Una dama malvada y divorciada va a hornear pasteles

73

El niño se incorporó con dificultad, sin embargo, no pudo recibir el cuenco, y tosió. Erin le entregó rápidamente la botella de agua que le trajo al niño.

Cuando la tos disminuyó, el niño trató de tomar un cuenco para ver si podía comer la sopa, pero rápidamente volvió la cabeza hacia atrás y tosió.

Después de todo, parece sentir mucho dolor.

«Así toda la sopa se derramará, no se podrá evitar, tendré que alimentarlo."

Erin se sentó en la cama del niño con un plato de sopa, tomó una cucharada de sopa y se la sirvió al desconcertado niño. Cómo hizo la niñera cuando ella era joven.

—Ahora, ah, hazlo.

—...

El niño se veía muy confundido, pero pronto tomó una cucharada de sopa de calabaza amarilla que Erin le dio.

Como el niño era tan bonito, me sentí como si estuviera jugando con una muñeca mientras comía sopa.

Erin recordó de repente hace nueve años.

Incluso cuando el joven Calix estaba enfermo por un resfriado, se sentaba junto a la cama y comía sopa.

Era muy similar al recuerdo de entonces.

Aunque este no es un palacio imperial, esta es la cabaña estropeada del bosque, y el oponente es una criatura desconocida que es mucho más bonita que una muñeca de porcelana.

—¡Kolok, Kolok!

El niño que había estado bebiendo bien, volvió a toser. Erin puso la botella de agua en la boca del niño.

—Ahora, bebe despacio.

El niño miró el rostro de Erin y tartamudeó en un extraño lenguaje imperial.

—Gracias...Oh, señora.

—...¿Qué?—

Era un sonido muy extraño, pero no había alegría en los ojos dorados del niño. aunque pareció que realmente estaba agradecido.

Erin elogió al niño dándole otra cucharada de sopa.

—Eres muy educado.

El incómodo cumplido estalló como si entendiera el agradecimiento.

—Gracias...

—Solo estamos nosotros dos, así que no tienes qué ser cortés.

El niño de cabello castaño parpadeó sin responder. Parecía que no entendió lo que dijo Erin esta vez. Ja que era una frase larga.

—¿Pero cuál es tu nombre?

Cuando le pregunté mientras comía la sopa,los ojos dorados se dirigieron hacia a mí con asombro. . Parecía que no lo entendía de nuevo.

—Me refiero al nombre, el nombre.

Erin dijo, señalándose a sí misma con el dedo.

—Mi nombre es Erin. ¿Podrías decirme tu nombre también?

Cuando enfaticé la palabra «nombre», el niño asintió. Afortunadamente, parecía entender conversaciones básicas como «Mi nombre es ~».

El niño respondió, mirando a Erin con ojos dorados brillando como Venus.

—Brownie.

—¿ Brownie? Es muy...

Ese es un nombre lindo.

Erin le dio de comer la sopa en silencio y él lo tragó murmurando.

Cuando el niño terminó de comer la sopa, se sintió un poco mejor. Erin sacó los otros postres de la canasta, tomó un trozo de tarta de manzana y comenzó a masticar.