Capítulo 21

441 31 0
                                    

Lo ... y misterioso busca sus prosélitos en el reino de la desesperación, habitado por las almas que en ninguna parte hallan consuelo - Benito Pérez Galdós

Pov–Killian Daves

Creo que han pasado unos días desde que estoy aquí abajo, la verdad es que no puedo saberlo bien porque no ha venido nadie después de que Dilaira se marchará. 

En este tiempo he pensado varias cosas: la primera es que debido al parecido de la chica y Dilaira podrían ser familia, y la segunda es el motivo por el que no me soltaría, el motivo por el que Dilaira no me ayudó en ese momento, y lo único que he podido pensar son cosas relacionadas con la traición.

Los ruidos del exterior me sacan de mis pensamientos, y cuando la puerta se abre dejando pasar la luz, puedo ver a dos hombres de la manada que dejan pasar a Caleb. Este inmediatamente viene a soltarme las muñecas y aunque hace un sonido al tocar las cuerdas consigue desatarme y levantarme.

— Vámonos - Caleb mira a los dos chicos y estos lo siguen, detrás de nosotros.

En pocos minutos estamos fuera, donde Ronald y más gente esta quieta. Me miran de pies a cabeza, y no se que hacer. Les dije que tendrían paz y les atacaron, no los defendí y aun así vinieron a sacarme de aquí.

— Si hubiera sabido que era de los tuyos no lo habría atacado - Esa voz que proviene de detrás es de la chica a la que vi el primer día, parece que esta hablando con Ronald.

—  Holly, siempre te metes en problemas por atacar a lobos 

— La última vez mereció la pena - ella sonríe y Ronald no puede evitar sonreír

Yo paseo la mirada entre ambos porque no entiendo que está pasando. La gente empieza a convertirse en lobo para adentrarse al bosque, y antes de que Ronald, Caleb y yo los sigamos la tal Holly se me acerca.

—  No sé que le pasa a Dilaira, pero no quería que salieras de aquí.


Yo asiento, y me giro sin decir nada. Solo me faltaba que esta tipa que me ha tenido a saber cuanto ahí abajo quiera que le de las gracias, ni los buenos días le doy. 

Voy subido en el lomo de Caleb, hasta una cueva cerca de la cascada en la que estuvimos la última vez. Esa misma noche alrededor del fuego todos me miran con ojos acusadores pero antes de nada quiero que me respondan.


— Ronald, ¿conocías a la bruja?

— Si

— ¿De qué?

—Su mate

— Su mate...- que manía con no decir las cosas

— Hace dos años, los rogues éramos cazados pero no con tanto ahínco como ahora. Un día, apareció una loba solitaria, malherida y la cuidamos durante meses. Cuanto más tiempo pasaba más se juntaba a mi Delta, James. Una noche de luna nueva, cuando no podíamos defendernos, nos atacaron, acababan de herir a James y cuando iban a rematarlo, ella saco su poder de verdad. Durante esos meses había ocultado su esencia y poder, pero esa noche nos salvo, por eso nadie le guardaba rencor. James, no se recuperaba porque las heridas fueron hechas por magia negra, ella intentaba curarlo y se lo llevo para buscar la cura. Es una buena chica, rebelde, descuidada y muy imprudente, pero buena chica.

— A mi no me pareció eso

— ¿y tú?

— Yo que...

— ¿Cómo es que conoces a Devika? y ¿a Dilaira?

—¿Devika? La conocí cuando era un alfa estable y justa, ¿ y que pasa con Dilaira?

— Dilaira es una bruja sanadora

— Si, eso es bueno ¿no?

— Si y no. Si porque ayuda a quien ella quiere, no porque las brujas sanadoras tienen muchas facetas.

— El alfa confiaba en ella

— Los alfas han olvidado el verdadero poder de esas brujas, se dejan cegar por sus poderes.

— No entiendo

— Dilaira es una bruja muy poderosa, cuya magia solo se puede contrarrestar en el lago de la luna.

— No te sigo

— Las heridas de tu espalada, no se curaban a parte de por ser humano porque la magia no las curaba...

— Dices que fue ella

—  No digo nada. ¿Y por qué si conocías a Devika, ahora ella te caza? No eras lobo hasta hace poco.

— Me fugué con mi mate, no estaba bien visto lo de dos hombre juntos y lo expulsaron de la manada.

Me fijó bastante en su reacción cuando menciono lo de dos hombres juntos, y aunque me mira extrañado no parece disgustado o asqueado.

— ¿ Y tu mate?

— En el refugio - al decir aquello es como si Ronald entendiera algo

— Ya entiendo, ¿y qué vas a hacer?

— No lo sé

Me levanto enfrente de todos, no se quien confía en mi y quien me odia ahora mismo pero decido que eso da igual.

— En una guerra, es difícil mantenerse neutral, sobre todo cuando ambas partes te atacan. No queremos luchar, pero nos están cazando, no diferencian entre salvajes, rogues o pacíficos. Si queréis vivir en paz, unámonos a los pacíficos para poder defendernos todos.

— Moriremos - un hombre habla

— Pero, ahora también estamos muriendo

—¿Qué propones? - esta vez es Caleb quien habla

— Ir al refugio

Lo DESCONOCIDO y misterioso busca sus prosélitos en el reino de la desesperación, habitado por las almas que en ninguna parte hallan consuelo - Benito Pérez Galdós

Alfa implacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora