Eres raro... me gustas

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Cuando use las letras de esta forma significa que hablan en español.

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Era sábado, desperté en mi nueva habitación, tenía alto sueño aunque tuve que levantarme temprano ya que mis papás invitaron a los de al lado a comer un asado. Según mamá ellos no tenían ni idea de que era eso, aunque claro, si lo dice en español no van a entender mucho.
Vivía en Buenos Aires, osea que soy de Argentina, tuvimos que venir a Los Ángeles por temas de trabajo de mi papá, la típica.

*

Adara, mi vida, bajá que ya llegaron los vecinos! — Gritó mamá desde abajo.
Yo fuí bajando las escaleras con paja, al ir bajando poco a poco pude ir viendo a los supuestos vecinos.
Ví a una mujer de unos 40 que supongo que sería Lois, un hombre de más o menos de su misma edad que sería Hal y tres gurises, el más chiquito que se veía re tierno capaz era Dewey, el que le seguía creo que era Mario o algo así... ¿Había un tipo que se llamaba así, no?, Mario César o Julio César, ni idea... Después el otro pibe la verdad que ni idea el nombre, pero estaba bonito a decir verdad.

— Mirá, ella es Lois, — Mamá los iba señalando — él es Hal, Dewey, Malcolm — Malcolm, fuah, nada que ver a Mario — Y Reese... — Reese, habían unas cosas que se comían y se llamaban así creo — Adara, reaccioná — Mamá me sangoloteo de los hombros, al darme cuenta me habia quedado mirando al que se llamaba cómo el chocolate ese raro.
Él me sonrió medio raro, yo le dí una sonrisa falsa, parecía medio rarito el pibe.

— Bueno —  Hice el ruido que uno hace cuando "se acomoda la garganta" y casi vómito pero bueno, lo disimulé —  ¿Qué tal? — Dije, sonriendo mientras asentía, mirando a los tres chicos — ¿Quieren ir a mi cuarto? — Pregunté, de la misma forma pero algo incómoda.
Ricitos y Mario se miraron, Mario le susurró algo a Reese... Qué sorete, que lo diga en voz alta el gil... Reese asintió y me miraron.

— Claro — Habló Mario, su tono era algo egocéntrico, fruncí ligeramente el entrecejo.

Síganme, petes Murmuré lo último bien bajito, ellos no me entendían si hablo español pero mis papás si, ellos me siguieron, cuando subíamos las escaleras papá habló.

— Adara, no hagas despelote — Yo asentí, entré a mi cuarto con los gurises.

Dewey, tengo un par de autitos allí, si los quieres tómalos — Señalé el cajón que contenía los autos y cosas así de cuando era chica.

Genial — Sonrió y fué directo al cajón, casi corriendo.
Me tiré a mi cama mirando el techo, suspirando.

— ¿Nos darás una silla o algo? — Preguntó Malcolm, ¿Por qué su voz es tan odiosa?

— ¿Tengo cara de mucama? — Pregunté en sarcasmo, Reese rió y Malcolm solo lo miró mal — Mario, tú siéntate ahí — Dije apuntando la silla que estaba junto a mi escritorio.

— No soy Mario — Murmuró con su ceño fruncido, sentándose en la silla.

— Me chupa un huevo... Y tú, Reese, siéntate en los pies de mi cama si quieres — Le dí una simple sonrisa, el sonrió y asintió, yo volví mi vista al techo.

*

— No entiendo, ¿te gustan los chicos o las chicas? — Malcolm había preguntado mi orientación sexual, dije que me consideraba pansexual y hace como media hora estamos tratando de hacerle entender a Reese lo que es eso.

— Dios, Reese, me gustan ambos, voy más hacia los chicos pero si, ambos! — Dije, harta de que preguntara lo mismo.

— Pansexual prácticamente es que te guste todo y ya, no hables más, porfavor — No sabía quién estaba más harto, Malcolm o yo.

— Okey, okey... Así que, ¿Podría estar contigo? — Dijo, acariciando mi pierna, yo solté una risa nerviosa muy fuerte  cuando su mirada bajó a mis labios.

— Apenas y nos conocemos — Murmuré apartando su mano de mi pierna — Hace unas horas nos conocemos, amigo, no soy una boluditaDije alejándome un poco de él.

— Que idiota... — Murmuró Malcolm, molesto desde la silla.

Eh! Te escuché! — Le habló Reese molesto a su hermano, su expresión "seductora" cambió a una de enfado, fruncía el entrecejo... Se veía extrañamente lindo.
"Acomodé mi garganta"

Eu,  ¿y Dewey? — Pregunté, los dos miraban a la nada, Malcolm parecía tratar de recordar y Reese... Bueno, ni te cuento, en la suya como siempre.

— Tal vez en el patio — Malcolm se arrastró con silla y todo ya que tenía rueditas hasta la ventana de mi cuarto que daba al patio trasero  — Mierda, no está! — Se levantó de la silla algo enfadado — Mamá nos matará por su culpa si hace algún desastre! — Dewey no parecía de esos niños que  hacían líos, parecía un niño de bien, no cómo Reese, por ejemplo.

— Y en una capaz que está en el frente — Dije poniéndome de pie y caminando hacia las escaleras, Malcolm y Reese a mi paso.
Al abrir la puerta de la casa lo ví justamente en el frente.

— Miren que lindo gatito! — Dijo el niño, cargando en sus brazos a mi gato Lirio, en su tono se notaba su emoción aunque estuviese serio.

— Se llama Lirio — Le sonreí, por el rabillo del ojo ví que Malcolm le hizo una seña al niño que lo golpearía luego, lo ignoré — Quizás, si tú madre te deja, cuando yo esté en clase tú puedes quedartelo... Claro, si es que no vas en el mismo horario — Dije acariciando a Lirio aún en sus brazos

— Me gusta la idea — Dijo, mostrándome una pequeña sonrisa.
Yo despeiné su cabello con cariño y fuí en dirección de los chicos.

¿Ahora qué? — Pregunté, no teníamos nada para hacer.

— ¿Qué tal si- ¿Puedo hablar contigo un segundo? — Malcolm iba a hablar pero Reese lo cortó empujándolo hacia atrás, Malcolm quejándose ante eso. Yo asentí, él me tomó con cuidado de la muñeca, alejándonos de Malcolm y Dewey.

— ¿Te gustan las nubes? — Preguntó, casi susurrando, parecía nervioso, extraño de él, parece muy confiado.

— Claro, son bonitas, el cielo también, su color es lindo — Digo sin darle mucha importancia.

— ¿Sabes?, las llamo 'gatitos del cielo' — Desvió su mirada de mis ojos al cielo, con esa sonrisa estúpida... Tierno.

Reese... Eres raro... — Dije, frunciendo el entrecejo pero aún sonriendo, él me miró apenado, como si se hubiese arrepentido de lo que dijo — me gustasSe acercó como si quisiera besarme, yo puse mi mano en su pecho para alejarlo — Reese, lo dije como amiga — Murmuré rápidamente antes de que hiciera algo estúpido.

— Oh... — Fué lo que salió de su boca, algo desilusionado, luego me miró con un brillo en sus ojos — ¿Eres mi amiga? — Dijo sonriendo, yo reí ante eso.

Eso creo... Yo también les llamo 'gatitos del cielo', al menos cuando era pequeña — Él sonrió asintiendo — Pero si le dices algo a Malcolm te rompo la cara.

— Me sirve — No dejaba de sonreír el muy idiota.

✯ El pibe de al lado ✯ Reese Wilkerson ✯ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora