.

— ¿te gusta?

La voz de la licenciada me sacó de la concentración y de los pensamientos sobre el posible cuadro, es que los amantes del arte como yo, nos vamos del mundo por un rato cuando vemos alguna obra bella.

— si y mucho — respondi mirando el cuadro
— ese cuadro lo pinto un artista muy famoso y muy amigo mío, si quieres vamos a alguna de su exposición.
— eso me gusta mucho — me di vuelta y me acerque más a ella — yo le enseño a preparar mi comida y usted me lleva a la exposición — me acerque un poco más — parece que vamos a pasar mucho tiempo juntos licenciada.
— y ¿porque no? Somos amigos
— entonces es cierto
— ¿que cosa?
— que somos amigos
— si claro los amigos hacen ese tipo de cosas.
— es como un sueño ser amigo suyo licenciada

La licenciada me devolvío una sonrisa sin mostrar sus dientes y una vez más el silencio y las miradas se hicieron presente, me acerque un poco más y le corrí su cabello suavemente con mi mano mirandola a los ojos

— ya es tarde — dijo susurrando cerca de mi boca
— si — roce mis labios con los de ella.
— ya es tarde — volvió a repetir alejándose de mi.
— lo se — me fui hasta la puerta —adiós licenciada.

Fue una noche increíble; como lo es ella nunca había visto una mujer así, que tenía que me hacia volar.

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Cerre la puerta después de escuchar el adiós de Sebastian y me quedé un rato recostada en la puerta y suspire  y en mi cabeza solo pensaba en lo que había pasado hoy hasta me salía una sonrisa, es que casi nos besamos y mil preguntas dando vueltas ahí.

— ¿que te está pasando Martina? ¿Que te está pasando? Te vas a casar tu misma se lo dijiste. — Agarré mi cepillo del cabello — te vas a casar y un compromiso es para toda la vida, ya deja de pensar en sebastian.

Al día siguiente

Eran las siete en punto y yo salí corriendo hasta el departamento de Daniel le golpe la puerta muy fuerte.

— daniel — seguía golpeando.

Daniel me abre la puerta mirándome con cara de dormido y sorprendido

— ¿ y tu que haces aquí?
— caro esta contigo, necesito que vayamos a la oficina juntos — dije hablando rápido.
— no es que hoy tenemos reunión a las nueve y caro te iba a avisar
— negué — pues no me aviso
— bueno pasa y nos tomamos un cafe los tres.
— que sean dos litros — entre y deje mi bolso.
— a ver cuéntame, ¿que fue lo que pasó?
— fue terrrible — pronunciando la r fuerte.

Daniel se fue corriendo a la cocina a preparar café y en eso se despertó caro en bata; pantuflas, bostezando y se acerca a echarle al sillón

— fue terrible, fue angustiante, podría haber sido un error — contaba nerviosa y moviendo mis manos — es que yo pense que tenía todo controlado — digo hablando rápido.
— a ver a ver a ver dime que es eso tan terrible — me miro con su cara de confundida. — no te entiendo boluda
— bueno que casi cometo el error más grande de mi vida
— y dime cual es ese error ya ¡habla!
— pues — aprete mis labios y solté un suspiro — QUE CASI NOS BESAMOS.
— me miro y soltó una carcajada fuerte– ¿quien ?— dejo de reír y me miro  fijamente seria —tu...
— aja — aprete mis labios y abrí mi ojo apenas y respire ondo — yo y sebastian.
— trae el café rapido — pego el grito caro.

Después de un rato dando detalles a caro y Daniel de lo que había pasado pues se hacia la hora de ir a trabajar llegamos a la empresa y y me fui a mi oficina

— ya Martina concentración — me decía a mi misma mientras miraba unos papeles

Como siempre cuando estaba haciendo algo importante sonaba la puerta y quien más iba a ser

— tini ¿tienes el sobre del caso? Es para la reunión
— no seguro los tiene caro.
— yo no tengo nada — entro a unirse a la conversación — los debe tener Sebastian ahorita lo llamo — salio de la oficina corriendo.
— ya cálmate va a aparecer Daniel.

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Estaba saliendo de retirar pedidos; casos y muchos papeles más, acomode mi bolso y mi bici a mi lado aun faltaban más por retirar en muchas oficinas, pero me detuve de caminar porque sonó mi celular, así que respondi.

— hola señorita caro
— hola Sebastian — repitió rápido y nerviosa — dime que tu recibiste el sobre.
— no yo no recibí nada y lo único que llego lo guarde donde tu dijiste.
— hay no no — suspiro.
— ¿es un sobre importante? — pregunte preocupado
— es un sobre con mucho dinero – me toque la cabeza— buscalo ahí tiene que estar, termino y voy para allá...

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Ya eran las 11  Am y no podíamos arrancar la reunión con el cliente sin su dinero, miiraba a daniel caminando de aquí para allá adentro de mi oficina y le preguntaba a caro una y otra vez lo mismo, si había aparecido el dinero y ella negaba con su cabeza, el clima estaba tenso

— ya llame a todas las personas que están aquí y dicen que eso le tocaba al mensajero
— que cosa tan rara, nunca había pasado algo así dani — sentada me acomode en mi silla.
— es un problema grave Martina y no hablo del dinero sino de lo que significa que no estén. Y las cosas no se desaparecen así porque si
— me levante de mi silla y lo miré abriendo mi boca— tu me quieres decir que piensas que sebastian se robo el dinero.
— lo lamento pero si — respondió serio.
— estoy segura de que sebastian no fue daniel
— que casualidad que solo falte el sobre de dinero por favor tini piensa con tu cabeza de abogada no con el corazón.

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Llegue a la oficina un poco acalorado ya que acelere con mi bici a full contar de llegar lo más rápido posible para saber que había pasado

— que calor — deje mi mochila en el escritorio de caro.

Saque de mi mochila unos documentos y se lo deje a caro pero cuando la vi su mirada era demasiada seria

— ¿no encontraste lo que estaba buscando? — Pregunto preocupado
— no apareció sebastian
— pero entonces ¿se perdió?
— ¡se perdió o alguien lo agarro!–exclamo el licenciado daniel – acercandose serio hacia mi.

Me levante de la silla y mire al licenciado y también a la licenciada Martina que se acerco hacia el, mi cara era de desconcierto total no entendía nada, era un ambiente raro, incomodo.

— ¿quien? — pregunte pasando saliva mirando a la licenciada

Besos clandestinos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora