Prólogo

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Todos hemos tenido la necesidad de apagarnos alguna vez en nuestra vida. De querer tirarse en la cama y no levantarse. Hay derecho de alejarse, de todo, de todos, y en silencio abrazarse. De llorarse hasta vaciarse. De mirarse hasta encontrarse. Todos necesitamos pausarnos. Es una necesidad y un derecho, porque lo hay.

Se vale estar triste, también. Se vale estar desanimado hasta el punto de no tener hambre. Se vale no sentirse querido. Se vale no siempre estar de buen ánimo. Se vale no querer hablar ni ver a nadie. Se vale sentir. Se vale ser humanos, porque eso es lo que somos; esa es nuestra esencia y el propósito de vivir.

A veces llorar es necesario. Cuando llegas a un límite. Cuando el mundo parece acabarse. Cuando el dolor te desgarra por dentro. Si la vida es un peso, si un amor se terminó, si una relación acabó, simplemente llora. Llorar calma, llorar limpia, y llorar te sana, finalmente. Y aun llorando recuerda que ese dolor o esa tristeza que sientes te hará más fuerte al final. Porque todo es pasajero. Los libros, los amigos, los padres y los amoríos. No siempre es bueno aferrarse al recuerdo. Porque hiere y traiciona.

Todo es pasajero, al fin y al cabo. No te alejes de quién eres. no te abandones. Vas a sanar. Lo vas a solucionar. Vas a llegar más lejos de lo que crees. No te centres en ese dolor, mejora, perdónate y sigue adelante.

Solo tienes una vida. No la desperdicies en tonterías.


-McKenzie Elder

El Infierno de Sus Besos © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora