Capítulo 37

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"Más confiable es el ... que hiere, que el enemigo que besa" - Proverbios 27:6

Pov - Alarik Clark

Decir que esa noche fue sencilla, y que en todo momento mantuvimos la esperanza sería mentira. Pero, por fin conseguimos que Devika se estabilizará de madrugada y nos quedamos junto a ella en turnos. Se ofreció a los mirones que no hicieron nada que se quedaran en la parte principal del refugio para no alarmar a nadie y poder celebrar la reunión a primera hora. 

Esto no era nuestra mansión a duras penas cada uno de nosotros tenía una habitación, por lo que algunos tuvimos que dar parte de nuestro espacio. Es decir, me toco compartir habitación con uno de esos estúpidos.  La suerte, también llamado Elian, apuntó a mi compañero de habitación, y claro no podía ser otro que el pacotilla de la manada salvaje.

Lo primero que hizo fue ir al baño a ducharse, porque necesitaba relajarse. A mi que me explique cual ha sido su tensión, no ha estado haciendo nada, odia a Devika y no ha ayudado en nada. 

- Tienes ropa que puedas dejarme - oigo.

Estoy mirando unos papeles en la cama por lo que trato de ignorar su voz, lo cual no puede pasar porque en mi visión aparecen dos pies.  Al levantar la vista me encuentro al tonto ese con la toalla de Killian enredada en la cintura. Y desprende un olor... no... el celo es lo que me hace pensar cosas como que tiene una tableta de 6, con unas pocas pecas y un pelo que huele igual que Kilian.

- Me has oído

- Si

- ¿y?

-Eres ciego, no gastamos la misma talla - puede que estuviera bueno físicamente, pero ni de broma llegaba a ser como yo. Era bastante bajo, casi como de la altura de Kilian.

- No me importa que me quede grande 

- Es que no tienes tu propia ropa

- No aquí

- Tienes que ser tan molesto, algunos estamos intentando mantener a la raza a salvo

- También fuiste tú el que amenazaba a la raza - respira, porque si no le rompo el cuello.

Vuelve a meterse al baño, imagino que a ponerse la misma ropa que antes. Sin embargo, cuando vuelve a abrir la puerta me llega una ráfaga de aire. Ahora si que huele a Killian, y al levantar la mirada lleva puesta su ropa. Eso me enfada y me excita a partes iguales, con el celo tan cerca y Killian sin estar cerca, y este chico que odio por coger algo que nadie le ha dado...

Él se acerca hasta el centro de la habitación y Zander toma el control. No está pensando con claridad solo es capaz de oler a su mate. Agarra al idiota de los hombros y lo estampa contra la pared, parece que a él también le cambian los ojos de color. 

- ¿Qué haces con eso puesto?

- No niegues que te gusta

¿Qué estás haciendo Zander?  Para, para, para ... no puedo dominar a Zander y es la primera vez que entiendo porque todos me decían que no debía dejar que mi lobo hiciera lo que quisiera, que cuando llegase el momento no podría controlarlo. Joder, Zander.

El tío se lanza a mis labios y Zander le agarra para poder devolverle el beso con la misma ansia. Ambos se devoran entre ellos, y tiran un par de cosas por el suelo. En un momento las camisetas y el cinturón desaparecen. No me hagas esto Zander, Killian no va a perdonarme en la vida. 

El otro pasa su mano por encima de mi abultado pantalón, y desabrocha el botón  y la cremallera para meter la mano. Cuando doy un jadeo ante el toque el idiota sonríe contra mis labios, y muerde el inferior. El cabrón de Zander se ha tomado eso como un maldito reto, es competitivo, lo conozco.  Zander baja por el cuello, y muerde para dejar un chupetón. Baja por los pectorales, y sigue por los abdominales... Dios Zander... y muerde por encima del pantalón deleitándose en el sonido del otro chico. Entonces, Zander se levanta y le devuelve la sonrisa...

Alfa implacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora